¡°Quiero ser torero¡± o la zozobra que provoca la decisi¨®n de un joven de hoy
Los novilleros son los grandes olvidados de la tauromaquia moderna
Primer grupo: Manuel Perera, Juan Jos¨¦ Villita, Valent¨ªn Hoyos¡
Segundo: ?ngel S¨¢nchez, Diego Carretero, Jorge Isiegas¡
Tercero: Santana Claros, Ferrater Beca, David Salvador¡
Y cuarto: Jorge Cordones, Juan Viriato, Quinito¡
El riesgo, los estudios y el incierto futuro, entre las grandes preocupaciones familiares
Son los nombres de 12 chavales que quieren ser toreros. Pero, ?a cu¨¢ntos aficionados les suenan estos apellidos? A muy pocos, sin duda.
Resulta, no obstante, que la mayor¨ªa de estos novilleros cuenta con motivos suficientes para formar parte del universo taurino.
Los del primer grupo compusieron la terna de la final (sin caballos) de La Oportunidad, celebrada recientemente en la plaza madrile?a de Vistalegre.
Los del segundo han hecho el pase¨ªllo este a?o en Las Ventas y no pasaron desapercibidos.
Los del tercero tuvieron el honor de pisar el albero de la Maestranza vestidos de luces.
Y los del cuarto han tenido menos fortuna: Cordones solo ha lidiado una novillada en 2017; Viriato, dos, y Quinito, tres.
El negocio taurino actual es perverso y maquiav¨¦lico
12 j¨®venes cargados de sue?os, dispuestos a mil sacrificios, y a perder la adolescencia y los a?os mozos (y la vida, si fuera necesario) en la b¨²squeda de un objetivo que solo est¨¢ al alcance de unos pocos elegidos.
Estos 12 nombres no son m¨¢s que una representaci¨®n de los 145 novilleros con caballos que componen el escalaf¨®n de 2017, a los que habr¨ªa que a?adir los que han debutado sin picadores, y los que acuden regularmente a alguna de las 58 escuelas taurinas que funcionan en este pa¨ªs.
En mayor o menor medida, unos locos bajitos, unos h¨¦roes sin reconocimiento que pretenden aprender a base de golpes, sinsabores y muchos olvidos una de las profesiones m¨¢s dif¨ªciles de este mundo. (No hay que olvidar la m¨¢xima no reconocida p¨²blicamente por ninguna instituci¨®n civil o eclesi¨¢stica, pero igualmente v¨¢lida: es m¨¢s dif¨ªcil ser figura del toreo que Papa de Roma).
Los novilleros son los grandes olvidados de la tauromaquia moderna; olvidados, s¨ª, menos en su casa, donde se vive -mejor, se padece-, por lo general, una verdadera pesadilla. Sobre todo, si la familia no pertenece al universo taurino, y un d¨ªa se encuentra con la sorpresa de que el chaval re¨²ne a los suyos y dice aquello de ¡°Pap¨¢, mam¨¢, quiero ser torero¡±.
En ese momento, la zozobra se instala en el hogar. La primera preocupaci¨®n, el miedo al riesgo (el peligro inminente y constante es consustancial a la profesi¨®n taurina); la segunda, los estudios (y es tan absorbente que pocos son los que consiguen mantener la cabeza fr¨ªa y compaginar el ¡®veneno¡¯ de los toros con la necesaria formaci¨®n). Y la tercera preocupaci¨®n: el incierto futuro como aspirante a la gloria en los ruedos (se celebran muy pocos festejos menores, por lo que es casi imposible descubrir las verdaderas condiciones de un novillero, que, sin la preparaci¨®n necesaria, se ve obligado, si la fortuna lo acompa?a y sus protector le consigue el contrato, a acudir a la Maestranza o Las Ventas a jugarse a una carta su presente y su futuro).
