Fabulando con David Bowie
El cr¨ªtico musical Rafa Cervera escribe ¡®Lejos de todo¡¯, su primera novela, ambientada en una Valencia postfranquista con el m¨²sico como inspiraci¨®n
Para los habitantes de la rep¨²blica invisible de las canciones, todo lo importante sucedi¨® dentro de los acordes, como templos sagrados fueron aquellas habitaciones cuyas puertas les proteg¨ªan como si fueran ¡°trincheras¡±. En palabras del chaval ¡°extra?o y fuera de contexto¡±, protagonista de Lejos de todo, la novela del cr¨ªtico musical Rafa Cervera (Valencia, 1963), los mejores momentos de un mundo ¡°hecho de soledad¡± llegaban cuando su h¨¦roe musical se pon¨ªa a cantar: ¡°Quer¨ªa creer que David Bowie emerger¨ªa de este muro estucado en blanco para sacarme de aqu¨ª¡±. El anhelo de ese chico, perdido en mitad del verano de 1977 en la Playa de El Saler, ha sido un sentimiento universal en los corazones de tantos adolescentes que pisaron por primera vez la patria mostrada por Bowie, como si, al igual que Mayor Tom, pudiesen pasearse por la luna y las estrellas.
Bowie como inspiraci¨®n, aunque podr¨ªa ser cualquiera de los colosos musicales que han creado su propio y fascinante territorio art¨ªstico, prendido con fuego en existencias desorientadas, como confiesa el autor de Lejos de todo: ¡°Si la novela fuese mi autobiograf¨ªa, el que estar¨ªa en el poster ser¨ªa Lou Reed, en la foto del disco Rock¡¯n¡¯roll Animal. Pero Bowie ha sido y es muy importante en mi vida. Lo meto porque me ven¨ªa muy bien para la historia de adolescentes que quer¨ªa contar¡±.
Cervera, firma habitual de EL PA?S y referente en el periodismo musical desde los ochenta en publicaciones como Ruta 66, debuta en la literatura de ficci¨®n con un libro que diluye la fantas¨ªa y la realidad para cruzar las historias de un adolescente ¡°confuso que se cre¨ªa que era ¨²nico¡± y un David Bowie que, atrapado en su adicci¨®n a la coca¨ªna, acaba en Valencia con el fin de salvaguardarse del mundo acompa?ado de dos fieles amigos, uno de ellos un tal Jimmy, tambi¨¦n conocido como Iggy Pop. ¡°El Bowie que meto en la novela es una persona que est¨¢ en crisis, que necesita cambiar y buscar soluciones, y refugiarse de s¨ª mismo. Algo que le pas¨® en la vida real¡±, explica Cervera. ¡°Me ven¨ªa muy bien para hablar de la melancol¨ªa, la soledad y la p¨¦rdida¡±, a?ade.
Entre 1976 y 1977, a?os en los que transcurre el libro, Bowie realmente se escondi¨® en las monta?as del norte de Suiza, junto al lago Lem¨¢n. Fue un per¨ªodo de gran exploraci¨®n personal, en el que se interes¨® por la m¨²sica cl¨¢sica, la literatura y la pintura, con especial amor por el arte expresionista. Pero para Cervera lo importante es ¡°fabular¡±, situando al genio brit¨¢nico en su tierra natal, con la idea de revivir a trav¨¦s de la escritura esa sensaci¨®n irrepetible en la que, como dice su protagonista, ¡°la vida era algo nuevo, extraordinario y tambi¨¦n inquietante¡±. ¡°No era una necesidad volver a esa etapa, pero s¨ª que era un territorio que me apetec¨ªa explorar. De cuando hab¨ªa pasi¨®n y te fund¨ªas con las voces que te inspiraron¡±, dice. ¡°Es duro volver a la inocencia. A una inocencia que yo ya no tengo. Ya no soy ese. Es duro y doloroso volver a cuando descubriste qui¨¦n quer¨ªas ser. Entonces, est¨¢bamos completamente v¨ªrgenes y necesitados de algo que nos dijese: ¡®Mira, como no eres buen estudiante, eres un desastre como deportista, ni sabes tocar la guitarra¡ no te preocupes porque est¨¢ la m¨²sica¡¯. Esta gente te ense?a el camino. Quieres seguirles y ya veremos luego a ver qu¨¦ pasa¡±.
Cervera tard¨® ocho a?os en acabar la novela y tambi¨¦n fue duro encontrarse durante el proceso de creaci¨®n casi acabado con la muerte inesperada de Bowie. ¡°Fue tremendo. Pero quise tener lealtad a alguien que me ha estado cantando al o¨ªdo¡±, confiesa. Retom¨® el manuscrito inicial, lo cambi¨® y reescribi¨® la historia, col¨¢ndose ¡°m¨¢s melancol¨ªa¡±. ¡°Escribir es como una venganza contra la realidad. Cuando haces ficci¨®n, eres una especie de Dios. Puedes decidir c¨®mo funciona ese mundo, colocas a los personajes y les dices cuando hablan o callan. Tienes el dominio de todo¡±, se?ala. Exactamente igual que cuando est¨¢s dentro de las canciones, como cuando eres un habitante de esa rep¨²blica invisible a la que Cervera, con el impulso de Bowie, le ha dedicado una oda literaria tierna y absorbente.
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