El imperio del toreo ¡®low cost¡¯
Roca Rey cort¨® una oreja y Ferrera dio una vuelta en una corrida mansa y noble de Victoriano del R¨ªo
La plaza de la Maestranza, una preciosidad, como cada primavera; el ambiente, de lujo, como cada Domingo de Resurrecci¨®n; los sue?os, por las nubes, y la afici¨®n (enti¨¦ndase p¨²blico) f¨¢cil, f¨¢cil, como nunca: no es hambre de toros lo que se mastica, sino la constataci¨®n de que se ha perdido la inherente exigencia de la tauromaquia. Este es el imperio del toreo low cost, y as¨ª son las cosas¡
Hubo momentos de alta tensi¨®n, de toreo bueno, es verdad, pero todo no puede valer. No valen, por ejemplo, los toros que se lidiaron de Victoriano del R¨ªo, correctos, por no decir muy justos de trap¨ªo, escasos de fortaleza, parientes lejanos de animales bravos y dulzones y nobles, eso s¨ª, al gusto de la torer¨ªa andante.
El primero que inaugur¨® la temporada fue devuelto a los corrales. No es lo que se dice un buen comienzo. Bes¨® la arena en varias ocasiones y demostr¨® sin pudor que lo suyo no era la pelea. Despu¨¦s, salieron otros, sosones unos y muy nobles y sin fiereza otros. Destacaron, seg¨²n la nomenclatura moderna, los corridos en tercer y cuarto lugar, correspondientes de Roca Rey y Antonio Ferrera. El primero cort¨® una oreja y el segundo se debi¨® conformar con una vuelta al ruedo tras fallar con el acero a la primera.
DEL R?O / FERRERA, MANZANARES, ROCA
Cinco toros de Victoriano del R¨ªo, ¡ªel primero, devuelto¡ª; el sobrero y el quinto de Toros de Cort¨¦s, correctos de presentaci¨®n, mansos, blandos y nobles; destacaron tercero y cuarto.
Antonio Ferrera: estocada (ovaci¨®n); ¡ªaviso¡ª, media travesada y un descabello (petici¨®n y vuelta al ruedo).
Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares: pinchazo y casi entera (ovaci¨®n); media estocada (silencio).
Roca Rey: estocada ¡ªaviso¡ª (oreja); estocada, un descabello, ¡ªaviso¡ª y el toro se echa (silencio).
Plaza de la Maestranza. Inauguraci¨®n de la temporada. Domingo de Resurrecci¨®n, 1 de abril. Lleno de "no hay billetes".
El joven peruano parece que viene a por todas esta temporada. Le sobran condiciones para ello; desborda valor, entrega, ilusi¨®n y capacidad para conectar con el p¨²blico. Aprovech¨® las buenas condiciones de su primero, al que capote¨® con donosura de salida, y esper¨® en el centro del ruedo, a pies juntos y por ajustados estatuarios en el inicio de la faena de muleta. Con pasmosa facilidad, dibuj¨® varias tandas de derechazos muy jaleados y, despu¨¦s, un rosario de naturales templados y enjundiosos que hicieron sonar los compases de la banda de m¨²sica. Aprovech¨®, en suma, la humillaci¨®n del animal que le permiti¨® ganar el entusiasmo de los tendidos. El toro tard¨® en morir tras un estoconazo y el premio se redujo a una oreja, m¨¢s que merecida.
Se esperaba todo y m¨¢s del sexto de la tarde, pero la muy irregular corrida de Victoriano del R¨ªo lo impidi¨®. Roca Rey quiso darlo todo, pero su toro, acobardado en tablas, se neg¨® a colaborar. Valor sin m¨¢cula ante un animal huidizo que impidi¨® que el torero peruano corroborara una tarde de triunfo en Sevilla.
Y Ferrera, que no pudo m¨¢s que justificarse ante el soso y desabrido primero, sali¨® a por todas ante el cuarto, otro dechado de nobleza, ante el que dict¨® una lecci¨®n de buen gusto, de temple e inspiraci¨®n. Incomparable ese momento en el que la trompeta interpreta el solo del pasodoble D¨¢vila Miura, de Abel Moreno G¨®mez, la plaza silente, y toro y torero, frente a frente, para dibujar una tanda de muletazos tan irregulares como henchidos de magia. Mejor, quiz¨¢, en los adornos que en el toreo fundamental, pero grande su torer¨ªa, su inspiraci¨®n, su forma de andar, sus maneras de pensar e interpretar en la cara del toro. Una media estocada fea y atravesada emborron¨® su obra.
Nada en el haber de Manzanares, poco agraciado con la suerte de un lote muy soso, impropio para el toreo que de ¨¦l se espera. No pudo triunfar, pero se llev¨® un volteret¨®n de miedo cuando pasaba con la derecha a su primero. Vol¨® por los aires y sali¨® milagrosamente indemne del accidente.
En fin, que se hizo de noche ¡ªlas corridas en esta plaza siguen durando m¨¢s que Lo que el viento se llev¨®, inconcebible, por ejemplo, la demora de los toreros en aparecer en la arena tras el anuncio de los clarines mientras la presidencia y el delegado de la autoridad miran para otro lado¡ª y las ilusiones se marchitaron. Detalles, solo detalles, de buen toreo; toros para el desecho y las ilusiones por todo lo alto¡
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