El escalaf¨®n de novilleros de 2017 es tan esclarecedor como dram¨¢tico: 52 de los 145 que lo integran solo se han vestido de luces una sola tarde; 23, dos tardes; 13, tres, y 9 novilleros, cuatro tardes. En total, 97 personas que se han encontrado de sopet¨®n con la extrema dureza de su vocaci¨®n.
O sea, que el muchacho es un genio o lo tiene muy complicado. Si es un superdotado, asunto harto dif¨ªcil, deber¨¢ demostrar con celeridad sus condiciones, esperar que la suerte le acompa?e, y que surja un avispado y arriesgado apoderado de post¨ªn dispuesto a correr con los muchos gastos que hoy supone sacar a un torerillo del anonimato. Y a¨²n as¨ª no tiene garant¨ªa de nada.
Si, por el contrario, el aspirante apunta buenas maneras, tiene el valor suficiente y ofrece sobrados motivos para ¡®funcionar¡¯ en la profesi¨®n, luchar¨¢ con todas sus fuerzas por salir cuanto antes del pelot¨®n novilleril, tomar la alternativa lo m¨¢s dignamente posible y engrosar -eso s¨ª- la larga lista del paro en la que guarda cola un gran n¨²mero de matadores noveles a los que el sistema les tiene vetado el paso.
Porque el negocio taurino actual es perverso y maquiav¨¦lico: es un c¨ªrculo herm¨¦ticamente cerrado, dominado por varios grandes empresarios-apoderados que representan a las figuras y empe?ados en repartirse en exclusiva la carteler¨ªa de las ferias m¨¢s importantes. En consecuencia, boicotean a los nuevos toreros ¨Cvalores emergentes se les llama ahora- y tratan de desterrarlos al olvido o a la desesperaci¨®n.
?Y los dem¨¢s? ?Qu¨¦ ocurre con esos m¨¢s de cien chavales que cada a?o esperan una llamada telef¨®nica que no suena y ven c¨®mo se marchitan sus sue?os? Unos -muchos- prueban con desigual fortuna en el escalaf¨®n de subalternos; otros reaccionan a tiempo y dirigen sus pasos hacia sectores profesionales menos espinosos, y el resto¡ El resto ¨Cen un n¨²mero mayor de lo que permite la suposici¨®n- se aferra a sus fantas¨ªas y celebra sus veintitantos a?os sin oficio ni beneficio y expulsado del sistema.
Se comprende, entonces, la zozobra y el desasosiego de una familia cuando un hijo le dice un d¨ªa: ¡°Pap¨¢, mam¨¢, he decidido ser torero¡±.
Yerran los taurinos al permitir que los novilleros sean los desventurados de la fiesta; porque alg¨²n d¨ªa, aunque sea con ochenta a?os cumplidos, -pero ese d¨ªa llegar¨¢- se retirar¨¢n las figuras actuales y no habr¨¢ recambio entre los matadores de toros. Y se han equivocado en su empe?o de vivir de las rentas del pasado y no promocionar la fiesta de los toros entre los aficionados j¨®venes. M¨¢s pronto que tarde llegar¨¢ el d¨ªa en que los tendidos estar¨¢n completamente vac¨ªos.
Honor y gloria, pues, para todos los aspirantes a toreros en una sociedad hedonista, bienpensante, buenista y vac¨ªa; honor y gloria a los que se rebelan contra su destino y afrontan un dif¨ªcil reto de sacrificio y esfuerzo, regado de sinsabores y, muchas veces, por la propia sangre. Honor y gloria para todos ellos; para los elegidos para la gloria y para los que derraman dolorosas l¨¢grimas ante un sue?o hecho a?icos.
Hace unos d¨ªas, en un acto taurino celebrado en Sevilla, la exministra Carmen Calvo desempolv¨® una frase de Erasmo de Rotterdam: ¡°Todos merecemos la vida, pero se la merecen m¨¢s los valientes¡±. Pues eso¡
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