La realidad de la obstinaci¨®n
Entre sus valores destaca su apuesta arriesgada, la fotograf¨ªa de Aitor Mantxola y la partitura de Paloma Pe?arrubia pero en su fondo se queda en tierra de nadie

BAJO LA PIEL DE LOBO
Direcci¨®n: Samu Fuentes.
Int¨¦rpretes: Mario Casas, Irene Escolar, Ruth D¨ªaz, Quimet Pla, Kandido Uranga.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2017.
Duraci¨®n: 110 minutos.
Vaya por delante el respeto que desprenden las pel¨ªculas con vocaci¨®n suicida, seguramente destinadas a que no las vea (casi) nadie, perge?adas en una mente fuera de los convencionalismos del cine espa?ol, y producidas en condiciones de enorme complicaci¨®n ¡ªf¨ªsica, clim¨¢tica, presupuestaria¡ª. Y, sin embargo, qu¨¦ dif¨ªcil resulta valorarlas en su justa medida cuando, culminada la apuesta y exhibidas en una sala de cine, donde el espectador quiz¨¢ no atienda a obst¨¢culos ni a compromisos y s¨ª a eficacia y provecho, la apuesta no es del todo ganadora.
Bajo la piel de lobo, primera pel¨ªcula de ficci¨®n de Samu Fuentes, atiende seguramente a todas estas variables con su relato del ¨²ltimo habitante de un pueblo perdido de las monta?as del Norte de Espa?a. Di¨¢logos m¨ªnimos, desaf¨ªo de producci¨®n en lo m¨¢s crudo del crudo invierno, e hiperrealismo en su animalidad. Una obra con referentes tan claros como inalcanzables ¡ªDersu Uzala, Las aventuras de Jeremiah Johnson, incluso la reciente El renacido¡ª, centrados en la lucha entre el hombre y la naturaleza, y en la dicotom¨ªa entre civilizaci¨®n y salvajismo, a los que nunca acierta a rozar a pesar de sus innegables virtudes.
Entre sus valores destaca la excelente fotograf¨ªa de Aitor Mantxola, tanto en interiores como en exteriores, tanto en escenarios diurnos como nocturnos, que junto a la notable partitura de la casi novel en cine Paloma Pe?arrubia acaban otorgando a la pel¨ªcula, muy pasada de metraje pero con elegancia en la puesta en escena, de un envoltorio muy aparente. Es, sin embargo, en su fondo donde Bajo la piel de lobo se queda en tierra de nadie. Ambientada en un tiempo indeterminado que podr¨ªa valer para variadas ¨¦pocas del siglo XX, la historia no acaba de concretar sus subtextos, m¨¢s all¨¢ de la rotunda denuncia de la mujer como mercanc¨ªa, ni de adentrarse en el interior de ese personaje sin asideros suficientes para su comprensi¨®n, que interpreta Mario Casas con contundente carga f¨ªsica y alg¨²n vaiv¨¦n vocal.
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