Eduardo Mendoza regresa a la novela con ¡®El rey recibe¡¯
La obra, primera tras recibir el Cervantes, saldr¨¢ en septiembre e inaugura trilog¨ªa
La mayor parte de la obra de Eduardo Mendoza ha transitado entre la novela hist¨®rica y la memoria colectiva, mundos casi siempre enlazados por el puente del humor. Barcelona y Nueva York, al final de los a?os 60 y principios de los 70, con el franquismo gris que apenas empezaba a despejar y el movimiento hippy y la igualdad racial son ahora las coordenadas sociol¨®gicas de El rey recibe, la primera novela del autor de La verdad sobre el caso Savolta tras el premio Cervantes de hace dos a?os y a los tres de la ¨²ltima, El secreto de la modelo extraviada, y que saldr¨¢ el 4 de septiembre.
Para recorrer los grandes acontecimientos pol¨ªticos y culturales del siglo XX, Mendoza (Barcelona, 1943) est¨¢ trabajando en una trilog¨ªa, Las tres Leyes del Movimiento, cuya primera entrega es El rey recibe, que se arma a partir del personaje de Rufo Batalla, biso?o periodista que en la Barcelona de 1968 recibe el encargo de cubrir la boda de un pr¨ªncipe en el exilio con una joven de la alta sociedad. Los malentendidos cl¨¢sicos en la obra mendozaniana har¨¢n que trabe amistad con el pr¨ªncipe, quien le encargar¨¢ una cr¨®nica sobre su vida. Batalla, ahogado en la Espa?a franquista, viajar¨¢ a Nueva York para intentar hacer algo emocionante con su vida.
El rey recibe surgi¨® ¡°al darse uno cuenta, a cierta edad, de que se ha sido testigo de acontecimientos que en su momento parecieron trascendentales y luego resultaron no serlo y de que se han vivido grandes transformaciones sociales sin advertir su importancia¡±, seg¨²n escribe Mendoza en la nota del anuncio del libro, lanzada por su editorial, Seix Barral.
En la novela, junto a fen¨®menos hoy en la memoria colectiva como la igualdad racial, el feminismo o el modelo hippy, tambi¨¦n se recoge ¡°el movimiento gay, el desplazamiento de los grandes centros culturales o la deriva de la cultura hacia nuevas formas de expresi¨®n, fen¨®menos que no parecieron tan decisivos, pero que en buena parte hicieron del presente lo que es hoy¡±, se?ala el autor.
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