El incre¨ªble vasco que proyect¨® Euskadi en una isla mexicana
Un documental revela la vida de Lezo de Urreiztieta, contrabandista a los 10 a?os, figura del PNV, salvador de cientos de republicanos y jud¨ªos y cerebro de atentados contra Franco
Cuando acaba la proyecci¨®n del documental Jainkoak ez dit barkatzen (Dios no me perdona), el espectador solo puede exclamar, perplejo: ?todo esto es verdad? Su director, Josu Mart¨ªnez, responde divertido: "Hasta mi montador me preguntaba al inicio si no estaba enga?¨¢ndole y editando un falso documental". No, Lezo de Urreiztieta existi¨®, hizo lo que se ve en pantalla, y su figura ha estado hundida inmerecidamente en los pies de p¨¢gina de los libros de historia. Como se apunta al inicio del filme, fue un pirata del siglo XVI que por error naci¨® en 1907 en Santurtzi (Bizkaia). Y recorrer su vida es tambi¨¦n repasar la historia de Euskadi del siglo XX.
El narrador de Dios no me perdona -que se estrenar¨¢ en el festival de San Sebasti¨¢n- es el mismo Lezo. Entre 1975 y 1978 dio 35 horas de entrevistas al historiador Mart¨ªn Ugalde, otra prominente figura vasca. La primera casete empieza a grabar el 27 de enero de 1975; "a las 18.00" se escucha a Ugalde. Aunque una de las m¨¢ximas de Lezo sea "Las cosas se hacen, no se dicen", empieza a hablar. Ugalde le repregunta, y cuando surgen dudas, Lezo siempre le dice que hable con algunos de los coprotagonistas de sus aventuras. Como explica Mart¨ªnez: "Todo lo que ¨¦l dice se confirma por otras fuentes, por las hemerotecas, por los recuerdos de sus amigos y compa?eros de lucha. Incluso sus mayores locuras".
Que fueron muchas. Lezo de Urreiztieta a¨²n no hab¨ªa cumplido los 10 a?os y ya se dedicaba al contrabando. Conoc¨ªa como nadie la entrada de la r¨ªa de Bilbao; as¨ª se hizo rico. Muy religioso, Lezo, en cambio, aseguraba en las casetes: "Bah, el contrabando no es pecado". Cuando se instaur¨® la Segunda Rep¨²blica, ¨¦l ya formaba parte del sindicato ELA y del PNV, en concreto del movimiento Yagi-yagi, que lideraba Luis Arana, hermano mayor de Sabino, un sector que abogaba por la independencia en contra de la otra rama, los autonomistas. En las primeras elecciones fracasan. "Nos barrieron las izquierdas"; recuerda Lezo. Y ah¨ª comienzan las aventuras extraordinarias del protagonista.
La revoluci¨®n de octubre de 1934 en Asturias fracasa y a Lezo le piden que saque de all¨ª a un mont¨®n de socialistas que temen ser fusilados. "Me vigilaban, as¨ª que para enga?ar a los carabineros hice el tonto y aparent¨¦ estar borracho", rememora el protagonista. En mitad de la madrugada sale con su barco Carmen de Amorebieta, llega a la costa asturiana y recoge a "826 personas, que las cont¨¦". A la vuelta se desata una tormenta brutal, y Lezo, en el tim¨®n, se desnuda para que la ropa mojada no le pese y le arrastre. Finalmente, alcanza San Juan de Luz, en Francia, con todo el pasaje ileso.
El inicio de la Guerra Civil le parece a Lezo una ocasi¨®n perfecta para lograr la independencia de Euskadi. Pero recela del lehendakari Jos¨¦ Antonio Aguirre. "Me dec¨ªa que era un independentista, pero nunca le cre¨ª". En esos meses conoce al l¨ªder socialista y ministro Indalecio Prieto, quien ser¨¢ su segundo gran amigo, tras Luis Arana. Conectan y durante el conflicto b¨¦lico Lezo logra colar 17 barcos con armas en el norte de Espa?a, con una Gipuzkoa en manos franquistas desde septiembre de 1936. "Las primeras armas las traje desde Checoslovaquia y las embarqu¨¦ en Danzig [Polonia]". Son 8.000 fusiles que servir¨¢n para mantener el frente vasco. En el viaje de vuelta, Lezo obliga al capit¨¢n que se pegue a la costa por miedo a las minas. El capit¨¢n se asusta, pero el vasco conoce cada roca, cada recodo por sus a?os de contrabandista. Llegan a Santander el 24 de septiembre de madrugada y al d¨ªa siguiente los fusiles ya est¨¢n en el frente de Bizkaia.
La otra gran haza?a b¨¦lica la realiza en uno de los ¨²ltimos viajes con el barco Scotia, cuando mete en Bilbao 32 torpedos de 75 kilos aprovechando la niebla, sorteando la vigilancia de las tropas golpistas, que llegan a dispararles dos torpedos. En el ¨²ltimo momento, grita "?A toda m¨¢quina!" y entra a las tres y media de la tarde en la ciudad. "No se esperaban que entrara de d¨ªa".
