Seducci¨®n de la fama

Si yo fuera Cara Delevingne, estar¨ªa un poquito triste porque mi expareja haya afirmado que la canci¨®n m¨¢s bonita que ha escrito en toda su carrera, ¡®New York¡¯, no trata de nuestra ruptura. Claro que si yo fuera Annie Clark, la artista que firma como St. Vincent, tambi¨¦n estar¨ªa dolida. Despu¨¦s de una impecable trayectoria de 10 a?os, que incluye cinco discos en solitario ¡ªseis si contamos el que hizo a medias con David Byrne, l¨ªder de Talking Heads¡ª, parece que lo ¨²nico que le importa al mundo es si un tema de dos minutos y medio va sobre su ex m¨¢s famosa. Es la consecuencia de haberse convertido en los ¨²ltimos a?os en carne de paparazis. Delevingne y Clark eran la pareja perfecta, j¨®venes, elegantes y talentosas manejando con completa naturalidad su relaci¨®n. Algo que no es tan raro como sol¨ªa, pero tampoco tan habitual como deber¨ªa. Para terminar de complicar la historia tras romper, Clark empez¨® a salir con Kristen Stewart. Cumplidos los 30, dejaba de ser la artista indie perfecta para ser la novia de.

Hasta entonces, Annie Erin Clark, texana de 1982, era exclusivamente m¨²sico. Compositora, cantante y guitarrista, ha sido parte de The Polyphonic Spree y del grupo de Sufjan Stevens. Hab¨ªa colaborado con The National o Andrew Bird. Era reclamada por sus mayores. Por los de los setenta, como David Byrne, pero tambi¨¦n por los de los noventa. Cuando Nirvana sustituy¨® al fallecido Kurt Cobain por vocalistas femeninas en el concierto que marcaba la entrada del tr¨ªo de Seatle en el Rock and Roll Hall of Fame, ella fue una de las cuatro elegidas junto a Joan Jett, Kim Gordon (de los extintos Sonic Youth) y Lorde. Y que en 2014 su disco hom¨®nimo ganara el Grammy a mejor ¨¢lbum de m¨²sica alternativa signific¨® su aceptaci¨®n por la industria.

En Masseduction, el mundo neoyorquino de lujo y fama en el que ha pasado los ¨²ltimos a?os parece haberlo impregnado todo. Desde el t¨ªtulo (¡°seducci¨®n de masas¡±) o el dise?o del producto, lleno de fotos satinadas y colores fl¨²or, hasta la elecci¨®n del productor, Jack Antonoff, el novio de Lena Dunham, un rey Midas implicado en el ¨¦xito de Lorde o compositor para Taylor Swift, que aparece como coautor de casi la mitad del ¨¢lbum.

Eso explica los sintetizadores ochenteros y las cajas de ritmo que invaden gran parte de las canciones. Un sonido expansivo que remite al tecno pop de los ochenta, pero tambi¨¦n a Alanis Morissette o Lady Gaga. Es un disco lleno de referencias que Clark no tiene ninguna intenci¨®n de disimular. ¡®Pills¡¯ acaba como una canci¨®n de Bowie de la etapa Ziggy Stardust. Masseduction podr¨ªa haberlo firmado el Prince de Kiss. La St. Vincent m¨¢s festiva est¨¢ principalmente en la primera mitad, como cuando el vinilo era el formato dominante y el acto de dar la vuelta al disco significaba un cambio.

Es un ¨¢lbum en el que cuesta entrar, las canciones de St. Vincent nunca han sido de las que se entregan a la primera, pero que gratifica el esfuerzo. Y ¡®New York¡¯ es la canci¨®n de ruptura m¨¢s sentida de 2017. La haya inspirado quien la haya ?inspirado.

St. Vincent. Masseduction. Caroline / Music As Usual.