Mar¨ªa Due?as: ¡°No soy escritora todo el d¨ªa¡±
La profesora que revolucion¨® el mercado con 'El Tiempo entre costuras', presenta 'Las hijas del capit¨¢n'
Nos vimos hace siete a?os ¡ªcuando ella ya era la mujer del mill¨®n de libros con El tiempo entre costuras¡ª en la se?orial sede de su editorial en el cogollo noble madrile?o. Ahora, nos vemos en la nueva casa de su sello en un pol¨ªgono, en una met¨¢fora del abaratamiento general de los tiempos. Por lo dem¨¢s, la joya de Planeta, la exprofesora reconvertida en escritora superventas, con cuatro t¨ªtulos y m¨¢s de cinco millones de ejemplares vendidos, no ha cambiado gran cosa. Por fuera est¨¢ hasta m¨¢s lozana, como les sucede a tantas mujeres de su a?ada. Por dentro, m¨¢s zen, si fuera posible. En su nueva novela, y en las anteriores, hay mujeres que las pasan de todos los colores para progresar en tierras extra?as. Esta vez en el Nueva York de los a?os 30.
?Por qu¨¦ no un libro ambientado en Parla, o Cartagena?
Porque cada novela, adem¨¢s, es un trozo de mi vida. Vivo dos a?os en una c¨¢psula y quiero estar a gusto. No tengo nada contra Parla o Cartagena, pero me apetece vivir una pararrealidad que se salga de lo cotidiano. Intento crear atm¨®sferas que enamoren y yo tambi¨¦n quiero disfrutarlas.
Sin embargo, a sus protagonistas se las hace pasar canutas.
Les agito para que reaccionen. Cuando la vida te empuja y aprieta, se producen reacciones interesantes. Que te suceda algo que te convulsione, que te ponga en el disparadero, que te saque de tu tiesto, nos hace sacar cosas que no sabemos que llevamos dentro.
Usted empez¨® a escribir por salir de su rutina de profesora.
No necesitaba un cambio, llevaba una vida c¨®moda, pero me apetec¨ªa ilusionarme con un proyecto vital nuevo. Ni siquiera sab¨ªa si iba a lograr publicar. Jam¨¢s se me ocurri¨® asomarme a ver qu¨¦ pod¨ªa pasar despu¨¦s.
?Le ha cambiado el ¨¦xito?
Cuando te pasa esto con cierta edad, tienes la madurez, lucidez y templanza para que no te trastornen. Hombre, han cambiado cosas, pero lo b¨¢sico ni he querido ni me he dejado. Podr¨ªa haberme convertido en otra, pero tuve claro que no me pod¨ªa volverme loca, despegar los pies del suelo.
No me diga que no se da cuenta de que la llevan en palmitas.
Eso no es peloteo, es que me quieren y me cuidan. Sigo con el mismo equipo que confi¨® en m¨ª cuando no me conoc¨ªa nadie, cuando empezaba la crisis, cuando se llevaban los Larsson y los cr¨ªmenes n¨®rdicos y lo m¨ªo, no.
?Ha creado tendencia?
S¨ª, bueno, quiz¨¢ es un buen momento para las escritoras en espa?ol en general. Hay una generaci¨®n donde muchas de nosotras ya ten¨ªamos una vida hecha, una profesi¨®n, y nos desviamos hacia aqu¨ª buscando otro camino. Dolores Redondo, Luz Gabas... Nuestro existir no gira solo alrededor de los libros que escribimos.
?A¨²n no se siente escritora?
S¨ª, pero no soy escritora las 24 horas. Soy una mujer normal que tiene otros intereses, otras parcelas y otras preocupaciones en la vida. Es mi trabajo, un trabajo gustos¨ªsimo, pero la vida tiene otras cosas, aunque este me consuma gran parte de ella.
</CF>Defina el sello Due?as.
?gil, humano y envolvente. Intento crear ambientes seductores para que el lector no me deje.
?Qu¨¦ desayuna para ser, o parecer tan serena? Yo quiero.
Caf¨¦ y silencio. Lo dec¨ªa mi madre y yo no la entend¨ªa. Pero ni soy tan serena ni tan tranquila. Digamos que os enga?o un poco
?Se ha creado un personaje?
No, esa tambi¨¦n soy yo. Pero, s¨ª, me blindo. Me tuve que echar a los medios, o los leones de la prensa y pens¨¦, o me preservo, o fenezco, As¨ª que voy de cauta y luego en mi vida privada soy otra cosa.
Venga, confiese alg¨²n exceso.
Es muy dif¨ªcil que pase un d¨ªa sin tomarme dos copas de vino.
?Qu¨¦ antojo se ha concedido con los beneficios de sus libros?
Poder comprar tiempo y libertad. Quitarme la presi¨®n del calendario y el engranaje de un trabajo. Escribo lo que quiero, cuando quiero, nadie me presiona: eso es mejor que un bolsazo de Dior.
Hace siete a?os, sus hijos no la le¨ªan. ?Hemos avanzado algo?
La mayor, de 23 a?os, est¨¢ con el ¨²ltimo. El de 20 me ha prometido leerlo en verano. Veremos.
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