En el documental tambi¨¦n aparecen hijos y nietos del protagonista. A su primera familia -esposa y tres hijos- la envi¨® durante la guerra al pueblo franc¨¦s de Kerroch, en la Breta?a. Se sintieron abandonados, porque solo iban para seis meses y all¨ª se quedaron. Lezo volvi¨® a casarse y tuvo otros cuatro hijos, y se instal¨® en Francia al final de la Guerra Civil. All¨ª colabora con la resistencia, salva a centenares de jud¨ªos de distintas nacionalidades y a espa?oles. En 1942 incluso aparece en la Embajada de EE UU en Madrid para negociar una compra de armas. El PNV negocia con el Tercer Reich un Euskadi independiente si ganan la guerra... "Y yo fui el ¨²nico que se opuso", se escucha a Lezo. Tampoco los aliados expulsan a Franco. Y en 1948 Lezo realiza otra de sus heroicidades. Su amigo Jos¨¦ Fern¨¢ndez Fl¨®rez -a quien hab¨ªa llevado a Francia en el 34-? le pide que salve a su hijo mayor, el comandante Fl¨®rez (Manuel Fern¨¢ndez Pe¨®n), escondido con otros maquis en las monta?as asturianas. No puede rechazar la s¨²plica. Se cuela en Espa?a en tren vestido de cura, "incluso con teja", se pasa meses busc¨¢ndoles y saca a los 28 -hay una mujer y beb¨¦s- que encuentra en un bonitero hasta San Juan de Luz. De aquella singladura existe una foto de los rescatados sonrientes. En medio se ve a su salvador... de espaldas. "Las cosas se hacen, no se dicen".
Lezo no pudo cumplir su mayor ilusi¨®n: asesinar a Franco. "Qu¨¦ de cosas plane¨¦. Solo ten¨ªa esa idea en la cabeza", le confiesa a Ugalde. En Madrid llega a espiar los movimientos del dictador, pero decide matarle en Donostia. Entre sus planes alocados estaba bombardear el palacio de Aiete con helic¨®pteros. Solo se pondr¨¢ en marcha el de un t¨²nel lleno de explosivos bajo su residencia veraniega en San Sebasti¨¢n a inicios de los sesenta, pero Indalecio Prieto, su valedor, muere en 1962 y el intento se frustra. "En todo caso yo prefer¨ªa secuestrarle y atarle como un animal, desnudo, con un collar de perro", recuerda en las casetes. A pesar de estas ideas, a Lezo no se le conoce relaci¨®n directa con ETA
A Lezo a¨²n le queda una ¨²ltima y fascinante aventura. En los a?os cincuenta vive un tiempo exiliado en M¨¦xico. "Nunca habr¨¢ una Euskadi libre", piensa. Y empieza a buscar un lugar donde trasladar esa naci¨®n. Lo encuentra en la isla deshabitada de Guadalupe, en la costa pac¨ªfica de M¨¦xico, "con los mismos kil¨®metros de costa que Euskadi". Incluso dibuja un mapa de la ¨ªnsula con ciudades vascas. El expresidente mexicano L¨¢zaro C¨¢rdenas negocia con ¨¦l, pero no encuentran soluci¨®n al problema de la soberan¨ªa.
Lezo se hizo rico y se arruin¨® al menos tres veces. Daba el dinero a manos abiertas a la causa vasca. Iba a la iglesia habitualmente. "Pero Dios no me perdona". Muri¨® en mayo de 1981 en Baiona (Francia). Y hasta su ¨²ltimo momento fue tan patriota como pirata.
Un minucioso trabajo de documentaci¨®n
Este es el quinto documental de Josu Mart¨ªnez. Entre ellos est¨¢ Gure Sor lekuaren bila (2015), sobre el primer filme rodado en euskera. Se hizo en 1956 pero por desgracia no se conserva el sonido. "Estaba buscando un nueva tema, y record¨¦ las peque?as pistas que hab¨ªa desperdigadas sobre Lezo de Urreiztieta", cuenta el director, investigador del departamento de Comunicaci¨®n Audiovisual de la UPV. Entre ellas, estaba su menci¨®n como un h¨¦roe barojiano en el libro El bucle melanc¨®lico, de Jon Juaristi, o en las memorias de Indalecio Prieto o de Jos¨¦ Antonio Aguirre. "Las cintas est¨¢n intactas. Mart¨ªn Ugalde hizo entrevistas a figuras extraordinarias y las casetes de Lezo las encontr¨¦ en el Ayuntamiento de Andoain. La familia me dio todas las facilidades. Empec¨¦ a escuchar las casetes, de forma obsesiva en una semana, y no me qued¨® duda: ah¨ª hab¨ªa una pel¨ªcula". Despu¨¦s busc¨® fotograf¨ªas, documentos y otro material gr¨¢fico en diversos archivos y en la Bibliteca Nacional, y como remate ha a?adido secuencias de animaci¨®n.
Jainkoak ez dit barkatzen se estrena en la secci¨®n Zinemira del pr¨®ximo festival de San Sebasti¨¢n. "Fuera se han quedado otras historias fascinantes", comenta el cineasta, "como su plan de recuperar el Norte de Espa?a en la Guerra Civil con barcos con armas desde Irlanda, gracias a su amistad con el primer ministro ?amon de Valera. Sus soldados ser¨ªan los gudaris que liberar¨ªan en el Pa¨ªs Vasco y de ah¨ª bajar¨ªan por el Ebro. Sin embargo, Prieto deja el Gobierno en abril de 1938 y ah¨ª se acaba la aventura".
Babelia
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