Eminem: Una estrella en horas bajas

Si algo ha demostrado Jay-Z con su inspirado 4:44 es que la crisis de los 40 y el hip hop son absolutamente compatibles. El m¨¦rito del rapero neoyorquino reside en su capacidad para encajar en el contexto actual a partir de un brillante ejercicio de clasicismo y sofisticaci¨®n adulta. A Eminem, por su parte, le sucede todo lo contrario en su nuevo disco, el primero en cuatro a?os: Revival suena anticuado, demod¨¦ y fuera de lugar, las ideas brillan por su ausencia y se detectan numerosas se?ales de desgana y pereza creativa. Pero quiz¨¢s la carencia m¨¢s alarmante del proyecto es su manifiesta incapacidad para llamar la atenci¨®n de las nuevas generaciones. Al disco le resulta imposible competir desde todos los puntos de vista con los lanzamientos m¨¢s calientes del momento y acaba representando la imagen de un rapero envejecido, ajeno por completo a lo que le rodea y sumido en una burbuja de tics, clich¨¦s y lugares comunes cercanos a la autoparodia.

Revival utiliza el discurso pol¨ªtico, las cr¨ªticas a Trump y los alegatos antirracistas como coartada diferencial. Pero se trata simplemente de eso, de una excusa l¨ªrica sin mucha pegada m¨¢s all¨¢ de insultos y comparativas facilonas (Trump y el nazismo), comentarios tard¨ªos sobre la brutalidad policial o panor¨¢micas sociales de brocha gorda. El rap consciente y pol¨ªtico le interesa m¨¢s bien poco, y a excepci¨®n de dos o tres canciones ¨CLike Home o Untouchable¨C, el resto del ¨¢lbum transcurre por los derroteros tem¨¢ticos habituales de Slim Shady: tormento existencial, brotes de ira y una actualizaci¨®n funcionarial de sus relaciones sentimentales y familiares.

Pero no es la aportaci¨®n l¨ªrica el principal problema de Revival. Es en la apuesta musical donde el disco se derrumba por completo. Eminem intenta probar, sin mucho ¨¦xito, nuevas f¨®rmulas de rapear m¨¢s acordes a las nuevas tendencias: Believe, Offended o Chloraseptic dejan entrever la influencia del trap y de los cachorros de SoundCloud, pero en realidad se limitan a evocar la imagen de ese padre cuarent¨®n que fracasa estrepitosamente intentando adaptarse a los gustos, lenguaje y est¨¦tica de su hijo adolescente.

Pese a todo, resultan encomiables estos puntuales intentos del rapero por refrescar su discurso que los momentos m¨¢s f¨¢ciles de asociar a su zona de confort, dominadora absoluta del largo y extenuante listado de canciones. Los samples de The Cranberries ¨C?una versi¨®n hip-hop de In Your Head??en serio?¨C o Joan Jett & The Blackhearts recuperan la peor versi¨®n de Eminem, tan comod¨®n como inofensivo en sus adaptaciones pop rock. Y las colaboraciones de Ed Sheeran, Alicia Keys, Beyonc¨¦ o Pink demuestran su alarmante dependencia de estrellas del mainstream para resaltar su versi¨®n m¨¢s domesticada y accesible para todos los p¨²blicos.