Laboratorio de heterodoxias pasadas y futuras
El festival belga Sonic City, celebrado en Kortrijk, tuvo como estrella a Thurston Moore, exmiembro de Sonic Youth
Que un festival musical propone una experiencia l¨²dica parece indiscutible, pero no siempre es un evento estimulante de la vibrante dial¨¦ctica entre lo que ya conocemos y lo que no podr¨ªamos ni imaginar. En su d¨¦cima edici¨®n, el festival belga Sonic City ¡ªeste a?o celebrado en una nueva ubicaci¨®n, el espacio Depart, en la ciudad de Kortrijk, del pasado 10 al 12 de noviembre¡ª tuvo como comisario a Thurston Moore. El antiguo miembro de Sonic Youth, ide¨®logo de la revoluci¨®n alternativa en los noventa que entroniz¨® a Nirvana, pero asimismo abri¨® las compuertas a una concepci¨®n m¨¢s abierta y exploradora del rock, plante¨® un cartel donde la experimentaci¨®n era rasgo principal y los presentes acabamos conversando en lenguajes inc¨®gnitos. Todo ello sin patrocinio comercial ni figurones de temporada, tan solo ayuda institucional.?
Hubo guitarristas de un heterodoxo virtuosismo, como Nels Cline, que ofreci¨® un fant¨¢stico pase en solitario finalizando una et¨¦rea balada con pura improvisaci¨®n ruidista. Steve Gunn y su banda se mecieron en vol¨¢tiles desarrollos folk-rock, y Marisa Anderson adapt¨® tonadas tradicionales a un lib¨¦rrimo contexto. Tambi¨¦n se disfrut¨® a veteranos: los brit¨¢nicos Wire, pospunk de cosecha, o la resurrecci¨®n de This Is Not This Heat, que acoge a dos miembros originales y a un nutrido grupo de j¨®venes m¨²sicos capacitados para rememorar la exc¨¦ntrica ambros¨ªa progresiva y ali?arla con din¨¢micos pasajes desde dos bater¨ªas y variados instrumentos. Las neoyorquinas UT, rescatadas de aquella No Wave que impulsar¨ªa una reformulaci¨®n est¨¦tica tras agotarse la generaci¨®n punk, sonaron nerviosas pero veraces, y el d¨²o de enloquecidos cellos que forman Marcia Bassett y Samara Lubelski nos inyect¨® un raro veneno, al igual que la experimentalista neoyorquina Margaret Chardiet, alias Pharmakon. Sorprendi¨® el joven tr¨ªo finland¨¦s Olimpia Splendid, tres chicas con guitarras y una caja de ritmos reinventando el rock desde el sofoco de una terapia de grito primario.
Sun Kil Moon, cuyo l¨ªder Mark Kozelek presentaba material de sus nuevos ?cuatro ¨¢lbumes! lindando un suave recitado hip-hop en sus personales letras, invitaron a Nels Cline a recordarnos sus filigranas solistas en el seno de Wilco. Todo un acierto. Los australianos Liars, con Angus Andrew ataviado de novia desplantada ante el altar, viraron hacia la electr¨®nica de choque pese al cariz ac¨²stico de sus ¨²ltimas canciones. Y la imparable y casi epil¨¦ptica coreograf¨ªa de guitarras, bajo y bater¨ªa de los holandeses The Ex, la clase de rock que agita conciencias y m¨²sculos por igual, transmiti¨® con meridiana claridad que la anarqu¨ªa podr¨ªa llegar a ser una benigna realidad. Moon Duo actuaron en la fiesta de presentaci¨®n, junto a las j¨®venes promesas Metz y The Soft Moon, activando sus viajes astrales entre la psicodelia visual y los ritmos krautrock, pero sonaron clasicotes en comparaci¨®n.
El ecl¨¦ctico activismo del comisario Moore se regodea en los extremos. Inolvidable fue el apocalipsis port¨¢til del japon¨¦s Keiji Haino, quien acompa?ado de Teun Verbruggen y Jozef Dumoulin levant¨® una salvaje ventisca entre aciaga y espiritualmente nutritiva. Tras su pase, un ext¨¢tico Moore comentaba: ¡®¡¯Nada puede ser mejor que esto¡¯¡¯. Y tambi¨¦n estremecieron la tremenda descarga de apabullante hip-hop/metal de D?lek, el tr¨ªo de Nueva Jersey, o la asilvestrada presentaci¨®n de la joven afroamericana Moor Mother, una nueva generaci¨®n mezclando rima y distorsi¨®n. Abundaron las sorpresas en el segundo escenario: lecciones de free jazz todav¨ªa vital y rupturista como el ofrecido por Joe McPhee o los j¨®venes y brillantes James Brandon Lewis Trio; la extra?eza lynchiana del artista pl¨¢stico Cameron Jamie y el dibujante y radiofonista belga Dennis Tyfus; o la solemne funci¨®n de la artista polaca Ela Orleans, que murmura tonadas sentada ante su ordenador mientras proyecta im¨¢genes del Vampyr de Dreyer. Entre tanta expresividad de alto riesgo, tal vez lo m¨¢s extremo fue asistir a la performance de The New Blockaders, cuyo l¨ªder, Richard Rupinus, maltrata a un sufrido piano con martillo y serrucho. Hostilidad nihilista.
Finalmente triunf¨® lo inesperado. Por ejemplo, la supers¨®nica alianza entre Thurston Moore ¡ªque tambi¨¦n act¨²o con su grupo como parte de la gira de presentaci¨®n de Rock¡¯n¡¯roll Consciousness¡ª, el saxofonista sueco Mats Gustafsson y Stephen O¡¯Malley, guitarrista de los estadounidenses Sunn O))), tremenda ascensi¨®n s¨®nica en la que perdimos gozosamente la noci¨®n del tiempo. Y la ¨²ltima palabra al respecto se la escuch¨¦ a Katherina Bonerfeld, baterista de The Ex: ¡®¡¯Cuando actuamos generamos un espacio de libertad en el que las personas se vean impelidas a tomar decisiones sobre sus vidas. Sabemos que el mundo es un horrible caos, pero todos podemos ser lo que queramos ser, creadores o cualquier otra cosa¡¯¡¯. El estruendo como empoderamiento: eso tan humano de la imposible y por ello tan anhelada b¨²squeda de lo absoluto.
Thurston Moore Group act¨²an el 21 de noviembre en La [2] de Apolo, Barcelona, y el 22 en Cop¨¦rnico, Madrid.
Babelia
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