El d¨ªa en que ¡®Star Wars¡¯ devor¨® a Amy Hennig
La creadora de 'Uncharted' se ve obligada a cancelar su ¨²ltimo proyecto
El videojuego fue, al principio, creaci¨®n rom¨¢ntica, luego, producto pretendidamente infantil, m¨¢s tarde, prometedora industria en crecimiento, y finalmente, gigante del entretenimiento capaz de medirse -y superar¨C al cine, la m¨²sica, cualquier otra cosa. En el proceso, el creador pas¨® de controlar hasta el ¨²ltimo aspecto de la historia a librar una ardua batalla por su mera participaci¨®n en ¨¦l. Pensemos en Ron Gilbert, y su cl¨¢sico Monkey Island. Gilbert pas¨® de decidir si ser¨ªa Elaine la chica a la que deb¨ªa salvar el encantadoramente torpe aspirante a pirata protagonista, Guybrush Threepwood, quien acabar¨ªa, en realidad, salv¨¢ndole a ¨¦l, a desaparecer, literalmente, del mapa, cuando Disney decidi¨® hacerse con la por entonces ya millonaria franquicia. No, no se hizo con ella en concreto, se hizo con todo el imperio Lucas Arts ¨Cel imperio George Lucas Arts¨C, en el que iba incluida la modesta obra de arte de Gilbert. Y Gilbert perdi¨® todo derecho sobre su creaci¨®n, que continu¨®, con un ¨¦xito en descenso, en manos de otros.
Algo parecido le ha ocurrido a Amy Hennig. Amy Henning recibir¨¢ este a?o el Premio de Honor de Gamelab, esa suerte de congreso internacional del videojuego que se celebra cada verano en Barcelona, casi a espaldas del mundo. Amy Hennig tiene 53 a?os. Y es, quiz¨¢, la creadora con m¨¢s peso ¨Cun peso billonario¨C del sector. Amy ide¨®, guioniz¨® y dirigi¨® el primer Uncharted, y luego hizo lo propio con el segundo y el tercero. Tuvo algunos problemas. En Sony no acababan de entender qu¨¦ pod¨ªa tener de atractivo un tipo en tejanos y camiseta como Nathan, un cazatesoros profesional. Y Amy solo les repet¨ªa: ¡°Confiad en m¨ª, confiad en m¨ª, confiad en m¨ª¡±. Hoy en d¨ªa, Uncharted es una franquicia, dec¨ªamos, billonaria, y su segunda entrega ¨CUncharted 2: El reino de los ladrones¨C, est¨¢ considerado uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos. Pero ni eso ¨Cni las cifras, lo ¨²nico que importa¨C han salvado a Amy de las fauces de Disney.
Propietaria de los derechos de Star Wars, y ante una agresiva campa?a en contra ¨Cun pu?ado de art¨ªculos que tem¨ªan que la idea de la autora no fuese la adecuada, esto es, que el juego fuese m¨¢s un juego de autor que otra cosa¨C, Disney decidi¨® cancelar el proyecto por el que la veterana guionista (en el sector desde 1989, y responsable de joyas como Dester Strike: Return to the Gulf, y el marciano Michael Jordan: Chaos in the Windy City) lo hab¨ªa dejado todo, incluida su compa?¨ªa, Naughty Dog. Hennig se propon¨ªa que el jugador pudiese vivir dentro de una pel¨ªcula de Star Wars, y, tambi¨¦n, crear nuevos personajes, nuevos espacios y nuevas naves. Algo que los fans de la franquicia no ve¨ªan con buenos ojos. Y Disney tampoco. Y Amy, como Gilbert, cay¨®. Y con ella cayeron los tres ¨²ltimos a?os de su carrera, que se suman a los tres que pas¨® desarrollando la cuarta parte de Uncharted que en el ¨²ltimo momento le fue arrebatada. Pero la culpa es suya por creer que pod¨ªa seguir creando bajo los focos. El ¨¦xito, para el creador, es una condena.
Babelia
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