¡°No son dramas familiares, sino asesinatos de mujeres¡±
El director Xavier Legrand estrena ¡®Custodia compartida¡¯, uno de los ¨¦xitos del a?o en Francia, que aspira a provocar un cambio respecto a la violencia machista
Sol¨ªa ganarse la vida interpretando obras de Shakespeare y de Ch¨¦jov en teatros de provincias, hasta que el cine llam¨® a su puerta y nada volvi¨® a ser igual. En pocos meses, Xavier Legrand (Melun, Francia, 1979) ha pasado de ser un semidesconocido actor teatral a colocarse detr¨¢s de la c¨¢mara para dirigir uno de los fen¨®menos cinematogr¨¢ficos del a?o en su pa¨ªs. El debut de Legrand en el largometraje, Custodia compartida, que se estrena ahora en los cines espa?oles, le ha procurado una trayectoria mete¨®rica. Contra todo pron¨®stico, Legrand se alz¨® con los premios al mejor direcci¨®n y a la mejor ¨®pera prima en la pasada Mostra de Venecia, que subi¨® a recoger entre la perplejidad y las l¨¢grimas. Custodia compartida tambi¨¦n fue aplaudida en San Sebasti¨¢n, donde se llev¨® el premio del p¨²blico a la mejor pel¨ªcula europea, antes de estrenarse en febrero en Francia. El filme, sin estrellas en el cartel y sin la voluntad deliberada de seducir a un p¨²blico masivo, logr¨® acercar a las salas a casi 400.000 espectadores.
¡°Dir¨ªa que ha gustado como propuesta cinematogr¨¢fica, pero tambi¨¦n por hablar de un tema que el cine no siempre ha sabido tratar¡±, opina Legrand, todav¨ªa algo admirado. El tema al que hace alusi¨®n es la violencia conyugal, que el director examina sin elipsis tramposas ni falsos pudores. Su pel¨ªcula empieza en el despacho de una juez, con dos abogados en plena escaramuza verbal para fijar el r¨¦gimen de visitas de un padre divorciado y acusado de malos tratos, plausibles pero nunca probados, a su ex mujer. Lo que arranca como un drama social en la m¨¢s pura tradici¨®n de un cierto cine franc¨¦s termina desvi¨¢ndose por caminos pr¨¢cticamente inscritos en el terror, una palabra que, al director, no le da miedo ni pronunciar ni describir con im¨¢genes. ¡°La pel¨ªcula comienza con la racionalidad de las palabras y termina con un horror casi irreal. Fue una decisi¨®n consciente. A quienes no la conocen de cerca, esa violencia les resulta incomprensible e inimaginable¡±, explica Legrand. El cineasta prefiri¨® no aparecer en la pel¨ªcula como int¨¦rprete, cediendo ese lugar a dos solventes actores, Denis M¨¦nochet y L¨¦a Drucker, con m¨¢s experiencia como secundarios que como protagonistas. Exactamente igual que Legrand, visto en peque?os papeles en el cine de Philippe Garrel o Brigitte Sy, y que debut¨® en los ochenta interpretando a uno de los ni?os de Adi¨®s, muchachos, la m¨ªtica pel¨ªcula de Louis Malle.
Aunque el tema le atormente desde hace d¨¦cadas, no hay nada autobiogr¨¢fico en la pel¨ªcula de este hijo de enfermera y funcionario de prisiones. Para escribir el guion, que empez¨® a redactar hace 10 a?os, Legrand entrevist¨® a v¨ªctimas y verdugos, jueces especializados en divorcios y reconocidos expertos en sociolog¨ªa. Al director le gustar¨ªa que Custodia compartida provocara un cambio. ¡°Por eso reivindico el t¨¦rmino de cine pol¨ªtico, de guerra o de terror, m¨¢s que social¡±, sostiene Legrand. M¨¢s que la invisibilidad del debate en la esfera p¨²blica, el director lamenta el enfoque medi¨¢tico que se le suele conceder. ¡°No es que hablemos poco del tema, es que hablamos mal. Solo en 2016, murieron 123 mujeres en Francia asesinadas por sus maridos. La prensa local segu¨ªa hablando de 'dramas familiares' en sus titulares. Debemos empezar a tener claro que, en realidad, no son ¡®dramas¡¯, sino homicidios. Hay que dejar atr¨¢s ese gusto por el crimen pasional o la situaci¨®n no mejorar¨¢¡±, a?ade el director, que ya trat¨® el tema, con los mismos autores, en un cortometraje rodado en 2013, Avant que de tout perdre, que se alz¨® con un C¨¦sar e incluso una nominaci¨®n al Oscar.
Custodia compartida es tambi¨¦n un estudio sutil de la crisis de la masculinidad y una denuncia impl¨ªcita de las f¨¦rreas estructuras del patriarcado. ¡°Son cosas que est¨¢n relacionadas [con el maltrato]. En el fondo, todo depende del papel que hagamos interpretar a los ni?os y las ni?as¡¡±, dice Legrand, que aboga por erradicar el problema a trav¨¦s de la educaci¨®n y el replanteamiento de los roles de g¨¦nero. ¡°Cuando le ense?as a un ni?o que tiene que ser fuerte y aprender a pegarse, le transmites una violencia. Cuando aplaudes que un hombre se comporte como un Don Juan, pero tildas de puta a la mujer que decide hacer lo mismo, despu¨¦s pasa lo que pasa. La construcci¨®n de lo que es un hombre y una mujer es corresponsable de la violencia conyugal. La situaci¨®n ha cambiado, pero no lo suficiente¡¡±.
Legrand no ha abandonado el teatro, pero ya encara el que ser¨¢ su segundo acto en el cine. ¡°Preparo una comedia negra. No quiero ser director de un solo tema o de un solo g¨¦nero. Esta vez, de hecho, voy a privilegiar la forma¡±, dice el cineasta, que hasta ahora dec¨ªa enorgullecerse de ¡°no tener estilo¡±. Eso s¨ª, seguir¨¢ apostando por un cine accesible y de tono infrecuente en el ¨²ltimo cine franc¨¦s, cada vez m¨¢s polarizado entre las grandes comedias populares y una producci¨®n m¨¢s refinada, pero destinada a un p¨²blico minoritario. Custodia compartida parece una heredera inconfesa del antiguamente llamado cin¨¦ma du milieu (¡°del medio¡±), hoy en proceso de extinci¨®n. ¡°Me alegro de o¨ªr lo que dice. Hice la pel¨ªcula obsesionado con una idea: que fuera accesible para todo tipo de espectadores, que no resultara intelectual ni se inscribiera necesariamente en el cine de autor. Mi preocupaci¨®n es hacer un cine popular, en el que sea la emoci¨®n lo que prime. Yo abogo por un elitismo para todos¡±.
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