Loving Disney
La pel¨ªcula de Fernando Le¨®n sobre la vida de Pablo Escobar parece no tomar en serio el sufrimiento que caus¨® a la sociedad colombiana
Loving Pablo, de Fernando Le¨®n de Aranoa, basada en el libro del mismo nombre, de Virginia Vallejo, amante y periodista del narco, duele. Y lo hace porque cuenta el drama de la guerra del narco que vivi¨® Colombia en un tono Disney y hasta c¨®mico. Y s¨ª, el director filma con la dureza que merece el narcoterrorista, pero parece re¨ªrse de los muchos de miles de colombianos que padecieron sus bombas, amenazas y miedo. Tambi¨¦n parece hacer burla a las mujeres, que aparecen todas como tontas y/o prostitutas: no hay matices.
La cinta, una gran producci¨®n, escuece y chirr¨ªa ¨Cprincipalmente- por el personaje que interpreta Pen¨¦lope Cruz, Virgina Vallejo, reportera de la ¨¦poca y aut¨¦ntica sex symbol del pa¨ªs. No se entienden sus chillidos hist¨¦ricos, su forma de contonearse gratuitamente por hoteles, fincas y restaurantes, los saltitos que pega cuando su novio -el hombre que lleg¨® a controlar m¨¢s del 80% de la producci¨®n mundial de coca- le mete en la maleta fajos de billetes. Ella, la mujer m¨¢s deseada de su pa¨ªs en su momento, astuta, rica, culta, r¨¢pida y poderosa, no los necesitaba. Y s¨ª, sin duda, le gustaba el dinero, y era ambiciosa y se acost¨® con quien quiso, pero siempre con cabeza. Ella fue mucho m¨¢s que las piernas m¨¢s bonitas de Colombia: fue la persona que encandil¨® a uno de los mayores asesinos de la historia reciente. Su historia es la de un duelo de titanes que no aparece en la cinta.
Fernando Le¨®n se olvida de contar la complejidad de un pa¨ªs que enamora y mata a la vez. No hay matices en su film, y a pesar de retratar el horror de los asesinatos, extorsiones, secuestros y r¨ªos de sangre que provoc¨® el hurac¨¢n Pablo, el director utiliza un tono de princesas de Disney dif¨ªcil de creer. El realizador se pierde la exquisita ocasi¨®n que ofrece el libro de profundizar en el enamoramiento de un monstruo, por ejemplo. No est¨¢ el drama de una Colombia en el que todav¨ªa en la tumba del sicario, todos los d¨ªas del a?o, suena su m¨²sica preferida durante 24 horas. ¡°Nada hace latir m¨¢s a un ego que encontrarse con otro del mismo tama?o (¡) y dominarlo¡±, confiesa Virginia Vallejo en las p¨¢ginas de su libro, en un relato en el que Escobar llega a compararla con Manuela S¨¢enz, la amante de Bol¨ªvar. Hasta la m¨²sica confunde e im¨¢genes duras, como cuando la protagonista se enamora del sicario, en un vertedero de basura donde ¨¦l hace caridad, edulcora una historia que tuvo muy poco que ver con los cuentos de hadas.??
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