?Todos a hombros! (qu¨¦ m¨¢s da)
Hermoso, Hern¨¢ndez y Armend¨¢riz cortaron siete orejas en una tarde triunfalista
Hermoso de Mendoza es un catedr¨¢tico ya em¨¦rito y sustituye la ilusi¨®n por el conocimiento y la experiencia; Leonardo Hern¨¢ndez es un joven maestro de contrastada capacidad y enorme proyecci¨®n; y Roberto Armend¨¢riz es un caballero de la tierra, poco placeado, tan apasionado como inexperto, a quien le hacen el favor del paisanaje. El p¨²blico de rejoneo de Pamplona, como todos los de este pa¨ªs, pero sin el pollo de Madrid, sonriente, bullanguero y orejil; el presidente, del mismo rasero, y la debida exigencia, por los suelos.
Con estos mimbres, normal era que los tres caballeros salieran por la puerta grande; qu¨¦ m¨¢s da, si son buenos chicos; si Pablo es de la casa, y manda en esta plaza m¨¢s que la Casa de Misericordia; si Leonardo es vibrante y conecta f¨¢cilmente con los tendidos, y Roberto tiene la necesidad de quien carece de contratos.
Ah, y los toros de El Capea, de presencia sanferminera, de exquisita nobleza y estudiada movilidad para el lucimiento exclusivo de los caballeros; al segundo de la tarde se le concedi¨® la vuelta al ruedo por su bondad y obediencia.
En fin, que, por la sonrisa del respetable, fue una tarde divertida, pero tambi¨¦n excesivamente amable y solo emocionante en muy contadas r¨¢fagas.
EL CAPEA/HERMOSO, HERN?NDEZ, ARMEND?RIZ
Toros despuntados para rejoneo de El Capea, bien presentados, nobles y muy manejables; el segundo fue premiado con la vuelta al ruedo
Hermoso de Mendoza: rej¨®n trasero (oreja); rejonazo (dos orejas).
Leonardo Hern¨¢ndez: pinchazo y rejonazo (dos orejas); tres pinchazos y rej¨®n ca¨ªdo (silencio).
Roberto Armend¨¢riz: dos pinchazos, rej¨®n y cuatro descabellos (silencio); rej¨®n ca¨ªdo y delantero (dos orejas). Los tres rejoneadores salieron a hombros.
Plaza de Pamplona. Segundo festejo de la feria de San Ferm¨ªn. 6 de julio. Casi lleno.
Hermoso es un veterano y se le nota; un catedr¨¢tico, s¨ª, pero em¨¦rito. Lo ha sido todo en el rejoneo, nada tiene ya que demostrar, su experiencia es un grado superlativo y excelso su conocimiento. Lo que le falla, al menos en apariencia, es la ilusi¨®n. Rejonea sin esfuerzo, sin dar importancia a su quehacer y lo que transmite es correcci¨®n y frialdad. Quiz¨¢ por ese motivo su primera actuaci¨®n fue aburrida y no levant¨® los ¨¢nimos de nadie. El mismo camino llevaba su labor ante el cuarto, pero un par a dos manos de banderillas cortas devolvi¨® la sonrisa a los tendidos y le facilit¨® las dos orejas.
Leonardo es la juventud, la pasi¨®n, la vibraci¨®n y la espectacularidad, y aprovecha su facilidad para llegar a los espectadores. Abusa de los gestos (es un experto torbellino en el manejo de manos y brazos para buscar el aplauso), pero templ¨® muy bien a dos bandas a su primero, ese buen toro de vuelta al ruedo, protagoniz¨® un extraordinario tercio de banderillas dejando llegar a su oponente a la misma piel de las monturas y no acert¨® a la primera con el rej¨®n de muerte. No desmereci¨® ante el quinto, y destac¨® en un par de banderillas a dos manos, pero los pinchazos que cobr¨® antes del rej¨®n final le cerraron el paseo triunfal.
Y Armend¨¢riz no decepcion¨® a pesar de que pisa pocos ruedos; la escasez de contratos se refleja en sus maneras, pero destaca por su pasi¨®n y entrega. Corre mucho delante de los toros y torea poco, clava con desmedida celeridad y no le sobra dominio en las distintas suertes. Pero estuvo muy bien con el caballo Ranchero en la colocaci¨®n de tres banderillas al quiebro al sexto de la tarde. En un palmo de terreno, esper¨® la embestida del toro y clav¨® con sorprendente acierto.
?Todos a hombros! Demasiadas orejas; pues muy bien,¡ pero el rejoneo requiere algunas dosis de mayor exigencia, otros toros que destaquen por algo m¨¢s que su bondad y un p¨²blico menos bullanguero. Una quimera, vamos¡
Babelia
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