Memoria individual, memoria colectiva

La idea de reunir en un relato la p¨¦rdida de la memoria de un ser humano ¡ªpor amnesia, por alzh¨¦imer¡ª con la necesidad de recuperar la memoria perdida de un grupo humano, de un colectivo ¡ªun pa¨ªs, una raza, un credo¡ª es casi un cl¨¢sico de las intrigas psicol¨®gicas. El secreto individual trasciende a su propio interior, para acabar alcanzando no solo a los que le rodean, casi siempre sus familiares, sino tambi¨¦n a las nuevas generaciones de una sociedad que o ha decidido olvidar o est¨¢ en trance de hacerlo, ya sea por iniciativa propia o por inducci¨®n de sus mayores.

En Argentina, la memoria de la represi¨®n ha venido unida pol¨ªticamente a los indultos realizados por Carlos Menem y a las posteriores Leyes de Punto Final y Obediencia Debida, promulgadas durante la presidencia de Ra¨²l Alfons¨ªn, y aunque en Pasaje de vida, segundo largometraje como director del habitual productor Diego Corsini, nunca se verbalice la idea de pasar p¨¢gina, pulula a lo largo de un relato que se ve con cierto inter¨¦s, pero que arrastra una sombra a¨²n m¨¢s grande que la de los recuerdos de su protagonista: en sus modos de narraci¨®n, en su puesta en escena, en su tipo de fotograf¨ªa y, sobre todo, en la forma de abarcar ambos conceptos, el de la memoria individual y el de la colectiva, la pel¨ªcula se ha quedado antigua antes de nacer, como si fuera un trabajo de hace 20 a?os. As¨ª, no son pocos los paralelismos, por ejemplo, con S¨¦ qui¨¦n eres, pel¨ªcula espa?ola del a?o 2000, dirigida por Patricia Ferreira, y que quiz¨¢ no por casualidad tambi¨¦n ten¨ªa al siempre excelente Miguel ?ngel Sol¨¢ como protagonista del olvido.

Narrada en dos tiempos, la actualidad y aquellos salvajes d¨ªas de la dictadura militar, con los resistentes Montoneros intentando hacer frente a la barbarie, Pasaje de vida habla del deliberado extrav¨ªo de una persona durante a?os a causa de la tragedia, y de los desperfectos causados en la sensibilidad interior de un hijo, en muchos sentidos, abandonado. Quiz¨¢ lo mejor de una pel¨ªcula donde los pasajes del pasado resultan demasiado ret¨®ricos, pero que al menos apunta ese impl¨ªcito matiz, tan importante en algunas grandes pel¨ªculas de Sidney Lumet ¡ªDaniel, Un lugar en ninguna parte¡ª: ?qui¨¦n paga las pasiones y compromisos de los padres? Un hecho que, por otro lado, confirma la deriva remedadora de una obra ya vista, y mejor mostrada, muchas otras veces.