El regreso de pap¨¢ Brexit
El hombre que solo pudo prometer sangre, sudor y l¨¢grimas no es una mera figura hist¨®rica
Un sombrero Homburg abandonado en el Parlamento, un huevo frito sobre una sart¨¦n y un vaso rellen¨¢ndose de whisky en plena ma?ana preceden a la primera imagen fugaz del rostro de Winston Churchill, iluminado por la llama que enciende un puro casi en el instante mismo del despertar. Una buena manera de decir que el hombre que solo pudo prometer sangre, sudor y l¨¢grimas no es una mera figura hist¨®rica, ni un simple personaje cinematogr¨¢fico en el interior de su propio biopic (parcial), sino un icono cuya invocaci¨®n/activaci¨®n necesita ser debidamente ritualizada para poner de nuevo en marcha la maquinaria de ese cine Brexit que, en menos de un a?o, ha recurrido ya cuatro veces ¨CDunkerque, Su mejor historia, Churchill y, ahora, la pel¨ªcula de Joe Wright¨C al mismo periodo hist¨®rico para forjar una nueva mitolog¨ªa de la autoestima nacional.
EL INSTANTE M?S OSCURO
Direcci¨®n: Joe Wright
Int¨¦rpretes: Gary Oldman, Kristin Scott-Thomas, Lily James, Ben Mendelsohn.
G¨¦nero: drama. Gran Breta?a, 2017.
Duraci¨®n: 125 minutos.
Una comparaci¨®n entre la reciente pel¨ªcula de Jonathan Teplitzky y la de Wright permite comprobar con qu¨¦ velocidad se consolidan una serie de lugares comunes en torno a un tema dado: una pel¨ªcula sobre el c¨¦lebre mandatario debe tener a) un actor que se deje la piel en el papel principal (aqu¨ª Oldman se entrega tanto como lo hizo Brian Cox, pero plasma mejor que ¨¦ste la fragilidad del personaje), b) una escena en la que el volc¨¢nico temperamento del protagonista entra en erupci¨®n ante la vulnerabilidad de una joven secretaria, c) otra escena donde es esa secretaria quien logra que el energ¨²meno se humanice, desvel¨¢ndole el precio afectivo y humano de la contienda, d) una conversaci¨®n preclim¨¢tica con el monarca, en la que dos fuerzas antag¨®nicas se reconocen como im¨¢genes en el espejo y e) un cl¨ªmax en forma de discurso (aqu¨ª son tres, enlazados).
El instante m¨¢s oscuro aporta, al l¨ªmite de lo sonrojante, una escena donde un Churchill sin camuflaje vive su particular momento Enrique V en el metro de Londres. Mientras Wright no para de emitir se?ales de Gran Autor que no son m¨¢s que gestos de formalismo vacuo en plano cenital, Oldman intenta buscar una cierta verdad bajo las capas de maquillaje. Y la encuentra.
Babelia
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