El novillero valenciano Jes¨²s Chover triunfa por pundonor y constancia
Sus compa?eros Alejandro Gardel y ?ngel T¨¦llez, sin pena ni gloria en una larga funci¨®n
Dos horas y cuarenta minutos de novillada; un suplicio para el espectador porque, adem¨¢s, no fue tarde para cantar glorias. Todo lo contrario. La novillada de Fernando Pe?a, desajustada de presencia, con alg¨²n novillo chico en exceso, como el segundo, tampoco aport¨® para que la lidia tuviera inter¨¦s. Solo el lote de Chover, dos novillos con clara impronta de tomar la muleta, con ciertos signos de buena clase, salv¨® la descastada condici¨®n del resto. Novillos parados, justos de fuerzas, llegaron muy apagados al tercio final de la lidia.
El triunfador por m¨¦ritos propios, pero tambi¨¦n por gracia, capricho y compensaci¨®n del presidente, result¨® el valenciano Jes¨²s Chover. Veterano ya en el escalaf¨®n -debut¨® con picadores en 2010-, reaparec¨ªa despu¨¦s del grave percance sufrido en la Feria de Julio del pasado a?o. La suya fue una actuaci¨®n con las ansias y arrebato de un principiante con ganas de comerse el mundo. Mod¨¦lica de actitud, de justificar su nombre en feria tan postinera como las Fallas. En sus dos novillos no dud¨® en irse a porta-gayola para recibirlos de rodillas y del trance siempre sali¨® con la suerte muy limpia de ejecuci¨®n. Estuvo muy variado y activo con el capote, cuajando un racimo de ver¨®nicas al primero de la partida que tuvieron incluso sabor. No perdon¨® un quite, ni en sus novillos ni en el de sus compa?eros. Puso banderillas con m¨¢s voluntad que acierto, es verdad, pero con una alegr¨ªa y disposici¨®n contagiosas. Y con la muleta se vaci¨® del todo. Fue de una entrega total. Unas veces, los muletazos sal¨ªan limpios, otros los atropellaba, pero siempre con la idea de un buen trato a la hora de pasarse a los novillos. Al buen primero le baj¨® la mano, lo oblig¨®, y por el pit¨®n izquierdo le salieron los mejores momentos. Con el cuarto se aceler¨® con los rodillazos de entrada, para centrarse despu¨¦s y lograr momentos estimables. Prisas por llegar a la gente y una voluntad ilimitada. Lo puso todo en juego, no se guard¨® nada en el esport¨®n, y la gente le agradeci¨® su pundonor. Un ejemplo para muchos que empiezan.
PE?A / CHOVER, GARDEL, T?LLEZ
Novillos de Fernando Pe?a, justos y desiguales de presentaci¨®n. Noblones, faltos de casta y apagados en la muleta, a excepci¨®n del primero y cuarto, que fueron excelentes
Jes¨²s Chover: estocada trasera (vuelta al ruedo con fuerte petici¨®n); pinchazo y estocada baja y trasera (dos orejas).
Alejandro Gardel: media estocada y cuatro descabellos (silencio); pinchazo y estocada (silencio).
?ngel T¨¦llez: dos pinchazos _aviso_ dos m¨¢s y estocada _aviso_ (silencio); _aviso_ dos pinchazos, media trasera, descabello _aviso_ y ocho descabellos m¨¢s (silencio).
Plaza de Valencia, 12 de marzo. 2? de Fallas. Un cuarto de entrada.
Por capricho presidencial no le concedieron una oreja de su primero, ganada en buena lid, y por compensaci¨®n ante semejante agravio, el palco le concedi¨® las dos del cuarto tras matar deficientemente. Se equivoc¨® la presidencia en el primero por no premiar, y se volvi¨® a equivocar en el cuarto por compensar y premiar en exceso. Doble error y lamentable error.
La lidia de los otros cuatro novillos no tuvo historia. Alejandro Gardel no encontr¨® el camino con el tullido y chico segundo y acab¨® aburrido con un quinto al que le cost¨® un mundo tomar la muleta. Por su parte, ?ngel T¨¦llez dej¨® patente su puesta a punto en el escalaf¨®n. Tir¨® de oficio para sacar partido del tercero, en el que lo puso todo el torero por nada del novillo. El sexto se neg¨® a tomar el enga?o desde el principio, recul¨®, y la faena, en exceso larga e in¨²til, acab¨® cansando al personal. Para mayor penitencia, estuvo muy desafortunado con la espada en sus dos novillos y se llev¨® para el recuerdo un total de cuatro avisos.
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