Ajuste de cuentas entre hija y madre con empate final
La ilustradora feminista Lola Vendetta desmitifica la relaci¨®n maternofilial en su libro gr¨¢fico ¡®?Qu¨¦ pacha, mama?¡¯
Raquel Riba Rossy (Barcelona, 1990) estaba cabreada. Muy cabreada. Con su cuerpo, con sus prejuicios, con el mundo, con la vida. De ni?a rarita pas¨® a adolescente rarita y a adulta rarita, en el sentido de no encajar en ning¨²n molde ni sentirse parte de ning¨²n reba?o. O sea, como casi todos. Pero ella era distinta. Riba Rossy, como tantos por otra parte, personific¨® todo su enfado y su malestar en alguien en concreto. La que se supone que m¨¢s deb¨ªa querer y que m¨¢s la deb¨ªa querer a ella: la mujer que la trajo al mundo, la madre que la pari¨® en persona.
¡°Estaba furiosa con ella por haberme educado as¨ª, por hacerme sentir mal por no querer tener hijos, o por no estar delgada, o por sufrir por los chicos. No quer¨ªa lidiar con esas sensaciones, y le echaba a ella la culpa de todos mis males¡±, cont¨® la artista la pasada semana en la redacci¨®n de EL PA?S. Nada del otro jueves. El conflicto generacional de toda la vida magnificado por la rebeld¨ªa, el car¨¢cter de a¨²pa y el feminismo precoz de la ni?a. Pero ya hemos dicho que Raquel era distinta. Y dispon¨ªa, aparte del arsenal de recursos de todo hijo en guerra con su madre, de un par de armas propias: su talento y sus l¨¢pices. As¨ª que la ilustradora decidi¨® plasmar ese ajuste de cuentas entre hija y madre en ?Qu¨¦ pacha, mama? (Lumen), un libro gr¨¢fico a la vez descarnado y tierno que acaba de presentar en v¨ªsperas del D¨ªa de la Madre. Al final, en el libro, como en la vida de ambas, el combate entre palo y astilla acaba en tablas.
La Raquel adolescente era tremenda con su madre: ¡°La usaba como un saco de boxeo. Era s¨¢dica con ella. La forma que ten¨ªa de llamar su atenci¨®n era liarla parda: hacerme tatuajes, piercings, tratarla de pena. En realidad, la culpaba de todo mi dolor porque todav¨ªa no me hac¨ªa cargo de m¨ª misma. La mataba a ella, cuando ten¨ªa que matar mi ego¡±, recuerda la ilustradora, cuyo nombre de guerra, Lola Vendetta, da idea de su esp¨ªritu inconformista y combativo.
En sus dibujos, Vendetta, armada con una catana, imparte su particular justicia feminista sobre los estereotipos acerca de la condici¨®n de madre y de la condici¨®n de hija. Empieza por la relaci¨®n que se establece entre ambas desde el ¨²tero ¡ªla portada muestra a una madre fumando con el feto de su ni?a asistiendo de morros a la escena desde sus entra?as¡ª y acaba con madre e hija hermanadas en una especie de alianza entre mujeres, tras pasar lo peor de la batalla, despu¨¦s de que la hija siegue de un tajo el cord¨®n que lleva colgando desde el parto.
Porque, pese a sus trifulcas, Raquel y su madre no pod¨ªan estar la una sin la otra. ¡°La llamaba cuatro o cinco veces al d¨ªa, todo me lo ten¨ªa que resolver ella. Le di un poder sobrenatural. Ten¨ªamos una codependencia brutal. Yo le ped¨ªa ayuda y ella se sent¨ªa ¨²til. Romper el cord¨®n fue cortar esa dependencia. Considerar a tu madre como una mujer, y no como una enemiga ni como una esclava¡±.
As¨ª, Riba Rossy comenz¨® a ver a su madre como lo que era: una mujer con cinco hijos, uno de ellos discapacitado, sobrepasada de trabajo y responsabilidad ¡ª¡°No tengo tiempo, no tengo tiempo, no tengo tiempo¡±, pregona hasta el infinito una doble p¨¢gina de su libro¡ª que, adem¨¢s del deber de atender a su prole, tiene el derecho a su propia vida y a sus propios deseos.
¡°Y por mi parte¡±, a?ade, ¡°entend¨ª que no se puede estar enfadada las 24 horas del d¨ªa. Empec¨¦ a contarle a mi madre no solo las cosas malas, sino lo bueno. A re¨ªrme con ella y de ella, conmigo y de m¨ª misma. A verla como a una cong¨¦nere que en su d¨ªa decidi¨® multiplicarse. Y decid¨ª dejar de joderle la vida¡±.
El amor incondicional es uno de los estereotipos que tambi¨¦n rompe Vendetta sobre madres e hijas. ¡°Tener una relaci¨®n intensa no es f¨¢cil, y menos si hay un v¨ªnculo familiar. Claro que quiero a mi madre. Pero ?por qu¨¦ el amor incondicional se asocia solo con las madres y no con los padres? Como si la ¨²nica forma de dar para las mujeres fuera ser madre¡±. As¨ª, Raquel Vendetta concluye que no hay una manera de ser madre, como no hay una sola manera de ser hija, tal y como muestran los dibujos que ilustran esta p¨¢gina.
Riba Rossy, con m¨¢s de 200.000 seguidores en redes sociales, es una de las ilustradoras m¨¢s populares entre las j¨®venes espa?olas desde que irrumpiera en el mercado con M¨¢s vale Lola que mal acompa?ada, un alegato feminista sobre las relaciones de pareja que rezuma tanta furia como ternura como ?Qu¨¦ pacha, mam¨¢? Y es que, reconoce, un d¨ªa, despu¨¦s de todo, acabas viendo a tu madre en el espejo.
Babelia
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