Un bomb¨®n caro y exquisito en Temporada Alta

Una joven cuelga de un cable en lo alto de la antigua iglesia g¨®tica del convento de La Merc¨¨ de Girona. Solo se agarra con el dedo ¨ªndice de una mano, pero no parece sufrir. Es una imagen poderosa por cuanto contradice la l¨®gica. El p¨²blico entra a la sala por un agujero en forma de silueta femenina y se acomoda como puede en el suelo casi sin poder dejar de mirar a la mujer suspendida arriba. Pero abajo tambi¨¦n hay algo extra?o: entre los espectadores deambula un perro negro gigante que ma¨²lla, en vez de ladrar. Tambi¨¦n ¨¦l parece tranquilo.

As¨ª empieza Ethica. Natura e origine della mente, del director de escena Romeo Castellucci, uno de los t¨ªtulos m¨¢s esperados del festival Temporada Alta, que pudo verse ayer y anteayer en cuatro sesiones en el Auditorio del Centro Cultural de La Merc¨¨ de Girona. La expectaci¨®n en el arranque de la funci¨®n era m¨¢xima: todos esos elementos extra?os en ese espacio que a¨²n conserva un halo sagrado predispon¨ªan, m¨¢s que a contemplar un espect¨¢culo, a participar en una ceremonia. As¨ª es siempre en realidad el teatro de Castellucci: un rito que exige olvidarse de las prosaicas reglas del mundo exterior para adentrarse en otra dimensi¨®n est¨¦tica desafiante pero tambi¨¦n muy placentera y reveladora. Es lo que lo ha convertido en uno de los grandes renovadores de la creaci¨®n contempor¨¢nea en Europa.

La pieza, de media hora de duraci¨®n, est¨¢ basada en el segundo volumen de los cinco que componen la ?tica de Spinoza, Naturaleza y origen de la mente: una investigaci¨®n sobre el funcionamiento del pensamiento humano, sus mecanismos, su capacidad creadora y su permanente pleito con la finitud del cuerpo. Casi nada. Castellucci, evidentemente, no pretende dar una clase de filosof¨ªa: solo invita al espectador a elevarse y volar al interior de su mente durante unos minutos.

La mujer suspendida en las alturas es la luz. Desde ah¨ª arriba, sin moverse de su posici¨®n nunca, habla con el perro que deambula y ma¨²lla (lleva un reproductor de sonido entre el pelo): ¨¦l es un personaje que Castellucci llama videoc¨¢mara, aunque tambi¨¦n podr¨ªa ser la oscuridad. Al fondo, en el agujero por el que entraron los espectadores, se ven cuerpos pasar: es la mente, que se introduce de vez en cuando en el di¨¢logo entre la mujer y el perro.

El tema era ¨¢rido y el p¨²blico agradeci¨® la brevedad. Espect¨¢culos como este, caros y exquisitos como un bomb¨®n de edici¨®n limitada, ser¨ªan dif¨ªciles de sostener sin la colaboraci¨®n de instituciones culturales y festivales internacionales como Temporada Alta. Este de Castellucci, de hecho, naci¨® de un taller de la Bienal de Venecia en 2013 y se estren¨® en 2016 en Par¨ªs. Despu¨¦s se mostr¨® en Berl¨ªn, Lisboa y la propia Bienal de Venecia. Temporada Alta lo ha tra¨ªdo a Girona este a?o dentro de su Semana de Programadores para darle nueva visibilidad.

No se atrevi¨® el p¨²blico del viernes a aplaudir al final de la funci¨®n. Quiz¨¢ porque parec¨ªa demasiado violento hacer tanto ruido de pronto. Habr¨ªa sido tan raro como aplaudir al final de una misa.