Cuando el rock quiso ser jazz
Hace 50 a?os, se public¨® 'Super session', el disco que legitim¨® el concepto de las 'jams'
Era un LP raro, comercialmente hablando: Super Session ven¨ªa firmado por Al Kooper, Mike Bloomfield y Steven Stills, tres m¨²sicos en aquel momento sin grupo (proced¨ªan, respectivamente, de Blood, Sweat & Tears, The Electric Flag y Buffalo Springfield). La novedad, seg¨²n la promoci¨®n: ofrec¨ªa una jam session.
La idea vino de Al Kooper. El teclista y cantante hab¨ªa fichado por Columbia como solista. Y propuso debutar con un disco sencillo y econ¨®mico: una colaboraci¨®n con Mike Bloomfield, elocuente guitarrista con el que hab¨ªa coincidido en la grabaci¨®n del Highway 61 revisited dylaniano. El concepto: al estilo del sello Blue Note, juntarse para tocar, confiando en las afinidades, alternando temas ajenos con composiciones propias.
Igual que hac¨ªan los jazzmen desde siempre, los m¨²sicos de rock comenzaban a desarrollar jam sessions; generalmente part¨ªan del blues como lengua franca. Hasta ese momento, aquellas reuniones ten¨ªan un valor esencialmente social y terap¨¦utico. Los resultados no se consideraban vendibles y no se publicaban; todav¨ªa no hab¨ªa salido, por ejemplo, el Electric Ladyland, de Jimi Hendrix. Kooper contrat¨® a una secci¨®n de ritmo y reserv¨® dos jornadas de estudio en Los ?ngeles. Inmediatamente, surgi¨® la magia. Rotundos temas de blues y soul m¨¢s una audacia: His Holy Modal Majesty, un homenaje a John Coltrane, que hab¨ªa fallecido el a?o anterior, con Kooper tocando un ondioline, teclado de timbre ex¨®tico, y Bloomfield explorando escalas de raga con su prodigiosa fluidez.
Todo se complic¨® al d¨ªa siguiente. Bloomfield desapareci¨®, alegando problemas de insomnio (en realidad, una adicci¨®n a la hero¨ªna que, a la larga, resultar¨ªa fatal). Al borde del p¨¢nico, Kooper llam¨® a Jerry Garcia y otros guitarristas que, imaginaba, pod¨ªan lanzarse a la piscina. Finalmente, se apunt¨® Steven Stills.
Para los que recuerden a Stills por las primorosas filigranas vocales de Crosby, Stills & Nash, resultar¨¢ una revelaci¨®n su soltura en el contexto de una jam: dominaba el folk-rock, como demuestra en la versi¨®n de It Takes a Lot to Laugh, It Takes a Train to Cry, de Dylan, pero brilla a¨²n m¨¢s en esa cr¨®nica de paranoia que es Season of the Witch, de Donovan, aqu¨ª sostenida por su guitarra con gua gua. Y se pone a¨²n m¨¢s ¨¢cido (es decir, hendrixiano) en el siguiente tema, You Don't Love Me.
El disco resultante se secuenci¨® h¨¢bilmente: Kooper con Bloomfield en la cara uno; con Stills en la dos. Hab¨ªa truco, debo avisar. Como productor, Kooper a?adi¨® estrat¨¦gicos arreglos de metal que disimulaban deficiencias y, caramba, funcionaban perfectamente. Su ¨²nico patinazo fue atreverse con Man¡¯s Temptation, de Curtis Mayfield (palabras mayores y, adem¨¢s, no encaja con el resto).
Editado el 22 de julio de 1968, Super Session consigi¨® grandes ventas y result¨® liberador para los m¨²sicos de rock. Kooper intent¨® prolongarlo girando con Bloomfield, unos conciertos que generaron discos en directo. Pero el guitarrista segu¨ªa lidiando con sus demonios particulares y la franquicia no prosper¨®. En realidad, la mitificaci¨®n de los instrumentistas desembocar¨ªa en la peligrosa moda de los supergrupos. Un espejismo basado en la aritm¨¦tica ingenua de sumar supuestos genios de egos inmensos.
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