El Papa: ¡°S¨ª, he dado algunos patinazos¡±
Francisco habla de pol¨ªtica en un libro del soci¨®logo franc¨¦s Dominique Wolton
Ni una semana sin libro. Este es el signo del papa Francisco, que acaba de cumplir cinco a?os en el cargo en loor de multitudes entre los fieles de base (e, incluso, entre agn¨®sticos o ateos), pero sometido a severas cr¨ªticas por parte de incontables jerarcas de la Iglesia cat¨®lica. El soci¨®logo franc¨¦s Dominique Wolton, uno de los grandes expertos en comunicaci¨®n de masas, habla de las causas que hacen del Papa argentino esa figura admirada, querida u odiada. El libro se titula?Papa Francisco. Pol¨ªtica y sociedad. Conversaciones (Ediciones Encuentro), y lo ha presentado en Madrid en presencia del cardenal Carlos Osoro, el prelado local.
La f¨®rmula del autor es in¨¦dita hasta ahora con los papas: sin tapujos, sobre cualquier tema, sin censura, reuni¨¦ndose con Francisco en 12 ocasiones durante casi dos a?os, y abarcando pr¨¢cticamente todo su tiempo de reinado. Tambi¨¦n ofrece humor e iron¨ªas. ¡°No es f¨¢cil hablar con un Papa, pero cuando lo hicimos no paramos de re¨ªrnos", dijo Wolton. Una muestra se recoge en la p¨¢gina 198, cuando Francisco habla de su ser argentino, del por qu¨¦ los argentinos son "tan orgullosos¡±. No es bueno, pero es fuente de chistes, a?ade. He aqu¨ª unos ejemplos contados por ¨¦l: "?Sabe? usted c¨®mo se suicida un argentino? Se sube a la cima de su ego y se lanza desde arriba". Este otro le concierne: "?F¨ªjese hasta qu¨¦ punto es humilde este Papa! Aunque es argentino, ha preferido llamarse Francisco, y no Jes¨²s II". "Somos as¨ª. ?Sabe usted cu¨¢l es el mejor negocio que se puede hacer para enriquecerse? ?Comprar a un argentino por lo que vale, y venderlo por lo que ¨¦l cree que vale!".
Entre iron¨ªa en muchas ocasiones, que demuestran la agilidad mental y la cultura mundana del pont¨ªfice a sus m¨¢s de 80 a?os, el libro de Wolton, es, sin embargo, un trallazo, muchas veces a la clase pol¨ªtica y a los poderosos. Nada le asusta a Francisco. ¡°Es un hombre libre y por eso es terrible¡±, ha afirmado esta misma semana en el Seminario Conciliar de Madrid, tambi¨¦n en presencia del cardenal Osoro, el llamado Gran Predicador del Vaticano, el capuchino Raniero Cantalamessa, encargado en los ¨²ltimos 39 a?os de pronunciar los sermones ante los tres ¨²ltimos papas.
"No es f¨¢cil, no es f¨¢cil", advierte Francisco dos veces a lo largo de las conversaciones con Wolton. Efectivamente, no es f¨¢cil o¨ªr en boca de un Papa que "Europa traiciona sus valores cuando se cierra", en ocasiones "porque tiene miedo", o que la mayor amenaza contra la paz en el mundo es el dinero, "el esti¨¦rcol del diablo", dice textualmente.
Tambi¨¦n razona por qu¨¦ suele decir que "Europa est¨¢ en guerra". "No hay declaraci¨®n de guerra, habr¨¢ que creerse que se trata de algo viejo y superado. Pero se hace la guerra, ?y vaya que se hace! El problema est¨¢ en saber qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de todo eso. Son los traficantes de armas. Pero, ?es legal fabricar armas? S¨ª, es legal. Cada pa¨ªs las necesita para defenderse. Pero d¨¢rselas a los traficantes que las infiltran en los pa¨ªses en guerra entre ellos¡ ?Por qu¨¦? Por el dinero. En estos momentos hay en ?frica, y tambi¨¦n en Siria, digamos en Oriente Medio para no equivocarnos, lugares a los que no tiene acceso la Cruz Roja para sus misiones de asistencia, pero s¨ª llegan las armas. Hay aduanas que dejan pasar las armas, ?pero no la ayuda humanitaria!¡±.
