Hay que ver lo que molesta una pompa de jab¨®n en los ojos
Persiste el peligro de que Ure?a pierda parte de la visi¨®n tras el pitonazo en Albacete
Est¨¢ usted en la ducha, brota con fuerza el agua caliente que choca contra una piel agradecida, y el ba?o se inunda de ese vapor gratificante en una ma?ana tard¨ªa de un fin de semana. No hay prisa. Es uno de esos instantes de disfrute personal e ¨ªntimo, de los que nos constan como expresiones de felicidad, pero que proporcionan una sensaci¨®n muy agradable. Instante, solo un instante, pero muy satisfactorio.
Corta el agua y, lentamente, con esa pastilla de color verde que lo traslada a olores de su infancia, se enjabona todo el cuerpo. Cierra los ojos, deja que las pompas inunden su cara, se relaja, se evade, sue?a¡
Alguien llama a la puerta del ba?o y le pide que se d¨¦ prisa; se rompi¨® el encanto. Hay que acabar. Es entonces cuando se le ocurre entreabrir levemente los p¨¢rpados para alcanzar el mando del grifo de la ducha. Justo en ese preciso segundo, una gota min¨²scula, inapreciable, de espuma se le introduce en el ojo izquierdo, y no lo entiende porque el que cree que ha abierto es el otro. De pronto, el placer se convierte en una inesperada contrariedad. Un picor molesto le invade. ?Ufff¡!
?Mecachis¡! ?Vaya fastidio! ?Qu¨¦ fatalidad! No puede evitar restregarse el ojo, lo que no hace m¨¢s que extender la picaz¨®n. ?Qu¨¦ molestia tan inoportuna! Se inunda la zona con la bendita agua, pero el picor no desaparece. Limpia y seca el ojo con sumo cuidado, pero ?maldito jab¨®n con olores de la infancia!
Un mal rato; lo que comenz¨® como un acto placentero se ha chafado por completo. No hay manera: el ojo, como un tomate; y todo, por culpa de una gota de espuma. Nada, que le ha fastidiado la ma?ana¡
Estaba Paco Ure?a, torero, en Albacete la tarde del pasado viernes; vestido de luces, en la plaza, feliz e ilusionado. Esperaba la salida del cuarto toro, dispuesto a alcanzar el triunfo que se le hab¨ªa negado en el primero. Lo recibi¨® a la ver¨®nica, y en un momento inesperado el animal levanta la cabeza, tira un derrote y el pit¨®n derecho lo clava en el ojo izquierdo del toro. Visto y no visto.
?Es posible imaginar el dolor que sentir¨ªa el torero en ese trance? Acude al callej¨®n, intentan convencerlo para que se traslade a la enfermer¨ªa, y el torero dice que no, que ese toro es suyo y que sigue toreando. Solt¨® una toalla manchada ya de sangre, tom¨® la muleta y, a pesar de la mala condici¨®n del toro, pudo trazar un pu?ado de muletazos muy meritorios.
Muerto el animal, el torero se puso en manos de los m¨¦dicos, que ordenaron su inmediato traslado a un hospital ante la gravedad de las heridas. Y all¨ª, tras cuatro horas de intervenci¨®n, se supo lo que se tem¨ªa: que el asunto es muy grave y que Paco Ure?a puede perder la visi¨®n del ojo izquierdo.
?Mecachis¡!
Con un pitonazo y estallado el globo ocular sigui¨® toreando, como si tal cosa, mientras usted lamentaba su mala suerte por que le hab¨ªa entrado una gota de jab¨®n en un ojo.
Esa es la condici¨®n humana de los toreros; especialmente, de este inmenso torero. Qu¨¦ entereza, qu¨¦ compromiso, qu¨¦ sentido de la heroicidad¡
En este mundo nuestro tan blandito y buenista, que se siente chafado por una gota de jab¨®n en una ma?ana placentera, el gesto de Paco Ure?a es un monumento a la categor¨ªa humana.
Y que nadie tenga duda: el torero murciano volver¨¢ y alcanzar¨¢ la gloria que merece.
?Honor a los h¨¦roes de carne y hueso¡!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.