M¨²sica que sale de los huesos de Nueva York
Un documental descubre a un luthier que crea guitarras con madera de viejos edificios para Patti Smith o Dylan
Rick Kelly es un mito en el mundo de las guitarras el¨¦ctricas. Lleva medio siglo haci¨¦ndolas a mano. Su taller est¨¢ en el 42 Carmine Street, en Greenwich Village. Lo que le distingue de otros artesanos es la madera que utiliza, que rescata de los escombros de edificios que est¨¢n en proceso de ser renovados o que son derribados para dar paso a las nuevas construcciones que se alzan por la ciudad de los rascacielos. ¡°Son los huesos del esqueleto de Nueva York¡±, comenta mientras trabaja en el pedido de un bombero del barrio.
El Festival de cine de Venecia,?que arranca el pr¨®ximo 29 de agosto, proyectar¨¢, fuera de concurso, Carmine Street Guitars, un documental sobre la obra de este creador que tiene entre sus clientes a estrellas como Bob Dylan, Lou Reed, Roger Waters o Patti Smith. Al entrar en el local se escuchan los delicados golpes del cincel que se abre camino por la madera. El ¨²nico equipo electr¨®nico visible es un ordenador donde se exponen sus obras de arte.
¡°Es fant¨¢stico¡±, comenta, ¡°el cine es otra forma de arte¡±. Lo de los huesos de Nueva York es mucho m¨¢s que un reclamo. Carmine Street Guitars es de las pocas tiendas artesanales que quedan en Manhattan, como si estuviera aislada en el tiempo. Es tambi¨¦n un lugar de encuentro al que los amantes de la guitarra el¨¦ctrica se acercan para tocar. El suelo est¨¢ sembrado de virutas y hay cajas con los clavos extra¨ªdos de la madera vieja.
Kelly fabrica reproducciones de guitarras tan ic¨®nicas como la Stratocaster dise?ada por Leo Fender en los a?os cuarenta. Utiliza su mismo patr¨®n para darle forma. En el techo cuelga el cartel de la primera tienda que abri¨® en Downing, no muy lejos. ¡°Estuve un tiempo en California¡±, se?ala, ¡°pero al a?o volv¨ª a Nueva York. He visto muchos cambios en el Village¡±, comenta, ¡°ves muchas tiendas ir y venir¡±. ?l tiene pedidos para cubrir un a?o de trabajo.
El luthier reconoce que le produce escalofr¨ªos ver sus guitarras en los grandes escenarios. Y eso pese a que las talla sabiendo que esa vieja madera cobrar¨¢ una vida radicalmente distinta, produciendo arte. Tambi¨¦n dice que le entristece ver c¨®mo los edificios centenarios, algunos muy ic¨®nicos, se derriban. Pero al mismo tiempo, se?ala, ¡°es un placer poder reutilizar esa madera en algo que perdurar¨¢¡±. ¡°Cuando empiezas a cortar puedes oler la historia¡±.
Esos instrumentos, explica, suenan mejor por un motivo muy simple: la edad eleva la resonancia de la madera. El tono que consigue es m¨¢gico y logra una amplitud de sonidos que recuerda a la de un piano. ¡°Los poros est¨¢n completamente abiertos para vibrar¡±, indica, ¡°limpios de resina¡±. As¨ª consigue una explosi¨®n ac¨²stica. ¡°Nueva York quiso tener un esqueleto de pino¡±, a?ade, ¡°se utiliz¨® madera de ¨¢rboles ya muy crecidos. Algunos tienen 400 a?os¡±.
La elecci¨®n de la madera de edificios antiguos fue por pura necesidad. Al principio buscaba una materia prima barata para poder hacer guitarras. El momento lleg¨® cuando empez¨® a utilizarla en el m¨¢stil, lo que marc¨® la diferencia para los guitarristas expertos. ¡°A?ade a¨²n mucha m¨¢s resonancia¡±, explica, ¡°si utilizas otro tipo de madera, el sonido cambia¡±.
El fabricante establece la conexi¨®n con la madera ya en el momento en el que se acerca a las obras para recuperarla. Algunas de las piezas que se ven en su taller son de lugares emblem¨¢ticos de la ciudad. ¡°Di con ellas por casualidad¡±, se?ala. Bob Dylan encarga siempre que las suyas sean del speakeasy ¡ªas¨ª se conoce a los establecimientos que vend¨ªan alcohol de forma ilegal durante la ¨¦poca de la prohibici¨®n en EE?UU¡ª Chumley¡¯s, que frecuentaba en sus tiempos Hemingway, mientras que Lou Reed sol¨ªa pedir la madera del Chelsea Hotel, donde vivi¨®.
Kelly, de 68 a?os, dedica una semana a cada guitarra. ¡°No tengo intenci¨®n de retirarme¡±, dice. Es preciso en la talla pero al mismo tiempo trata siempre de incorporar las imperfecciones que encuentra en la madera cuando la trabaja, para as¨ª darle car¨¢cter. ¡°Se siente mejor al tocarla¡±, opina. Que la madera sea vieja, insiste, ¡°es como si tuvieras la guitarra desde hace 20 a?os¡±. En su taller tambi¨¦n se puede ver alguna guitarra cl¨¢sica, pero las el¨¦ctricas consumen todo su tiempo.
A base de probar sus creaciones se convirti¨® en un m¨²sico, aunque por modestia dice que a medias. ¡°El mejor momento es cuando las terminas¡±. Lo que queda claro en la conversaci¨®n es que la guitarra el¨¦ctrica tiene futuro pese al cambio de las tendencias musicales. ¡°Es cierto que hay muchos instrumentos electr¨®nicos que son m¨¢s f¨¢ciles de utilizar¡±, admite, ¡°pero la guitarra es directa, potencia la voz del cantante. Por eso nunca desaparecer¨¢¡±.
Babelia
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