Retrato de familia con cat¨¢strofe

En San Andr¨¦s (2015), Dwayne Johnson encabezaba el reparto de una pel¨ªcula que introduc¨ªa una curiosa variable con respecto al cine de cat¨¢strofes de los a?os 70: frente al protagonismo coral y la diversidad de microhistorias hermanadas por el caos, el relato se focalizaba en una reunificaci¨®n familiar, que convert¨ªa en meros da?os colaterales al resto de afectados por la acci¨®n combinada de un terremoto y un tsunami que casi borraban del mapa a Los ?ngeles y San Francisco. Aqu¨ª se repite escrupulosamente la f¨®rmula, aportando una coartada narrativa algo m¨¢s consistente: la esposa y los hijos del h¨¦roe son los ¨²nicos hu¨¦spedes ¨Cmagnate y plantel de villanos aparte- del imponente rascacielos siniestrado.

El rascacielos es una de esas pel¨ªculas que parecen congratularse de haber habilitado espacio para todos los t¨®picos asociados al campo sem¨¢ntico del g¨¦nero: hay un h¨¦roe con trauma a cuestas (y pierna prost¨¦tica que salva m¨¢s de una situaci¨®n), secundarios que a la primera aparici¨®n transpiran doblez y villan¨ªa, funcionales dispositivos dram¨¢ticos para pulsar la tecla del falso culpable y olvidarla cuando mejor convenga, inocentes amenazados y un impresionante decorado que, presentado en el primer tramo de la historia, se anticipa como espacio ideal en el que ambientar el explosivo cl¨ªmax final. Las cartas est¨¢n sobre la mesa y nadie deber¨ªa irritarse demasiado por el d¨¦ficit de originalidad, pero a un director procedente de la comedia como Rawson Marshall Thurber quiz¨¢ se le podr¨ªa haber pedido una cierta flexibilidad c¨®mica o distanciada frente a esos materiales, ya que estilo a la hora de rodar las escenas de acci¨®n quiz¨¢ hubiese sido mucho pedir. Un cl¨ªmax que es el despilfarro high-tech del desenlace de La dama de Shanghai (1947) pone en evidencia que el carisma de Dwayne Johnson es el ¨²nico asidero en una propuesta demasiado rutinaria.