Fortes, torer¨ªa al natural
El diestro malague?o dicta una lecci¨®n de entrega y pureza y se cierra la puerta grande
El fallo con la espada ante el sexto le cerr¨® la puerta grande, pero Fortes ha dejado en Madrid la impronta de un torero nuevo, valiente siempre, con un gusto exquisito, una entrega sin l¨ªmites, templado y puro.
Las dos faenas no fueron apote¨®sicas porque sus toros, los m¨¢s noblotes de un encierro muy blando y descastado, no le permitieron el lucimiento so?ado, pero el torero malague?o dibuj¨® naturales de alta escuela, los pitones siempre roz¨¢ndole la taleguilla y asentados los pies en la arena.
MART?N / EL CID, MORAL, FORTES
Toros de Victorino Mart¨ªn, bien presentados, muy blandos, mansos, sosos y descastados.
Manuel Jes¨²s, 'El Cid': estocada y dos descabellos (silencio); pinchazo, estocada ¡ªaviso¡ª y un descabello (silencio).
Pepe Moral: metisaca, pinchazo y estocada (silencio); dos pinchazos, media ¡ªaviso¡ª dos descabellos y el toro se echa (silencio).
Fortes: estocada (oreja); pinchazo ¡ªaviso¡ª tres pinchazos y casi entera (ovaci¨®n).
Plaza de Las Ventas. Inauguraci¨®n de la temporada. 25 de marzo. Casi tres cuartos de entrada.
Avis¨® en un quite al segundo de la tarde por ajustad¨ªsimas chicuelinas capote¨® con prestancia a su primero, que enga?¨® en varas (acudi¨® tres veces y cabece¨® con feo estilo), y embisti¨® a la muleta con nobleza, pero sin br¨ªo ni alegr¨ªa. A pesar de ello, Fortes le rob¨® un manojo de naturales preciosos, largos, lentos, so?ados, de esos que no se olvidan. Y los ayudados por bajo finales fueron de categor¨ªa. No fue faena grande, pero s¨ª pre?ada de instantes m¨¢gicos.
Otro toro noblote fue el sexto, y tambi¨¦n falto de movilidad en el tercio final. Entre las rayas inici¨® la faena con la mano izquierda y brotaron algunos compases de alta escuela, toreo de verdad, templad¨ªsimos, hermosos y apasionados por su belleza.
Todo se malogr¨® con la espada cuando la puerta grande le esperaba con los brazos abiertos. No fue posible, pero Fortes dej¨® la impronta de que es un torero renovado y v¨¢lido, m¨¢s vivo que nunca, con ansias de escalar puestos m¨¢s altos.
El Cid y Pepe Moral no pudieron hacer m¨¢s que cumplir con su obligaci¨®n de matar sus toros tras comprobar que all¨ª no hab¨ªa alimento para el triunfo. Apagado y desganado se mostr¨® el primero, al que algunos pitaron cuando apareci¨® con una cornada en la parte superior de la pata izquierda, pero pronto se comprob¨® que el problema no era la herida sino su car¨¢cter. El cuarto se desplom¨® a todo lo largo al inicio de la faena de muleta, insulso el animal, y solo permiti¨® buena voluntad de El Cid y un pase de pecho de cartel.
Y el lote de Moral fue otro monumento al desencanto. Se justific¨® el torero sobradamente por actitud y porf¨ªa, pero poco m¨¢s admiti¨® su infumable lote.
Por cierto, esto de ser aficionado a los toros no est¨¢ pagado con nada. Claro, que m¨¢s que afici¨®n es un veneno, una enfermedad. Quien nace con el virus de f¨¢brica o se lo inoculan de peque?o, ya sabe, a sufrir. Y a gozar, solo de vez en cuando. Aguantan el fr¨ªo de ayer y no escarmientan porque est¨¢n enfermos.
Varios miles de ellos (una minor¨ªa, claro que s¨ª, pero buena y respetable) llenaron los tendidos de sol de la plaza de Las Ventas, mientras los de sombra ofrec¨ªan muchos claros porque all¨ª acude mayoritariamente el p¨²blico cuando se anuncian las figuras.
Pero el Domingo de Ramos era festejo para aficionados, y pronto que se not¨®. Protestaron al toro primero, que sangraba por la pata izquierda, y algunos exigieron el cese del presidente cuando a¨²n no hab¨ªa calentado el asiento. Se emocionaron con el tercio de varas del tercero, cuando al animal acudi¨® con alegr¨ªa al caballo, pero no quisieron ver que el toro no empuj¨® con los ri?ones, y luch¨® por huir del castigo. No fue toro de bandera, ni mucho menos, en la muleta, pero lo aplaudieron en el arrastre. Esas son las ganas de ver toros que tienen los aficionados.
Por raz¨®n parecida hubieran sacado a hombros a Fortes si no falla a espadas; porque si bien no firm¨® una faena grande, reconcili¨® a la afici¨®n con el buen toreo. Y eso, amigo, hay que premiarlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.