Ladrones en el crep¨²sculo

El d¨ªa que se supo que el robo de joyas m¨¢s grande de la historia de Inglaterra, el de Hatton Garden, en la Semana Santa del a?o 2015, 18 millones de euros en la c¨¢mara acorazada del barrio de los diamantes de Londres, lo hab¨ªa perpetrado un grupo de ladrones jubilados de entre 58 y 76 a?os muchos empezaron a pensar en una posible pel¨ªcula. Con este jugoso material, ir¨®nico, desconcertante e insolente, cab¨ªan muchas y de muy distintos g¨¦neros y tonos. Y, sin embargo, la que le ha salido a Ronnie Thompson se queda en terreno de nadie. Un golpe a la inglesa no es lo suficientemente aguerrida. Tampoco divertida ni c¨®mica ni dram¨¢tica ni metaf¨®rica. Es poco, es casi nada.

En su tercer largometraje, Thompson apenas roza su car¨¢cter crepuscular, la rebeld¨ªa de unos individuos en un mundo donde ya no tienen cabida, tras d¨¦cadas de c¨¢rcel, pr¨®tesis de cadera y estados de viudedad. La clave parece estar en la expresi¨®n inglesa old school, que tanto puede incluir su deriva clasicista como su imparable condici¨®n a?eja. Sin embargo, aunque el retrato de grupo es certero en su diversidad, los di¨¢logos, que van de ir¨®nicos pero que nunca tienen la suficiente calidad, acaban conformando una deste?ida fotocopia de las mejores pel¨ªculas de Guy Ritchie (Lock and stock, Snatch), con sus muy particulares acelerones y ralent¨ªs, y esa forma de montaje entre secuencias a trav¨¦s de cortinillas sonoras y cierres de persiana en el plano desde arriba hasta abajo.

Como Ritchie, Thompson sabe colocar canciones en el momento justo, como esa enorme I'm alive, de Johnny Thunder, durante el cl¨ªmax. Pero m¨¢s all¨¢ del ambiente de pub de esos carrozas que ¨²nicamente sue?an con un poco de Viagra para pasarse el resto de los d¨ªas en la Costa del Sol, la pel¨ªcula desaprovecha la oportunidad de retratar la melancol¨ªa de unos seres humanos con fecha de caducidad y un ¨²ltimo impulso de pureza crepuscular.