Aire acondicionado, cojines, detector de sismos: as¨ª se mima un Vel¨¢zquez
El PA?S acompa?a a un t¨¦cnico de la National Gallery durante el montaje de 'Retrato del arzobispo Fernando de Vald¨¦s¡¯ para una exposici¨®n en Ciudad de M¨¦xico
El arzobispo siempre mirando a proa. Las normas de seguridad en el transporte de obras de arte dicen que los cuadros tienen que estar colocados en la misma direcci¨®n en la que vuela el avi¨®n, como un pasajero m¨¢s. "Se supone que as¨ª tienen m¨¢s estabilidad en caso de turbulencias, aunque si hay un accidente grave, realmente, pues da un poco igual¡±, reconoce Daniel Metcalf, el t¨¦cnico de la National Gallery que ha viajado de Inglaterra a M¨¦xico como el escolta personal de un Vel¨¢zquez.
El Retrato del arzobispo Fernando de Vald¨¦s amaneci¨® el viernes de la semana pasada en Londres y el mismo viernes lleg¨® a la hora del brunch a Ciudad de M¨¦xico. Las 12 horas de vuelo son el ¨²nico periodo de tiempo que Metcalf se ha separado del lienzo de 1640, uno de los platos fuertes de una exposici¨®n en el Palacio de Bellas Artes sobre el rojo cochinilla, un pigmento aut¨®ctono mexicano usado desde los tiempos coloniales por pintores y artesanos.
Dentro de una caja de madera, con unos protectores de poli¨¦ster en las tapas de cinco cent¨ªmetros de grosor, embalado y posado de pie entre unos cojines hidr¨¢ulicos, el cuadro viaja literalmente flotando. ¡°Los materiales que protegen al cuadro durante el viaje tienen que ser mullidos y algo flexibles, para que amortig¨¹en la vibraciones¡±. En la bodega del avi¨®n o en el cami¨®n de transporte, durante todo el trayecto el sistema de embalaje est¨¢ dise?ado para que la temperatura se mueva entre una franja de 14 a 22 grados. Nunca m¨¢s fr¨ªo o m¨¢s calor.
¡°Cuando por ejemplo hemos cedido obras al Hermitage de San Petesburgo es diferente. A veces forramos la caja por fuera con un material t¨¦rmico para compensar el fr¨ªo de la temperatura ambiente¡±, explica Metcalf, 52 a?os, y m¨¢s de media vida mimando obras de arte.
Ya en la sala y con la ayuda de tres operarios del museo mexicano, la obra vuelve a respirar. ¡°La temperatura aqu¨ª se mantiene estable en unos 20-22 grados. Es importante que se aclimate al nuevo ambiente, al menos durante un par de d¨ªas antes de ser exhibida al p¨²blico¡±. Por eso, lleg¨® el viernes y la exposici¨®n no se estrenar¨¢ hasta una semana despu¨¦s. Colocado boja abajo sobre una mesa, en el bastidor se coloca un dispositivo que monitorea cualquier movimiento de la pieza. Terminada la red de seguridad anti robo y anti terremotos, al Vel¨¢zquez se le da la vuelta en la mesa como a una tortilla.
Con el retrato severo del inquisidor en la ¨¦poca de Felipe III mirando al techo, los conservadores de Bellas Artes confirman que la pieza no ha sufrido ning¨²n bamboleo durante el viaje. La gu¨ªa es un documento firmado por otro conservador de la National Gallery antes de salir de Londres. Del lienzo dice: ¡°Limpiado y restaurado recientemente. Presenta algunas hendiduras y cinco lamparones en la superficie. Esmalte semibrillante en buen estado¡±. Del marco: ¡°Madera negra tallada y dorada con ornamentos en las esquinas y el centro. Presenta numerosos raspones y quemaduras¡±.
Ayudados con una foto de infrarrojos donde se notan, por ejemplo, los cinco lamparones sobre la sotana de un negro m¨¢s oscuro, los conservadores mexicanos dan el visto bueno y comienza el montaje en la pared. Desde el techo, las cuatro luces no enfocar¨¢n nunca directamente al cuadro y la intensidad no puede pasar de los 50 luxes. Cubriendo todo el lienzo hasta debajo del marco, un vidrio laminado lo protege de dedazos y balazos. ¡°Ante cualquier impacto, el cristal no se astilla, s¨®lo de agrieta¡±. Dos rieles met¨¢licos tienen atornillado el cuadro a la pared. ¡°Fijarlo as¨ª es el mecanismo m¨¢s seguro para evitar robos. Por contra, es una soluci¨®n muy r¨ªgida. Si vibra la pared, tambi¨¦n vibrar¨¢ el cuadro¡±.
¡ªClaro, ?y si hay otro terremoto?
¡ªEsperemos que no haya otro terremoto
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