Muere Paco Mart¨ªn, director de La Mar de M¨²sicas y del Festival de Jazz de Cartagena
El programador cultural situ¨® a la ciudad portuaria en el mapa de los grandes festivales con dos cert¨¢menes exquisitos
La noticia lleg¨® como un terremoto. La muerte de Paco Mart¨ªn Pe?as, director del Festival La Mar de M¨²sicas, el lunes por la noche, a los 61 a?os y en Cartagena como consecuencia de una grave infecci¨®n respiratoria, dej¨® a su ciudad sumida en el desconcierto. Tres semanas antes, el mismo d¨ªa de la inauguraci¨®n del Festival, el pasado d¨ªa 20 de julio, que este a?o cumpli¨® su XXIV edici¨®n bajo su direcci¨®n, le fue diagnosticado un c¨¢ncer de pulm¨®n. La devastadora noticia no impidi¨® que estuviera presente en todos los conciertos, supervisando la marcha de un festival que fue creaci¨®n suya y que puso a su ciudad, Cartagena, como referencia obligada en la ruta de las M¨²sicas del Mundo.
Verlo programar, armado de su inseparable m¨®vil, y seleccionar artistas parec¨ªa tarea sencilla; en un minuto colocaba en cartel a Youssou N¡¯dour con Ces¨¢ria ?vora, Patti Smith o La Pegatina. Y no s¨®lo no hab¨ªa choque de g¨¦neros, sino integraci¨®n; todo flu¨ªa arm¨®nico. Lo recuerdo en Bamako seleccionando m¨²sicos para la edici¨®n en la que Mal¨ª fue el pa¨ªs invitado, en una discoteca local, sonriendo al ritmo que marcaba Toumani Diabat¨¦. Tambi¨¦n en Lima, convenciendo a Susana Vaca para que viajara hasta Europa. Y en India, donde un manager hab¨ªa convocado a un abanico de artistas locales para que los seleccionara. Ejerc¨ªa desde el Ayuntamiento como un funcionario at¨ªpico, al que pr¨¢cticamente todos los regidores de la ciudad dejaron v¨ªa libre, puesto que con su maestr¨ªa puso a toda la regi¨®n a bailar.
Los meses de julio se convirtieron en una celebraci¨®n. La m¨²sica, la buena m¨²sica, sonaba en las c¨¢lidas noches cartageneras junto al Teatro Romano, o la estatua de Asdr¨²bal, fundador de la ciudad. La fiesta se torn¨® en una rutina en un calendario que Paco Mart¨ªn fue ganando pelda?o a pelda?o, cuando la regi¨®n era un p¨¢ramo cultural. Entregado a su p¨²blico, no dudaba en exigir a los m¨²sicos una profesionalidad total, como cuando afe¨® la conducta a Nitin Sawhney tras unos estrictos 45 minutos de concierto y su negativa a continuar actuando. En ocasiones, la fiesta acababa en su c¨¦ntrico ¨¢tico. All¨ª dio Diego el Cigala su mejor concierto.
Ni?o prodigio en la ¨¦poca de Joselito y Marisol, lleg¨® a grabar un disco con el t¨ªtulo estrella El barquito. Su compromiso con el mundo cultural y con la m¨²sica en especial, tuvo continuidad cuando la ciudad era un cuartel de la Marina, a principios de los setenta. Con unos amigos abri¨® El Arlequ¨ªn, un bar donde se programaba jazz y se hac¨ªan exposiciones, que aglutin¨® a la progres¨ªa cartagenera. Maestro de profesi¨®n, nunca lleg¨® a ejercer su carrera. Su capacidad organizativa se estren¨® con el Festival de Jazz de Cartagena ¨Ceste a?o celebr¨® su 37? edici¨®n- y antes de La Mar de M¨²sicas program¨® el Festival de San Javier, el Auditorio de Murcia o el Festival Mudanzas, durante varias ediciones.
Si como programador era de los mejores, como persona era irrepetible. Paquito ¨Ccomo era conocido- era brillante, simp¨¢tico, gran conversador y buen amigo. Su popularidad era tan manifiesta que la gente lo saludaba por la calle. Su desaparici¨®n supone una brecha insustituible, no s¨®lo para sus amigos, sino para el mundo de la m¨²sica.
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