¡®C¨¢mbiame¡¯, Telecinco y la mujer-objeto
Escapen de este subproducto televisivo si quieren permanecer a salvo de la mugre y la basura cat¨®dica
El hombre elefante, de David Lynch, nos cuenta el calvario sin freno de un ser humano, John Merrick, a la vez hombre y monstruo. Vean esta obra maestra del cine si quieren saber m¨¢s sobre las fronteras entre el horror y la poes¨ªa, sobre c¨®mo es posible que en el Averno habiten criaturas celestiales.
C¨¢mbiame, de Telecinco y la F¨¢brica de la Tele, nos cuenta el sainete sin l¨ªmites de unos seres humanos, en este caso Olimpia e Isabel, a la vez mujeres y objetos, o sea, mujeres-objeto ya que el estar ah¨ª por voluntad propia no les exime de terminar si¨¦ndolo. Mujer-objeto es aquella a la que se trata como tal con el fin de obtener un beneficio. Por ejemplo, estirar el chicle del share como si no hubiese un ma?ana. Escapen de este subproducto televisivo -uno m¨¢s en la inagotable curr¨ªcula de Mediaset- si quieren permanecer a salvo de la mugre y la basura cat¨®dica.
Cuando unos dirigentes televisivos especializados en la bazofia como concepto y sus capataces, los programadores especializados en la bazofia como formato, unen esfuerzos y se lanzan a por todas, tenemos lo que tenemos. Tenemos, por ejemplo, esta nueva etapa de C¨¢mbiame en directo, donde una alba?il de Ronda hasta los ovarios de su marido y una parafarmac¨¦utica de Castell¨®n ahogada por los complejos corporales se plantan delante de unos seres que afirman sin re¨ªrse que son estilistas y peluqueros y se ponen a llorar delante de ellos.
Pero m¨¢s que ante estilistas, maquilladoras, sastres y peluqueros, por no hablar de los influencers, las it girls, los bloggers y otras estrellas del make over (?oooh yeah!) que pueblan el plat¨® de este esperpento, estamos ante psic¨®logos, bueno ante aspirantes a serlo. Mientras la fantasmag¨®rica cohorte de trasgos con aspecto de chicos y chicas dicharacheros (impagable un tal Moncho) peina, corta, marca, maquilla y viste a las pobres mujeres llegadas en busca de ilusiones, les van preguntando por sus alegr¨ªas y por sus penas (preferentemente por sus penas), les aconsejan, les dicen por d¨®nde hay que ir en la vida, c¨®mo evitar las peores simas, a qu¨¦ recursos echar mano para convertirse de una vez por todas en wonder-women de barrio, los monchos, cristinas, palomas y clays (todos hiperdise?adamente vestidos de negro) se creen m¨¢s en la consulta de L¨®pez-Ibor que en la pelu. Aspiran a la excelencia, no ya de lo est¨¦tico, sino de lo ¨¦tico, mientras la presentadora Carlota Corredera exhala en el plat¨® un l¨¢nguido ¡°ay¡ c¨®mo me emociono¡±.
Lo mejor de todo es contemplar el rostro comprimido de uno de los dos miembros del jurado ¨Chay un jurado, no se sabe bien para qu¨¦¡ª. Pelayo D¨ªaz, que seg¨²n lo define Telecinco en su web es ¡°el it-boy del momento¡± aunque para entendernos es un chico de Oviedo que cada vez sale m¨¢s en la tele (sus m¨¦ritos habr¨¢ hecho, seguro), pone cara de estar pensando en la Cr¨ªtica de la Raz¨®n Pura de Kant m¨¢s que en rulos y sombra de ojos, y ri?e a todo el que se le pone por delante.
De todas formas, tampoco le demos tantas vueltas. El contenido de C¨¢mbiame podr¨ªa ser la ristra de espantos que hemos contado en estas l¨ªneas o cualquier otra cosa. En realidad la verborrea y las l¨¢grimas de esta feria de monstruos son puro relleno. Lo que importa son los 50 anuncios emitidos durante los dos descansos. Con un par. De pesta?as postizas.
* El programa de Telecinco C¨¢mbiame ha arrancado este lunes 29 de enero una nueva etapa con la emisi¨®n en directo del programa, la ampliaci¨®n de su horario y la incorporaci¨®n de nuevos colaboradores
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