Ian McEwan: ¡°Un refer¨¦ndum de independencia no es la soluci¨®n para Catalu?a¡±
El escritor brit¨¢nico recibe el Honoris Causa por la Universidad Carlos III y afirma que la ruptura de un pa¨ªs por refer¨¦ndum cuando s¨®lo la mitad est¨¢ a favor es injusta


Ian McEwan aprendi¨® una lecci¨®n el lunes mientras pasaba por diferentes escalas en varios aeropuertos europeos. Viajaba de Goteburgo (Suecia) a Madrid, donde este martes le otorgaron el Honoris Causa en la Universidad Carlos III. En ning¨²n lugar le pidieron pasaporte. ¡°Pens¨¦ que eso tan simple y tan com¨²n es una utop¨ªa que podemos haber dejado atr¨¢s con el Brexit. Atravesar una parte del mundo sin fronteras. La decisi¨®n de salir ha sido un desastre¡±.
Cuando est¨¢s a punto de cumplir setenta a?os y has escuchado muchas veces Imagine, de John Lennon, algo as¨ª, debe doler. M¨¢s al ser ciudadano del Reino Unido, con un sentido com¨²n acreditado, aunque tal virtud no siempre represente algo recomendable para un escritor. S¨ª lo es la disconformidad como estado mental. Y el mundo en que vive, a McEwan, no le gusta.
Sobre todo esa idealizaci¨®n del pasado como rumbo hacia el futuro. Es lo que, seg¨²n ¨¦l, explica el advenimiento de Trump, el Brexit o fen¨®menos como el de Catalu?a, donde no ve que la soluci¨®n m¨¢s justa sea un refer¨¦ndum. ¡°Para crear tal brecha y un cambio tan definitivo como el que supone salir de la UE o romper con un Estado, no deber¨ªa valer el apoyo de s¨®lo la mitad de la poblaci¨®n. Necesitas algo cercano al setenta por ciento del voto. Si no, resulta injusto. Un grave error¡±.
El autor de Expiaci¨®n o Chesil Beach ¨Cambas publicadas en Anagrama y la ¨²ltima reci¨¦n adaptada al cine-, desconf¨ªa pues tanto de la nostalgia como de la panoplia populista. ¡°En estas historias puedes ver claramente, que ciertas ¨¦pocas a?oradas ahora nunca fueron edades de oro. La idea de Trump o las ¨¦lites pol¨ªticas, econ¨®micas y medi¨¢ticas que han arrastrado al Brexit en mi pa¨ªs, est¨¢ en que el futuro hay que buscarlo atr¨¢s, en el pasado. Y no adelante, como ser¨ªa lo razonable¡±.
¡°Necesitamos m¨¢s periodistas y menos blogueros¡±
En la primera de esas dos novelas, a Briony, su protagonista, le azotaba el espejismo de creer haber visto algo que no fue justo antes de guerra. En la segunda, la represi¨®n y el puritanismo de los pacatos a?os cincuenta lo oscurec¨ªan todo antes de que apareciera el fogonazo de la liberaci¨®n sesentera. ¡°Al recuperar Chesil Beach ahora me di cuenta de que hablaba de cosas muy presentes. Fue un sentimiento que no tuve cuando la escrib¨ª. Lo cre¨ªa superado. Pero no¡ Todo eso ha regresado de manera imprevista. Quiz¨¢s lo ol¨ª, pero no era consciente¡±, asegura minutos antes de ser condecorado en la Carlos III.
No s¨®lo en esa veta que ahonda en el pasado como una posada del infierno. Sino en la creciente sensibilizaci¨®n ante el abuso, que han colocado a la mujer como centro de la creaci¨®n contempor¨¢nea. ¡°En esa novela, el personaje femenino es absolutamente incapaz de verbalizar todo lo que le ocurre por dentro. Su frigidez y su trauma como v¨ªctima del abuso¡±, explica McEwan. Hoy percibe que ha llegado la hora de saldar muchas cuentas en ese aspecto. ¡°Siempre que sea sin llegar a juzgar por juzgar, con meras sospechas¡±, avisa. ¡°Y modernizando ciertos modelos como Madame Bovary, sin dejarnos llevar por ese camino de sadomasoquismo y agon¨ªa por el que Flaubert le hace pasar. Lo importante es que ha llegado la hora de reivindicar y hacer justicia a lo que ha sido una distorsi¨®n hist¨®rica para las mujeres¡±.
