Cuando incluso las canciones tristes pueden ser alegres

Tienen el verano en el t¨ªmpano y, con cada acorde, ya sea en melod¨ªas te?idas del folclore de su Canarias natal o con ritmos m¨¢s cercanos al Caribe, intentan perpetuar esa diversi¨®n solar propia del est¨ªo. Bailes, tarareo de estribillos. El verano id¨ªlico de Efecto Pasillo dura ya diez a?os y cuatro discos, y con el que ahora lanzan, Barrio de Las Banderas, esperan dar un salto: ¡°Ganar fuerza para expandirnos por Latinoam¨¦rica y afianzarnos en Espa?a¡±. Una gesta m¨¢s complicada desde sellos independientes y que aun as¨ª acariciaron con ¨¦xitos como Pan y mantequilla, Cuando me siento bien o No importa que llueva.

?C¨®mo ser¨ªa una canci¨®n triste de Efecto Pasillo? ¡°Alegre¡±, contestan sin ¨¢nimo de paradojas y sonriendo. Son cuatro y, aunque los componentes van llegando por goteo ¡ªprimero Javier Moreno (bater¨ªa) y Arturo Sosa (bajista), al rato Iv¨¢n Torres (voz) y, por ¨²ltimo, Nau Barreto (guitarra)¡ª, responden en sinton¨ªa, como una sola cabeza, con una sola voz. Todos los temas los firman los cuatro y hay cohesi¨®n, saben lo que buscan.

¡°Quisimos actualizar el sonido atendiendo a los que ahora est¨¢n m¨¢s de moda; est¨¢n en boga ritmos urbanos, una evoluci¨®n del reguet¨®n con mensajes m¨¢s rom¨¢nticos que suena en todas las radios y discotecas y que a nosotros nos gustaba, por ser muy bailable¡±, dice Arturo Sosa. Y, a la vez, rebuscar en las ra¨ªces del folclore canario y explorar qu¨¦ s¨ªntesis pod¨ªan decantar, mezcl¨¢ndolo con m¨²sicas del Caribe y el Cono Sur. ¡°En timbre, Canarias y Latinoam¨¦rica suenan parecido; Canarias siempre ha tenido mucha relaci¨®n con aquella tierra: gente que vino a las islas u otra que fue all¨¢ y que hasta fund¨® ciudades¡±, agrega Sosa, y Javier Moreno asiente.

No es un acto del todo consciente. No se sientan y de forma voluntaria elaboran canciones con jerga o notas que crean que van a ser mejor recibidas entre el p¨²blico latino. Su proceso de composici¨®n consiste en traer al local donde ensayan una idea inconcreta que les bulle en la cabeza, una frase o una sucesi¨®n de acordes, y en ¡°vestirla¡± entre todos. ¡°Incluso cuando Iv¨¢n tiene ya la letra, todos la corregimos y aportamos nuestro granito de arena, la hacemos nuestra¡±, explica Moreno. Lo suyo surge sin premeditaci¨®n, creen que el salto es m¨¢s f¨¢cil desde el archipi¨¦lago: ¡°Nos sale de forma natural acercarnos tanto a la gente de Latinoam¨¦rica. Tal vez sea por una mera cuesti¨®n de habla, de acento. Nos confunden casi siempre con venezolanos, puertorrique?os¡±.

Lo que s¨ª planearon desde que en 2016 los componentes del grupo se fueron de ¡°retiro espiritual¡± a Punta Paloma (C¨¢diz) y, all¨ª, con su productor Tato Latorre comenzaron a perge?ar la forma del disco, fue incluir instrumentos que hab¨ªan captado su atenci¨®n durante viajes al continente americano y m¨¢s ritmos de all¨¢. ¡°El charango, varios de cuerda; hemos incorporado mucho de lo que aprendimos tocando all¨ª a nuestro vocabulario musical¡±, dice Moreno.

Uno de sus primeros sencillos, Carita de buena, naci¨® de un tuit que dec¨ªa: ¡°Quererte me est¨¢ matando¡±. De ah¨ª surgi¨® un estribillo y luego, lo dem¨¢s. Dice Moreno que las redes sociales han sido un gran instrumento en la carrera de Efecto Pasillo, que sus seguidores agradecen sentirles tan cercanos y que a ellos les sirve para conocer mejor sus gustos y para recabar opiniones que de veras tienen en cuenta. Por esos y otros canales les han ido llegando los mensajes que les han convencido de la m¨¢xima que da sentido a su insistente positividad: ¡°La m¨²sica tiene el poder de cambiar el estado de ¨¢nimo¡±. ¡°Algunos nos cuentan c¨®mo nuestras canciones les resultan curativas, c¨®mo hacen m¨¢s leve una enfermedad o les alegran ¨¦pocas en las que personalmente no se encuentran bien¡±, relatan a medias entre Moreno y Torres.

Es el vocalista quien defiende sus banderas, las que dan t¨ªtulo a su ¨¢lbum: ¡°Son musicales, canciones; nuestro barrio est¨¢ hecho con canciones, es una invitaci¨®n abierta a todo el mundo a que escuch¨¢ndolas sienta que nos conoce y por supuesto a que quieran ense?arnos el suyo, su barrio musical, para que podamos aprender nosotros de ¨¦l¡±. ?C¨®mo se consigue mantener infatigablemente ese esp¨ªritu en lo que hac¨¦is? ¡°Apoy¨¢ndonos mutuamente. Si uno est¨¢ mal, otro le levanta el ¨¢nimo. Al fin y al cabo, cuando nos juntamos para hacer m¨²sica, nos gusta divertirnos, y eso es lo que se transmite¡±, sentencia Torres.