El amor y lo mejor duran un segundo
La m¨²sica del ruso Serguei Dreznin sobresale en esta adaptaci¨®n de la obra de Stefan Zweig, dirigida con buen pulso por Ignacio Garc¨ªa
Un musical harto diferente de los que pueblan la Gran V¨ªa. Serguei Dreznin, su autor, ha compuesto anteriormente un cabaret inspirado en el campo de concentraci¨®n de Terezin, un Romeo y Julieta en Sarajevo estrenado durante la Guerra de los Balcanes, una s¨¢tira sobre el ascenso y la caida del ultranacionalista austriaco J?rg Haider, una partitura nueva para Victoria sobre el sol,¨®pera futurista de Malevich¡ La que ha escrito en esta ocasi¨®n, tiene enjundia y mantiene una relaci¨®n f¨¦rtil con el texto de Stefan Zweig.
24 HORAS EN LA VIDA DE UNA MUJER
A partir de la obra hom¨®nima de Stefan Zweig. M¨²sica: Serguei Dreznin. Dramaturgia: Christine Khandjian, St¨¦phane Ly-Cuong. Int¨¦rpretes: Silvia Mars¨®, Felipe Ansola, V¨ªctor Mass¨¢n, Germ¨¢n Torres. M¨²sicos: J. Ferr¨¦, Carlos Calvo Tapia, Gala P¨¦rez I?esta, Silvia Carbajal, Irene Celestino Chico, ?lvaro Llorente. Entrenamiento vocal: Maribel Per. Vestuario: Ana Garay. Coreograf¨ªa: Helena Mart¨ªn. Luz: Juanjo Llorens. Escenograf¨ªa: Arturo Mart¨ªn Burgos. Direcci¨®n musical: Josep Ferr¨¦. Versi¨®n y direcci¨®n: Ignacio Garc¨ªa. Sevilla. Teatro Lope de Vega. Del 8 al 11 de marzo de 2018. Horario: de jueves a s¨¢bado a las 20.30. Domingo: 19:30.
En 24 horas en la vida de una mujer, el escritor vien¨¦s habla de c¨®mo las decisiones m¨¢s ¨ªntimas se toman con el coraz¨®n, a menudo abiertamente en contra de lo que la raz¨®n aconseja. Con un sencillo tr¨ªo instrumental (piano, viol¨ªn y violonchelo), Dreznin pone de relieve la discordancia entre la joven viuda protagonista y la atildada burgues¨ªa ociosa inquilina de la Costa Azul, entre su anhelo ¨ªntimo y el pi¨¦lago de convenciones sociales abrazado por los de su clase, entre su idealizaci¨®n del joven jugador y lo que en su fuero interno este es.
En la adaptaci¨®n esc¨¦nica de Christine Khandjian y St¨¦phane Ly-Cuong se pierde inevitablemente la observaci¨®n minuciosa y el detalle caracter¨ªstico de la escritura de Zweig, pero se conservan los hitos argumentales y los giros emocionales por los que va pasando. El adelgazamiento de lo textual se compensa mediante el recorrido f¨¦rtil por el que nos lleva la m¨²sica, cuya presencia no se reduce a los cantables sino que punt¨²a tambi¨¦n los di¨¢logos, sostiene la acci¨®n, conduce las transiciones e informa el espect¨¢culo entero.
Situado en escena, el tr¨ªo instrumentista se conduce con pulcritud vienesa, construye y descompone el vals del casino, entreteje el tango de la pensi¨®n de mala muerte y se aventura con el mejor gusto en un universo de disonancias sutiles, guiado por Josep Ferr¨¦. Los primeros cantables, de car¨¢cter centroeuropeo, dejan paso a otros de estilo manifiestamente anglosaj¨®n una vez que la protagonista ha cedido al amor, como si el espejismo rom¨¢ntico de la pareja no pudiera explicarse hoy m¨¢s que refiri¨¦ndolo al musical de Broadway, cuyo lenguaje Dreznin domina tambi¨¦n (tras escuchar su Ophelia in blue, Alfred Schnittke le llam¨® ¡°el Gershwin sovi¨¦tico¡±). ?No hubiera sido m¨¢s oportuno llevarlos al lenguaje de la opereta?
Silvia Mars¨®, adalid de esta empresa, posee una voz l¨ªrica con agudos expresivos y una plasticidad que le permite pasar sin esfuerzo y con parecida solvencia de lo hablado a lo cantado. Est¨¢ espl¨¦ndida en el recitativo de las manos de los jugadores. Felipe Ansola tiene f¨ªsico, voz y presencia para encarnar con brillo al Adonis lud¨®pata. V¨ªctor Mass¨¢n es eficaz comod¨ªn en un narrador polimorfo inspirado en el Diablo de La historia del soldado, de Ramuz y Stravinski. La verticalidad de la escenograf¨ªa de Arturo Mart¨ªn Burgos le da al montaje un empaque esloveno (estos cortinajes recuerdan los del Hamlet de Tomasz Pandur) o austr¨ªaco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.