Una memoria comunitaria

¡°El dinero mejor empleado es en viajar¡±, afirma una anciana, antigua maestra de escuela rural, en Jeric¨®, el infinito vuelo de los d¨ªas, el documental de Catalina Mesa que propone, a su vez, otro modelo de viaje completamente distinto al que, en su d¨ªa, permiti¨® a esa mujer vivir cinco a?os en Florida, aprendiendo la lengua inglesa y ampliando los l¨ªmites de su mundo. Mesa propone un desplazamiento a la memoria oral femenina de una comunidad, al espacio intangible de la evocaci¨®n de un pasado personal y colectivo y, tambi¨¦n, trenza con esas voces la cr¨®nica de la progresiva conquista de una suerte de espacio ut¨®pico, espiritual y colorista, en una de las zonas m¨¢s golpeadas por el conflicto armado que desangr¨® al pa¨ªs: el municipio de Jeric¨®, situado al suroeste del departamento de Antioqu¨ªa, un pueblo con fachadas de colores, tras las que se puede esconder, por ejemplo, el recuerdo de la muerte inasumible de un hijo en manos de los sicarios del narcotr¨¢fico.

Mesa cae, en ocasiones, en una cierta fotogenia del pintoresquismo al m¨¢s puro estilo de un suplemento dominical y se zambulle en una marcada cursiler¨ªa con la imagen final de esas cometas que quieren simbolizar una cierta idea de la transmisi¨®n generacional. Tampoco se revelan afortunadas las coreograf¨ªas casuales sostenidas sobre mambos de P¨¦rez Prado y boleros de Los Panchos. La pel¨ªcula encuentra su fuerza en las voces de esas ocho mujeres que construyen su discurso, entre colchas, enseres de cocina, rosarios e im¨¢genes religiosas.