El honoris causa ha venido a propuesta de la rama de periodismo y comunicaci¨®n audiovisual. La laudatio corri¨® a cargo de Pilar Carrera, vicerrectora y profesora del departamento. El hecho de que McEwan haya sido guionista y de que algunas de sus adaptaciones al cine hayan resultado ejemplares ¨Ccaso de Expiaci¨®n, gracias, entre otros a Joe Wright, su director- ha servido para que lo reconocieran. ¡°Mi objetivo principal fue siempre convertirme en novelista. A eso sigo dedicando mi lealtad. Pero previamente hice guiones para ganarme la vida. Con esta eclosi¨®n de las series de televisi¨®n, de ser m¨¢s joven, hubiese preferido crear Breaking Bad a The Crown. No me considero muy mon¨¢rquico¡±.
La idea de Trump o las ¨¦lites pol¨ªticas, econ¨®micas y medi¨¢ticas que han arrastrado al Brexit en mi pa¨ªs, es que el futuro hay que buscarlo atr¨¢s, en el pasado"
S¨ª observa algo positivo en esa nueva era de ficci¨®n audiovisual: ¡°El control queda en manos de los guionistas. Ni siquiera recordamos o somos conscientes de quienes han dirigido los cap¨ªtulos. En el cine es al contrario. Te adentras en un proceso muy complejo. Te sientes un mero engranaje dentro de todo un ej¨¦rcito. En la novela, sin embargo, el autor, desde su mesa de trabajo, en su casa, es Dios¡±.
Esa sensaci¨®n la conoce a fondo desde que se estrenara en la narrativa con Jard¨ªn de cemento y siguiera con 14 t¨ªtulos m¨¢s hasta la ¨²ltima, C¨¢scara de nuez. En medio, aparte de las citadas, McEwan ha publicado ¨¦xitos como Amsterdam, El placer del viajero, El inocente, Amor perdurable, S¨¢bado, Solar, Operaci¨®n Dulce¡ Trufando g¨¦neros, pendiendo del ¨¢rbol de la tradici¨®n hacia la modernidad, aunque siempre con riesgos calculados.
No afronta su oficio como un purista. Prefiere permear su escritura con im¨¢genes e incidir al contrario en el otro campo. ¡°Siempre he cre¨ªdo que el lector tiene derecho a ver las im¨¢genes que uno crea cuando escribe¡±. Se siente por tanto un cl¨¢sico puesto al d¨ªa a la fuerza. Reivindica al personaje como centro de la creaci¨®n, m¨¢s que otros mecanismos. En eso, es consciente de que la literatura brit¨¢nica ¨Cque no anglosajona- quiz¨¢s se haya quedado anclada en lugares alejados de la experimentaci¨®n y no haya vivido una intensa renovaci¨®n, caso de la francesa o la hispana. ¡°Puede que haya algo de verdad en eso¡±, asegura. ¡°La clave est¨¢ en incorporar elementos sin huir del factor humano. Eso te conduce a la desafecci¨®n del lector¡±.
Aunque se siente pleno hijo de su tiempo: ¡°Sencillamente, no podemos fingir que el siglo XX ha pasado de largo con sus corrientes renovadoras en la novela¡±, asegura. Pero apunta que han sido, dentro de la lengua inglesa, principalmente los escritores estadounidenses quienes se han aproximado mejor a una s¨ªntesis moderna: ¡°Philip Roth, Saul Bellow o John Updike admiraban a Marcel Proust o James Joyce, pero las peripecias humanas de sus personajes nos sacuden. Saben c¨®mo nadie trasladarte el olor de la calle, los padecimientos de los seres humanos, sus contrasentidos, sus ¨¦xitos y sus fracasos. Nos transmiten como nadie la aventura de estar vivos, el d¨ªa a d¨ªa, con sus dificultades¡±.
No son s¨®lo este tipo de novelistas los que nos sirven de espejo. McEwan tambi¨¦n se siente preocupado por la crisis que viven los medios de comunicaci¨®n: ¡°Necesitamos m¨¢s periodistas y menos blogueros¡±, asegura. ¡°Este asunto de las noticias falsas es la misma coartada anticuada del enga?o de toda la vida. Una excusa para que personajes como Trump, por un lado, triunfen y por otro denigren a los medios y los peri¨®dicos tradicionales. Por mi parte, yo hoy me f¨ªo m¨¢s que nunca de un medio de calidad como The New York Times, The Guardian o The Washington Post y de sus periodistas¡±, comenta.
De esos profesionales que se desplazan a los lugares d¨®nde hay que estar y te lo cuentan: ¡°Ahora son m¨¢s necesarios que nunca los corresponsales de guerra, esa gente con enjundia y experiencia capaces de ver y plasmar la realidad. Quienes al principio quiz¨¢s fuimos reacios a pagar por una buena informaci¨®n que provenga de figuras as¨ª, ya no lo somos. Yo, ahora, lo hago encantado¡±.
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Autor: Ian Mcewan.
Editorial: Anagrama (2018).
Formato: versi¨®n kindle y tapa blanda (448 p¨¢ginas).
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