Sergio Pitol, mi mejor amigo
Sergio Pitol pertenece a una generaci¨®n de escritores que se est¨¢ extinguiendo como se extinguen ahora las ballenas y los elefantes
El 12 de abril de 2018 recib¨ª casi al mismo tiempo una foto de la m¨¢quina de escribir de Franz Kafka y la noticia de la muerte de Sergio Pitol.
?Un presagio? ?Una met¨¢fora? ?Un paradigma? ?Una gran tristeza? ?una a?oranza?
Sergio Pitol pertenece a una?generaci¨®n de escritores que se est¨¢ extinguiendo como se extinguen ahora las ballenas y los elefantes
Un gran escritor, pero sobre todo mi mejor amigo.
Un amigo con el que recorr¨ªa muchas ciudades en las noches: Praga cuando fue embajador all¨ª, esa Praga m¨¢gica, transitada calle a calle, gozada en cualquiera de sus recovecos, en algunas de cuyas esquinas orinaba, como lo hac¨ªa marcando su territorio su perro Sacho, a quien quiso m¨¢s que a nadie; esa Praga, nunca objeto directo de su escritura, utilizada de manera interp¨®sita como una probeta donde se practicara una alquimia particular con el ¨²nico objetivo de descubrir una nueva piedra filosofal, la de la propia creaci¨®n escrituraria.
Sergio fue el amigo con el que conversaba noche tras noche, con quien intercambi¨¢bamos textos y chismes, critic¨¢bamos a los amigos; el amigo con quien hablaba de nuestros proyectos y viajes, de pol¨ªtica, con el que iba a la ¨®pera, con quien tanto viaj¨¦, con quien compart¨ª decisivas amistades, Carlos Monsiv¨¢is, Luz del Amo, Luis Prieto, Tito Monterroso, Luis y Lya Cardoza y Arag¨®n, Mario Bellatin, con el que ve¨ªa pel¨ªculas cl¨¢sicas que le fascinaban como Ser o no ser de Lubitsch, un amigo con quien discut¨ªa de literatura, de Emily Bront? y sus Cumbres borrascosas, quien, alguna vez me confes¨®, hab¨ªa sido fundamental para construir la estructura de sus novelas: ¡°¡ en mi formaci¨®n, una obra decisiva, el modelo perfecto para estructurar una novela, una escritura oblicua. Cuando la le¨ª, me interes¨® extraordinariamente esa forma de construir una novela a trav¨¦s de un laberinto de relatos, de filtros, que le impidan al lector saber con exactitud lo que est¨¢ ocurriendo¡ pero m¨¢s, que la novela quede de tal modo abierta que un lector m¨¢s o menos adiestrado pueda irla interpretando, armando, hasta crear su propia novela¡±. Un texto maravilloso como todos los suyos, un texto donde ¡°¡se narra toda una serie de actos cotidianos con aparente precisi¨®n y objetividad. Cuando se cierra el relato se impone esa zona de oscuridad que lo vel¨® durante todo su desarrollo¡±.
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