La nena que estaba all¨ª
Un libro re¨²ne las ?Semblanzas e impertinencias¡¯ de Ana Mar¨ªa Moix
Se suele decir que, si se hubieran sumado todos los que le pidieron pr¨®logo a Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, su sepelio tendr¨ªa que haberse producido en el Camp Nou. Y lo mismo podr¨ªa decirse de la despedida que deb¨ªan a Ana Mar¨ªa Moix, La Nena de la literatura de los setenta en Barcelona. Escribi¨® tanto de tantos, fue a tantos sitios en busca de la escritura de los otros, que su funeral (que fue bien nutrido, por cierto, como el de Manolo) hubiera excedido las dimensiones del tanatorio de Collserola, donde fue despedida a principios de marzo de 2014.
Los dos, V¨¢zquez Montalb¨¢n y Ana Mar¨ªa Moix, coincidieron en ¨¦poca y tambi¨¦n en actitud: la atenci¨®n a sus colegas. Y ambos hicieron del periodismo el veh¨ªculo de su afecto literario. De V¨¢zquez Montalb¨¢n hay una producci¨®n ingente de art¨ªculos, pr¨®logos, columnas reportajes o cr¨®nicas, en curso de ser materia de numerosos libros. Moix transit¨®, con su pluma de cronista, de entrevistadora, de columnista¡, en diarios, revistas, en pr¨®logos, e incluso en su correspondencia, paciente y memoriosa. Y no hay de ella tanta atenci¨®n libresca. Ahora acaba de aparecer, para cubrir s¨®lo en parte su producci¨®n period¨ªstica, un libro que recoge, como reza el t¨ªtulo, las Semblanzas e impertinencias (Laetoli) de La Nena, que era como la llamaban todos sus amigos de la ¨¦poca de oro de la amistad literaria en Barcelona y fuera de Barcelona.
El libro ha sido preparado (con notas muy amplias y pertinentes) por la profesora Rosal¨ªa Cornejo. Moix fue una gran entrevistadora, sobre todo en TeleXpr¨¦s; entrevist¨® a todo el que se mov¨ªa en la literatura de principios de los a?os setenta, y se distingui¨® por la por la informaci¨®n de la que dispon¨ªa y por la agudeza de su esp¨ªritu cr¨ªtico, por su infinita curiosidad. Hay un volumen que recopila esas conversaciones. Era entonces La Nena de la gauche divine.
Pero, entre las cosas que faltaban por recoger estaban sus columnas, sus cr¨®nicas, sus semblanzas y sus impertinencias. Al contrario de lo que sucede ahora, los escritores publicaban periodismo sobre los otros, como el citado V¨¢zquez Montalb¨¢n, y para hacerlo no se sentaban en sus cuartos, sino que acud¨ªan a las conferencias o a las presentaciones. Y La Nena era de las que estaba all¨ª para escribir de lo que se moviera. Escribi¨® para el citado TeleXpr¨¦s, para Destino, para Vindicaci¨®n feminista¡ En esta ¨²ltima hizo una columna c¨¦lebre, Nena, no t?enfilis, donde ella encapsula su humor y su genio, su manera de mirar, con iron¨ªa y con convencimiento todo aquello que pasaba en Barcelona despu¨¦s de las siete de la tarde o cuando sucediera algo que le llamaba la atenci¨®n. En sus entrevistas dej¨® en sandalias la literatura de la ¨¦poca, y en esas columnas, un retrato desgarrado de la Transici¨®n mientras ¨¦sta iba tratando de olvidar el temblor fat¨ªdico del franquismo, dej¨® desnudo el tiempo que viv¨ªa, entre la esperanza y el desencanto.
Fue poeta, novelista, y fue sobre todo una persona a la que era imposible no querer. Y no s¨®lo por eso merece la pena releerla, sino porque lo que escribi¨® fue una muestra excepcional de generosidad con sus contempor¨¢neos y con aquellos que hac¨ªan lo mismo que ella: escribir. Ella escribi¨® sin esperar reconocimiento. Y ella lo dio a manos llenas.
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