Ute Lemper, a la conquista del Teatro Real
La cantante alemana trae este domingo al coliseo madrile?o un repertorio con temas de Weill, Moustaki, Brel y Piazzolla, entre otros


Da lo mismo compartir con ella boquerones y carcajadas en una taberna del barrio sevillano de Santa Cruz, brindar con un chianti en un restaurante italiano del West End, re¨ªrte de su franc¨¦s terriblemente alem¨¢n durante una conversaci¨®n telef¨®nica Madrid-Nueva York o padecer su monumental cabreo si has escrito algo que no le ha gustado sobre su interpretaci¨®n de los poemas de Neruda. El car¨¢cter volc¨¢nico y la voz divina ¡ªde diva¡ª de Ute Lemper salen siempre a flote. Y se imponen.
Da igual que sea Piaf o que se meta en la piel de Marlene Dietrich, que susurre hasta la herida el Ne me quitte pas, de Brel, o Avec le temps, de Ferr¨¦, que ataque el Mack the Knife, de Kurt Weill, o que disloque su voz de seda/acero y su cuerpo de avestruz elegante en el maravilloso I Am a Vamp! o cualquier otra canci¨®n de cabaret. Salen de su garganta las notas de la m¨²sica degenerada (Entartete musik) que puso de los nervios a los nazis o los temas de algunos de los musicales que ha paseado por medio mundo: Chicago, Cabaret¡ Ute Lemper (M¨¹nster, 1963), alemana de nacimiento, francesa de adopci¨®n, neoyorquina de residencia y ciudadana del mundo, se deja caer por el escenario del Teatro Real (domingo, 29 de octubre, 20.00).
El p¨²blico madrile?o est¨¢ de suerte, ya sea la furiosa secta de su legi¨®n de fans irredentos o aquellos que tengan la enorme suerte de descubrirla ahora: Lemper viene al Real con el repertorio que le encumbr¨® hace ya tres d¨¦cadas, en vez de con experimentos con gaseosa, como por ejemplo la mencionada ¡ªy malograda¡ª puesta en escena y en m¨²sica de los poemas de Neruda (aunque alguno cantar¨¢ en el coliseo madrile?o) o la fallida interpretaci¨®n de los versos salvajes de Bukowski (The Bukowski Project). Hollaender, Moustaki, Weill-Brecht, Piazzolla, Brel, Ferr¨¦, Gainsbourg¡ conforman esta vez la lista de autores por los que transitar¨¢ con su voz la imponente due?a de esa voz y de ese esqueleto. Un repertorio cl¨¢sico, podr¨ªamos decir. Como tiene que ser, nos atrever¨ªamos a decir tambi¨¦n.
Ute Lemper es capaz de lo mejor y de lo menos acertado. Nunca de lo peor. Pero cuando el cruce de su aura gutural y de un juego de piernas que para s¨ª lo quisiera Cassius Clay consigue obrar el milagro de los panes, de los peces y de la paralizaci¨®n del tiempo, todo se apaga, y est¨¢s solo con ella. Un milagro donde se confunden sin soluci¨®n de continuidad los graves m¨¢s graves y los m¨¢s estridentes agudos, una gestualidad con poco rival en la escena moderna y la vis c¨®mica de una payasa en el mejor sentido de la palabra.
Chistes sobre los espa?oles y los ingleses, alg¨²n que otro zarpazo a los neofascistas de Francia y Alemania, miradas a veces c¨®mplices y a veces quedonas al p¨²blico, una silueta inacabable salida de alguna pel¨ªcula del expresionismo alem¨¢n, y un fraseo que tira para atr¨¢s: son algunos de los ingredientes habituales de la Lemper cuando recorre los escenarios de la vieja Europa.
Vana Gierig, piano. V¨ªctor Villena, bandone¨®n. Romain Lecuyer, contrabajo. Cyril Garac, viol¨ªn.
Ute Lemper, voz.
No se lo pierdan. En el peor de los casos se divertir¨¢n. En el mejor de ellos¡ ya saben, los domingos, milagro.
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