Melissa Aldana, la gran esperanza del saxo tenor

El jazz siempre anda buscando nuevos talentos, nombres que den un vuelco a sus escenas principales para demostrar que, mientras haya solistas extraordinarios, habr¨¢ esperanza para el g¨¦nero. Por eso, cada temporada nos encontramos con un racimo de presuntas nuevas promesas impulsadas por promotores y discogr¨¢ficas, siempre en busca de ese diamante en bruto que revitalice el jazz y nos devuelva la esperanza.

La saxofonista chilena Melissa Aldana ha sido una de esas promesas desde su primera gira por Espa?a en 2010, y desde la primera vez que pis¨® las tablas del Conde Duque en 2011 junto a Carmen Par¨ªs, cita que ella misma record¨® en su concierto durante la presente edici¨®n de JazzMadrid. Aldana, que tiene ahora 28 a?os, ha crecido y madurado en este tiempo hasta convertirse en uno de los principales referentes de su instrumento, y despu¨¦s de escuchar en directo la direcci¨®n que est¨¢ tomando su m¨²sica, podemos decir que la chilena suena a la gran esperanza del saxo tenor de su generaci¨®n.

Desde los primeros compases de su improvisaci¨®n en la pieza que abri¨® su concierto en Madrid, Over There, Aldana provoc¨® la misma sensaci¨®n que muchos sentimos al escuchar a primeros de los noventa a Joshua Redman o David S¨¢nchez, a Chris Potter cuando eclosion¨® durante esa misma d¨¦cada, o a Donny McCaslin a principios de siglo, por ejemplo. Esa sensaci¨®n de estar ante algo grande floreciendo frente a uno: una improvisadora que toca en absoluta sinton¨ªa consigo misma y que crea con la soltura y la pureza de quien ha encontrado su propio e inequ¨ªvoco camino.

Despu¨¦s de unos a?os consagrada al formato de tr¨ªo con saxo, contrabajo y bater¨ªa, Aldana ha expandido su grupo mediante el pianista Sam Harris, un estimulante interprete que ha grabado y girado asiduamente con Ambrose Akinmusire y que se sale de la l¨ªnea del piano post-bop tradicional, mostrando evidentes influencias del free jazz y un tipo de piano expresionista perfecto para tejer la base que sustenta los vuelos de la l¨ªder. Junto a Harris, el din¨¢mico baterista Tommy Crane y el fiel contrabajista de Aldana desde hace a?os, Pablo Menares, conforman una formaci¨®n que juega en equipo y que eleva la propuesta de la saxofonista a mucho m¨¢s que un t¨ªpico cuarteto de jazz presentando melod¨ªas y alternando solos de forma rutinaria.

El grupo de Aldana suena rotundo y en¨¦rgico, con la l¨ªder descerrajando en cada tema improvisaciones elocuentes y llenas de sustancia. La influencia de Mark Turner resulta ahora menos dominante en su estilo que en el pasado, y la saxofonista toca mas que nunca con una voz personal que contiene trazas de diferentes pilares del saxo tenor contempor¨¢neo, desde su maestro Joe Lovano a algunos herederos de Michael Becker como Chris Potter o saxos altos como David Binney y Greg Osby. Al mismo tiempo, el uso muy expresivo del ligado, un tono profundo y un fraseo limpio y refinado evocan en Aldana a cl¨¢sicos que van desde Benny Carter a Joe Henderson, Warne Marsh o sus venerados Don Byas y Sonny Rollins, siempre templados al calor de la personalidad de la joven saxofonista, tal y como se pudo escuchar en Madrid durante el exquisito I Loves You Porgy de George Gershwin, o el bis que, en solitario con su saxo, recre¨® un Ask Me Now de Thelonious Monk antol¨®gico.

Aparte de estas dos piezas, el resto del recital se compuso de m¨²sica original, en su mayor¨ªa prevista para ser registrada en su pr¨®ximo ¨¢lbum. Si este captura la mitad de la energ¨ªa que escuchamos en Madrid, podr¨ªa ser un disco extraordinario. Y si Aldana toca cada noche como lo hizo en el Conde Duque, estamos definitivamente ante la gran esperanza del saxo tenor en el jazz de la presente d¨¦cada.