Esquirol

Noqueado por toneladas de arengas televisadas, me acost¨¦ el mi¨¦rcoles y jueves con un terrible dolor de cabeza porque yo tambi¨¦n quiero ser feminista, pero no lo consigo al haberme sido diagnosticado machismo cultural con met¨¢stasis. Mi prop¨®sito de la enmienda es sincero y he mejorado mucho, pero se me exige m¨¢s y m¨¢s. Sufro reca¨ªdas porque no se me trat¨® a tiempo y la medicaci¨®n de los sanadores es muy invasiva.

Durante la huelga, conect¨¦ con todas las cadenas para no perder ripio. Al llegar a La Sexta me vine abajo: el pliego de cargos contra el machista era de pena capital. Soy un monstruo, un esquirol, pens¨¦. Maldije el d¨ªa en que ped¨ª a mi prima que me sirviera un vaso de agua porque me encontraba un poco cansado, repantingado en el sof¨¢. A¨²n recuerdo la cara de odio de la ¡®camarera¡¯ cuando me acerc¨® el cuerpo del delito.

Soy un arrepentido. Suscribo sin ambages la doctrina que reclama para la mujer el reconocimiento de capacidades y derechos tradicionalmente reservados para los hombres. La respaldo porque debe ser as¨ª, y tambi¨¦n porque todas las mujeres que han formado parte de mi vida han sido m¨¢s inteligentes que yo excepto mi ex, que me abandon¨® sin saber lo que se perd¨ªa.

Pero me siento incapaz de aprobar la rev¨¢lida del comisariado feminazi. Defiendo la igualdad, incluso la discriminaci¨®n positiva, pero sin avasallar porque me mareo. Sobrellevo el tumor con paliativos, placebos y gerundios: reconduciendo h¨¢bitos y mentalidad, haciendo la cama, colaborando expiatoriamente y preparando el hombre nuevo en familia.

El estudiante de primaria Nicol¨¢s se sum¨® al activismo desde el desayuno, leyendo a su hermanita una reflexi¨®n del Dalai Lama sobre los derechos de la mujer, y en los cuentos del lactante Lucas, el malo no ser¨¢ el lobo sino el machista feroz. Por mi parte, sigo intent¨¢ndolo con Forges: ¡°cari?o, hoy preparo la cena yo. ?D¨®nde est¨¢ la cocina?¡±.