El actor de ¡®spaghetti-western¡¯ que fotografi¨® medio siglo de Espa?a

Gracias a que sab¨ªa montar a caballo, el estadounidense Robert Royal (Alabama, 1940) se convirti¨® en fotoperiodista de las postrimer¨ªas del franquismo y de la Transici¨®n espa?ola. Aunque esta historia no arranca en una granja del sur de Estados Unidos, sino en la salita de espera de una audici¨®n para actores en Nueva York. A Royal, entonces aspirante a int¨¦rprete, le coment¨® un tipo con el que rompi¨® a hablar que en Espa?a hab¨ªa mucho trabajo para actores si sab¨ªan ir al trote o al galope. La mina estaba en los spaghetti-western que se rodaban en Almer¨ªa. Royal aterriz¨® en Espa?a en 1963. "Me gust¨® el pa¨ªs, aunque era una sociedad reprimida pol¨ªticamente y, hasta cierto punto, mentalmente. Como estadounidense, me interesaba el lugar del que hab¨ªan escrito Hemingway y Dos Passos, tambi¨¦n su historia... y conoc¨ªa el idioma porque crec¨ª en Miami", dice en el Centro Internacional de Prensa (CIP), en Madrid, donde expone m¨¢s de 40 fotograf¨ªas, en blanco y negro y color, hasta el 30 de abril.

Royal no solo cabalgaba en Almer¨ªa, sino que en seguida empez¨® tambi¨¦n a coger la c¨¢mara. "Me di cuenta de que vender fuera reportajes de moda y noticias me daba un acceso privilegiado a las maravillas del pa¨ªs". Un d¨ªa, en la Escuela de Cine de Madrid, por donde se dejaba caer, apareci¨® "alguien del Ministerio de Informaci¨®n pidiendo un conductor que supiera ingl¨¦s y espa?ol para atender a un productor de EE UU, y fui yo", se?ala. Comenz¨® una etapa de viajes: Egipto, India¡­ a rodar documentales para la aerol¨ªnea estadounidense TWA. Mientras trabajaba en Beirut, le llamaron de la CBS: "Se est¨¢ muriendo el dictador". ?l pregunt¨®: "?Cu¨¢l?", porque hab¨ªa unos cuantos en el planeta. "Vete a Madrid, que Franco est¨¢ muy enfermo". Royal recuerda aquellos d¨ªas "de mucho ir y venir en el palacio del Pardo". "Me compr¨¦ una furgoneta y le met¨ª una cama para poder estar all¨ª todo el tiempo. Algunas noches ven¨ªan ultras para pegar a los periodistas, pero se ve¨ªa claro que era el comienzo del fin de una sociedad que no pod¨ªa seguir m¨¢s tiempo en Espa?a ni en Europa", subraya.

Royal empez¨® a vender sus fotos a medios ingleses y estadounidenses, The Sunday Times, Time o The New York Times¡­ "Vivir la Transici¨®n fue como ver nacer y crecer a un ni?o, hice muchas fotos a Adolfo Su¨¢rez, que no dur¨® como presidente del Gobierno pero hizo mucho, y entraron en el escenario Santiago Carrillo, Manuel Fraga¡­ como yo ven¨ªa de ser actor, los ve¨ªa y todo me parec¨ªa un gran teatro, por c¨®mo hablaban, sus gestos¡­", explica. "Hasta que lleg¨® Felipe Gonz¨¢lez, tranquilo, guapo, joven, y los arroll¨®". Para el corresponsal gr¨¢fico, el expresidente socialista es el personaje que m¨¢s ha influido en la sociedad de Espa?a. Mientras que su "momento hist¨®rico favorito" es la foto de la firma del tratado de adhesi¨®n de Espa?a a la Comunidad Econ¨®mica Europea, el 12 de junio de 1985, con Gonz¨¢lez, el entonces ministro de Exteriores, Fernando Mor¨¢n, y el secretario de Estado para las relaciones con las Comunidades Europeas, Manuel Mar¨ªn.

Ellos y otros protagonistas de la Transici¨®n est¨¢n retratados en la exposici¨®n Robert Royal. Fotograf¨ªas espa?olas. "Los pol¨ªticos de hoy son mucho m¨¢s aburridos", asegura. En las paredes del CIP tambi¨¦n cuelgan im¨¢genes de figuras de la cultura como Eduardo Chillida, "el que ten¨ªa una personalidad m¨¢s interesante"; Joaqu¨ªn Rodrigo, Andr¨¦s Segovia, Manuel Pertegaz, Ouka Leele¡­

De su forma de trabajar, Royal afirma que los mejores reportajes los realiz¨® cuando formaba t¨¢ndem con un periodista. "Lo que hac¨ªa uno, serv¨ªa para alimentar al otro. El redactor pon¨ªa la parte literaria y yo era el testigo con c¨¢mara de lo que ocurr¨ªa".

Con los a?os, "la historia de Espa?a perdi¨® inter¨¦s fuera, el pa¨ªs se estabiliz¨®, hab¨ªa confianza, dinero¡­". Como su trabajo para medios extranjeros no era tan suculento, Royal abri¨® un estudio publicitario, aunque sigui¨® haciendo de fotoperiodista. Hoy calcula que su archivo contiene unos 15.000 negativos. Con nacionalidad espa?ola, su mirada ya no es la del extranjero? sorprendido ante una sociedad que desconoce. Sin embargo, hay algo que sigue sin gustarle de los espa?oles, apunta en broma: "Su manera de conducir".