Mediaciones Meiselas
La Fundaci¨®n T¨¤pies institucionaliza el trabajo de Susan Meiselas, una de las fot¨®grafas m¨¢s ins¨®litas de la agencia Magnum
Si nadie lo remedia, la Fundaci¨®n T¨¤pies se convertir¨¢ muy pronto en uno de los m¨¢s famosos paradigmas de regresi¨®n cultural, cuando Barcelona era apenas un gris decorado modernista, con una plaza de toros y una ruta travesti para un turista aqu¨ª y otro all¨¢. Hoy, el escenario es el de una pasarela donde absolutamente todo, incluso la protesta ciudadana, se embellece como si fuera una ceremonia ol¨ªmpica. La vida cultural barcelonesa languidece y la T¨¤pies es el pen¨²ltimo violinista a punto del hundimiento. Es una visi¨®n de cat¨¢strofe y no la percibimos todav¨ªa, pero ya se puede predecir que la familia del pintor catal¨¢n, fallecido en 2012, finiquitar¨¢ la herencia a una velocidad contemplativa.
La paradoja de visitar la Fundaci¨®n que ocupa el edificio de la antigua editorial Montaner i Sim¨®n adopta ahora el compromiso de Susan Meiselas (Baltimore, 1948), la fot¨®grafa que inventari¨® desde una perspectiva ¨²nica los conflictos armados en Am¨¦rica Central, la di¨¢spora del pueblo kurdo, las c¨¢maras oscuras de la industria del sexo y la sustancia silenciada del maltrato dom¨¦stico. La muestra es formidable porque es capaz de conducir al visitante por su proceso de trabajo con una modestia y fuerza descriptiva poco habitual. Para los nost¨¢lgicos, en la sala s¨®tano todav¨ªa se puede ver una selecci¨®n de los ¡°objetos¡± creados por Antoni T¨¤pies, como un testimonio cada vez menos acaudalado de lo que un d¨ªa fue esta instituci¨®n: uno de los faros m¨¢s activos del arte contempor¨¢neo en Espa?a. En Catalu?a, los dep¨®sitos de las colecciones de arte quieren huir, dicen, pero no habr¨ªa que echarle la culpa a la enrarecida situaci¨®n pol¨ªtica sino a la mezquindad y cortedad de miras de unos cuantos.
Mediaciones se despliega a lo largo de las dos plantas principales de la fundaci¨®n en una instalaci¨®n abierta que pone en contexto cada una de las im¨¢genes tomadas por una autora cuya habilidad para rastrear de forma ¡°inadecuada¡± el cuerpo social la convierte en una de las fotoperiodistas m¨¢s ins¨®litas de la agencia Magnum. Carles Guerra y Pia Viewing comisar¨ªan esta retrospectiva, la m¨¢s completa hecha hasta ahora en Europa y que encadenar¨¢ un segundo cap¨ªtulo en el Jeu de Paume de Par¨ªs (del 6 de febrero al 20 de mayo). El recorrido abarca desde sus primeros trabajos sobre las strippers de las ferias ambulantes en Nueva Inglaterra a la vida cotidiana de las mujeres de la pensi¨®n de 44 Irving Street, donde vivi¨® mientras era estudiante en Harvard; Chicas de Prince Street, un relato callejero de un grupo de j¨®venes en Little Italy, y las series de los conflictos armados en Nicaragua, El Salvador, Irak y Kurdist¨¢n, realizadas entre finales de los setenta y 2000. En pr¨¢cticamente todos los casos, la fot¨®grafa convive durante largos per¨ªodos de tiempo con las gentes del lugar y emplea diversos formatos y materiales de archivo, desde testimonios orales, v¨ªdeos, fotograf¨ªas, libros, dibujos e informes policiales, que le sirven para enriquecer su trabajo con nuevas perspectivas y escalas temporales.
Para esta fot¨®grafa norteamericana, es importante que cada realidad ¡ªguerras, genocidios, desplazamientos, violencia dom¨¦stica tenga un enfoque ¨²nico. Por eso, en la mayor¨ªa de los casos regresa a los mismos lugares con el material que hab¨ªa registrado hace a?os y lo muestra a las personas para saber lo que piensan. Las ¡°mediaciones¡± de Meiselas funcionan tambi¨¦n como un intento de volver a colocar entre las grandes a una instituci¨®n cultural abandonada en una selva artificial de baja fidelidad.
Mediaciones. Susan Meiselas. Fundaci¨®n T¨¤pies. Arag¨®, 255. Barcelona. Hasta el 14 de enero. Co-organizada con el Jeu de Paume (6 febrero-20 mayo 2018).
Objetos. Antoni T¨¤pies. Hasta el 14 de enero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.