J¨®venes e insuficientemente motivados
Qued¨® desierto el premio al toro m¨¢s bravo en un desaf¨ªo ganadero de seis hierros de C¨¢diz
No es extra?o que los empresarios sue?en con la contrataci¨®n de Jos¨¦ Tom¨¢s. Esta plaza de Algeciras, con capacidad para unas once mil personas, no se ha llenado m¨¢s que un par de veces en la historia, y este mi¨¦rcoles, con un cartel de inter¨¦s comedido, ha presentado un aspecto inmejorable. Y el responsable, lo que son las cosas, es el torero madrile?o, que est¨¢ anunciado para el viernes, pero cuya presencia ha motivado la venta de abonos para los tres festejos de la feria.
En el cartel, tres toreros j¨®venes, con toda la vida por delante y la b¨²squeda del triunfo en los labios; el p¨²blico, generoso y cari?oso; y los toros, escogidos para la ocasi¨®n. El festejo se present¨® como un desaf¨ªo ganadero, seis reses de hierros distintos, todos de la provincia de C¨¢diz, con un premio en liza al animal m¨¢s bravo, que qued¨® desierto.
Una corrida bien presentada, con las orejas prestas para que las pasearan los matadores. Pero h¨¦te aqu¨ª que eran las nueve y veinte de la tarde-noche, se hab¨ªan lidiado tres toros -el festejo hab¨ªa comenzado a las siete y media, pero en Algeciras los asuntos taurinos van despacio, con merienda incluida de unos veinte minutos- y no se hab¨ªa dado ni una sola vuelta al ruedo.
Y lo que ocurr¨ªa es que los tres j¨®venes vestidos de luces no dieron la impresi¨®n de estar suficientemente motivados. Encastado y con genio sali¨® el primer toro, empuj¨® con ganas al caballo, de modo que abri¨® una de las puertas y lanz¨® al callej¨®n al animal y al picador. Acudi¨® con codicia en banderillas y lleg¨® a la muleta con la exigencia propia de la casta. Ped¨ªa guerra ese toro y una muleta poderosa. Lo intent¨® Jos¨¦ Garrido y traz¨® algunos derechazos meritorios sin el remate adecuado ni conectar con el p¨²blico. Baj¨® el tono con la zurda, y prefiri¨® intentar unos circulares antes de matar de una estocada ca¨ªda. Deslucido fue el cuarto, Garrido lo intent¨® sin ¨¦xito y ante la indiferencia de los tendidos, pero no quiso despedirse sin unas manoletinas insulsas que no ven¨ªan a cuento. En suma, valiente, pero con las ideas desordenadas.
SEIS GANADER?AS/GARRIDO, MAR?N, GALD?S
Primero, de Santiago Domecq, manso y muy encastado; segundo, de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, manso y descastado; tercero, de Torrestrella, noble; cuarto, sobrero de Carlos N¨²?ez, sustituto de otro devuelto del mismo hierro, manso y deslucido; quinto, de El Torero, manso y noble, y sexto de Torrealta, cumplidor en varas y noble.
Jos¨¦ Garrido: estocada ca¨ªda _aviso_ (ovaci¨®n); dos pinchazos y estocada (silencio).
Gin¨¦s Mar¨ªn: estocada trasera (ovaci¨®n); estocada (oreja).
Joaqu¨ªn Gald¨®s: media estocada, un descabello _aviso_ un descabello y el toro se echa (ovaci¨®n); estocada (oreja).
Plaza de Las Palomas. Algeciras. Primera corrida de feria. 27 de junio. Algo m¨¢s de tres cuartos de entrada.
Noble, soso y aburrido fue el comportamiento del segundo. Gin¨¦s Mar¨ªn se entretuvo en muletearlo despegado, con poca gracia y carente de emoci¨®n. Se empe?¨® en unas manoletinas prescindibles y sufri¨® una voltereta que puedo costarle caro. Tampoco parece que atraviese un momento de esplendor el torero extreme?o.
Recibi¨® con unas airosas ver¨®nicas al quinto, que manse¨® en el caballo, permiti¨® el lucimiento de Fini y Manuel Izquierdo en banderillas, y lleg¨® al tercio final con el aire tonto de los toros simplemente nobles. M¨¢s preocupado el torero por componer la figura que por torear, Mar¨ªn se prodig¨® en muchos pases sin hondura, que finaliz¨® con unas horrorosas bernardinas. Carece de explicaci¨®n que le concedieran un trofeo que no mereci¨®.
Los primeros aplausos de la tarde los provoc¨® Gald¨®s ante el tercero, el toro con m¨¢s nobleza y movilidad del encierro, en dos ligadas tandas de redondos, con la figura siempre muy forzada. Pero el asunto no fue a m¨¢s. Se entretuvo a la hora de matar y la gente comenz¨® la merienda sin una oreja que llevarse a la boca.
Eran las diez y media de la noche cuando arrastraron al sexto toro, muy bien presentado, que cumpli¨® en varas y acudi¨® presto en banderillas, con las que se luci¨® Jes¨²s Aguado en dos buenos pares.
Se movi¨® con prontitud en la muleta, y Gald¨®s traz¨® redondos acelerados y despegados. Baj¨® el tono con la mano izquierda y su labor se diluy¨® en ese aire cansino de las corridas excesivamente largas, aburridas. Pase¨® otra oreja que no debi¨® recibir. Al final, lo que son las cosas, el m¨¢s contento, el empresario y no por causa de ninguno de los tres toreros actuantes.
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