Las figuras optan por los toros birriosos
El Juli corta dos orejas ben¨¦volas a una corrida mansa y muy deslucida de Zalduendo
Sin menoscabo alguno del riesgo que supone ponerse delante de un animal supuestamente bravo, lo cierto es que la tourn¨¦ de las figuras por las ferias de provincias es un paseo militar.
Plaza casi llena en Algeciras (se nota el efecto taquillero de Jos¨¦ Tom¨¢s), toros muy c¨®modos de cara y con los pitones sospechosamente despuntados, un p¨²blico cari?oso y dispuesto al divertimento y una presidencia con el pa?uelo a flor de piel. Muy mal tienen que salir las cosas para que la terna no disfrute con el triunfo.
Bien es cierto, no obstante, que en esta tierra sure?a hay un invitado habitual -el viento- que, a veces, lo descompone todo; cuando no es el levante es el poniente.
Y en esta segunda corrida de feria, el poniente se hizo presente y le cambi¨® el semblante a Morante, oblig¨® a El Juli a desplegar sus conocimientos t¨¦cnicos y le dio un respiro a Roca Rey. Pero hubo algo m¨¢s: una corrida birriosa, muy descastada y deslucida que no plante¨® problema alguno a los toreros, pero tampoco les facilit¨® el ¨¦xito. Buscan el m¨ªnimo riesgo, pero se exponen al rid¨ªculo, porque la decepci¨®n del p¨²blico parece importarles poco. Esa es la realidad -dura penitencia- de estas comodonas figuras de la actualidad.
ZALDUENDO/MORANTE, EL JULI, R. REY
Toros de Zalduendo, correctamente presentados, mansurrones, nobles y descastados. Muy deslucidos en general.
Morante de la Puebla: media ca¨ªda y tendida (pitos); pinchazo y estocada (silencio).
El Juli: estocada (dos orejas); dos pinchazos, media baja y un descabello (ovaci¨®n).
Roca Rey: estocada ca¨ªda y un descabello (palmas); media estocada y un descabello (silencio).
Plaza de Las Palomas. Algeciras. Segunda corrida de feria. 28 de junio. Casi lleno.
As¨ª pues, entre el viento y un toro muy esabor¨ªo -as¨ª pareci¨® el primero-, el torero de La Puebla se gan¨® una bronca de un respetable que esperaba algo m¨¢s. Pero Morante sinti¨® que el capote se le pegaba a los muslos, que la muleta ondeaba cual bandera victoriosa, y que su oponente embest¨ªa con la cara alta y nula clase. Conclusi¨®n: lo machete¨® por la cara, con las precauciones debidas en todo momento, y escuch¨® la disconformidad de los tendidos como si tal cosa.
Animoso se present¨® ante el cuarto, un novillete de 439 kilos de peso, con el que esboz¨® tres o cuatro ver¨®nicas que no acabaron de cuajar. Tras el tr¨¢mite caricaturesco del caballo, qued¨® claro que el animal era un alma en pena, descastado, sos¨ªsimo, sin vida¡ Morante se justific¨® del mejor modo posible, no hubo lucimiento porque no era posible, y el aplaudidor p¨²blico algecire?o se qued¨® con las ganas. As¨ª son las cosas¡
Distinto fue el primero de El Juli: Manso en el caballo, pero nobil¨ªsimo ante los enga?os. Lo veronique¨® con las manos muy bajas para protegerse del fastidioso poniente, salud¨® en banderillas el local Jos¨¦ Mar¨ªa Soler tras dos buenos pares, y el matador ofreci¨®, despu¨¦s, toda una completa lecci¨®n de t¨¦cnica torera ante un torete bonancible que m¨¢s bien parec¨ªa un corderito en sus expertas manos. Lo embebi¨® muy bien con la derecha y dibuj¨® un par de tandas de redondos brillantes. Alarg¨® en exceso la faena, acab¨® con un par de circulares y una estocada que le permitieron pasear dos orejas, un premio excesivo para tan peque?o enemigo.
El quinto pareci¨® un desecho de tienta, soso, rajado, acobardado, sin una gota de sangre brava, y, por m¨¢s que El Juli lo intent¨®, todo qued¨® en una ovaci¨®n por su empe?o bald¨ªo.
Muy deslucido fue el tercero, y el buen ¨¢nimo de Roca Rey no pudo despegar. No hubo viento, pero tampoco toro. Lo veronique¨® con soltura e inici¨® la faena de muleta por alto con los pies juntos. Y no hubo m¨¢s.
El sexto sali¨® al ruedo como un buey de carretas. Miraba los capotes con desconfianza y prefer¨ªa la huida antes que la embestida. La gente ped¨ªa la devoluci¨®n, pero salieron los caballos, a los que el toro acudi¨® con genio y se gan¨® un serio puyazo. Ya en la muleta, su comportamiento no mejor¨® el de sus hermanos e impidi¨® que la disposici¨®n de Roca fructificara.
Justo castigo a la perversi¨®n de estos taurinos¡
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