Una pel¨ªcula agradable (?hay quien d¨¦ m¨¢s?)

Cuando era un ni?o razonablemente feliz y despu¨¦s un adolescente l¨®gicamente problem¨¢tico, hac¨ªa interminables y enfermizas listas sobre las cosas que amaba y que detestaba. Ignoro con qu¨¦ prop¨®sito, ya que la memoria adem¨¢s de sentimental y volc¨¢nica era entonces prodigiosa, no hac¨ªa falta grabar en p¨¢ginas lo que te afirmaba en la vida o la hac¨ªa muy complicada. Escrib¨ªa el t¨ªtulo y la valoraci¨®n de las pel¨ªculas que ve¨ªa, tambi¨¦n de la m¨²sica que me alimentaba el alma y de los libros que descubr¨ªa. Jam¨¢s de los seres humanos que condicionaban mi vida, la hac¨ªan odiosa, habitable o gozosa. Siempre maximalista, qu¨¦ desgracia. No s¨¦ qu¨¦ fue de dietario tan apasionado e inocente.

Renunci¨¦ desde hace infinito tiempo a esas listas privadas, a esa intimidad con las cosas que amabas, y, por supuesto, hace muchos a?os que no contesto en revistas especializadas, peri¨®dicos, radios, televisiones, Internet, a esas listas anuales sobre tus pel¨ªculas favoritas del cine espa?ol y extranjero. ?A qui¨¦n le importa?, que dir¨ªa una canci¨®n memorable de aquella cosa tan liviana e impostada denominada movida madrile?a, solo legendaria para los que viv¨ªan de eso y los pol¨ªticos o bur¨®cratas enrollados que las financiaban con progresista mecenazgo.

Lo anterior obedece a mis masturbaciones mentales. Pero me planteo eso tan infantil de las listas de predilecciones, cuando repaso la cantidad de horas olvidables en el mejor de los casos, irritantes tantas veces, que he consumido en la sala oscura durante este a?o. Las ¨²nicas pel¨ªculas que me han provocado algo que merezca la pena son tres for¨¢neas tituladas Dunquerque, Su mejor historia y Lumi¨¨re! Comienza la aventura y una nativa, El autor. Y no es normal. Incluso en las peores cosechas del pasado hab¨ªa m¨¢s cosas a las que pod¨ªas engancharte m¨ªnimamente. Ahora, las ¨²nicas ilusiones, tal vez bald¨ªas, es lo que hayan realizado los mejores autores para series de televisi¨®n. Estoy hablando de David Fincher, David Simon, Paolo Sorrentino, Woody Allen, Martin Scorsese, ofreciendo su inmenso talento a esa cosa ancestral y razonablemente despreciada llamada televisi¨®n.

Y pleno de hast¨ªo con el cine y desolada resignaci¨®n con la existencia, veo una comedia rom¨¢ntica (convendr¨ªa revisitar el significado de comedia rom¨¢ntica) que me entretiene ligeramente. Viene con el aval del festival de Sundance (casi siempre preventivo para m¨ª), del cine independiente (?independiente de qui¨¦n, de qu¨¦?), pero a pesar de ello posee cierta espontaneidad, cierta frescura, cierta pureza, cierta gracia.

Mama, como todos, listos y tontos, de Woody Allen. Cuenta los infinitos equ¨ªvocos, encuentros y desencuentros, entre un humorista y taxista con familia paquistan¨ª, que le exige una esposa de su pa¨ªs, y una psic¨®loga divorciada con padres liberales que no admite l¨®gicamente su dependencia de los rituales y de los principios que le pide su familia. Y no me ocurre nada malo por estar un par de horas en esta grata compa?¨ªa. No es mucho, pero menos es nada.