Francisco, que pens¨® en ser dominico antes que jesuita, habla con rabia de las injusticias y con confianza en las nuevas iglesias, sobre todo las de ?frica y Am¨¦rica del Sur, ¡°a pesar de la fragilidad¡±. Tambi¨¦n afirma que la uni¨®n civil de los homosexuales es posible", pero sin el nombre de matrimonio. ¡°El matrimonio es la uni¨®n de un hombre con una mujer. Ese es el t¨¦rmino preciso. Llamemos a las uniones del mismo sexo uni¨®n civil". (P¨¢gina 122).
Acompa?aron a Wolton en la presentaci¨®n en Madrid el soci¨®logo V¨ªctor P¨¦rez-D¨ªaz y Jos¨¦ Luis Rest¨¢n, adem¨¢s del cardenal Osoro. "Francisco no ha puesto ninguna condici¨®n, no me hizo ninguna censura. Solo me pidi¨® omitir el nombre de una pareja de homosexuales argentinos para que no se les conociera. El Papa habla con libertad e inconformismos, con amor al pueblo y a los pobres, tambi¨¦n con rabia por las injusticias y el deseo de que Europa deje de ser una abuela para ser madre", dijo el autor.
La conversaci¨®n tambi¨¦n aborda las dificultades que encuentra el pont¨ªfice en la Curia romana, y de las reformas que se anuncian y no llegan. Probablemente, no se producen tantas faltas de respeto a un pont¨ªfice romano entre sus cardenales, hasta tacharlo de hereje o peligroso comunista, desde el papado de P¨ªo IX, el papa que se proclam¨® infalible por dogma el 18 de julio de 1870, provocando que decenas de obispos abandonasen airados el Concilio Vaticano I.
"Francisco quiere tender puentes, est¨¢ convencido del papel de las mujeres en la curia y dice que habr¨¢ hombres casados en la Iglesia. En Santa Marta [la residencia donde vive y come en el Vaticano] me dijo.... 'No es f¨¢cil, no es f¨¢cil, Dominique". "?Cu¨¢l es el principal pecado?", le pregunt¨® Wolton. Su respuesta: "Todo lo que est¨¢ debajo de la cintura es lo de menos, y si un sacerdote os pregunta ?por qu¨¦?, ?con qui¨¦n?, o ?c¨®mo?... que se lleven a ese sacerdote a un psic¨®logo".
En lo personal, que ocupa la ¨²ltima parte del libro, Francisco se declara feliz en el cargo. "No por ser el Papa, pero el Se?or me lo ha dado y rezo para no hacer tonter¨ªas¡ ?Aunque las hago!". Es en ese momento cuando habla de la virtud de la prudencia. Le preocupa no ser prudente a veces, pero advierte contra una prudencia fr¨ªa, la que no permite comprender "hasta d¨®nde se pueden decir las cosas, y hasta d¨®nde no hay que llegar". Reacciones y cr¨ªticas a sus palabras las ha habido, reconoce. "Cometo errores. Me he equivocado dos o tres veces en mi modo de decir las cosas. Hay ciertas cosas que no puedo decir. S¨¦ que ser¨ªa una falta de educaci¨®n o de prudencia. O una falta de secreto que debo mantener. Pero lo que puedo decir lo digo. Y algunos se escandalizan, es verdad. No busco hablar como un profesor, sino como un pastor".
?Y los periodistas? Reconoce que, aunque nunca ha experimentado angustia, cuando se sube al avi¨®n con los periodistas, tiene "la impresi¨®n de bajar al foso de los leones". Y a?ade: "Entonces empiezo por rezar, despu¨¦s intento ser muy preciso. Hay mucha presi¨®n. S¨ª, he dado algunos patinazos".
Babelia
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