Fascismo: una advertencia y una amenaza
Madeleine Albright analiza el desarrollo hist¨®rico del totalitarismo y completa su an¨¢lisis con episodios de su experiencia diplom¨¢tica como secretaria de Estado

?Qu¨¦ es el fascismo? ?Un partido pol¨ªtico? ?Una ideolog¨ªa? ?Una forma de ser? Probablemente es todo eso y mucho m¨¢s, lo que explica que Madeleine Albright, en un libro de igual t¨ªtulo que sale a la luz en espa?ol, asegure que ¡°el fascismo no es una etapa excepcional en la humanidad, sino que forma parte de ella¡±. Para Mussolini, fundador al fin y al cabo del partido que lleva ese nombre, en el fascismo ¡°el Estado lo abarca todo¡± y fuera de ¨¦l, como de la Iglesia, no hay salvaci¨®n pues ¡°no pueden existir valores humanos ni espirituales¡±, lo que permite a la autora explicar las coincidencias de ese movimiento con el comunismo sovi¨¦tico: su menosprecio a la democracia y su habitual recurso a la violencia. A partir de estas premisas, la que fuera secretaria de Estado con Bill Clinton hace un an¨¢lisis hist¨®rico del desarrollo del totalitarismo en el mundo antes y despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial y enhebra una reflexi¨®n sobre la amenaza, cada vez menos oculta, de que nuevas tendencias de ese g¨¦nero triunfen en numerosos pa¨ªses.
He tenido la fortuna de leer su obra al tiempo que ca¨ªa en mis manos, ?gracias a la recomendaci¨®n de Niall Ferguson, un n¨²mero de la revista The Atlantic en el que Anne Applebaum se pregunta sobre si est¨¢ muriendo la democracia, y nos avisa de que en Europa lo peor est¨¢ por venir. Fruto de las reflexiones de una y otra, y tambi¨¦n de la lectura del brillante ensayo de Ferguson La plaza y la torre, sobre el poder de las redes, uno llega f¨¢cilmente a la conclusi¨®n de que, en efecto, la democracia est¨¢ seriamente amenazada y por doquier. Podr¨ªamos asistir a sus exequias si no se adoptan las medidas oportunas.
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Volviendo al libro de Albright, esta reconoce que era un proyecto en el que ven¨ªa trabajando desde hace tiempo y la victoria de Trump le anim¨® a terminarlo cuanto antes. No porque considere a Trump un fascista, sino porque no es dif¨ªcil descubrir en ¨¦l una personalidad similar a la de muchos gobernantes vencedores en elecciones democr¨¢ticas que padecen pulsiones totalitarias de las que dif¨ªcilmente escapan. Ellos y sus pueblos. La diferencia en favor de Estados Unidos reside en que all¨ª funcionan las instituciones, y son capaces de moderar las estupideces e impedir los abusos de los mandatarios, mientras que en pa¨ªses de recientes experiencias democratizadoras, como Turqu¨ªa, Rusia, Polonia o Hungr¨ªa, comienzan a desarrollarse pol¨ªticas claramente prefascistas. En una comparaci¨®n que hace de las personalidades de Hitler y Stalin, describe muy bien las convergencias y discrepancias entre ambos gobernantes, de ideolog¨ªas completamente opuestas pero practicantes de m¨¦todos inspirados en principios absolutamente similares: desprecio a ¡°los ideales jeffer?sonianos del Gobierno popular, el debate razonado, la libertad de expresi¨®n, el sistema judicial independiente y las elecciones libres¡±. No es dif¨ªcil encontrar algunas de estas caracter¨ªsticas, cuando no todas, en el populismo hoy rampante, sea de derechas o de izquierdas. A las que habr¨ªa que a?adir la apelaci¨®n permanente a las emociones; el anclaje en cualquier tipo de identidad, sea de raza, religi¨®n, lengua o clase; la exaltaci¨®n del nacionalismo y la apropiaci¨®n del Estado. Esta es una plantilla f¨¢cilmente aplicable para distinguir el trigo de la paja, una vez que todos los fascistas y prefascistas sin excepci¨®n se apoderan tambi¨¦n del significado de la democracia, la verbalizan mancill¨¢ndola, como Puigdemont o Torra acostumbran a hacer entre nosotros, como Salvini en Italia, LePen en Francia o, peor a¨²n, algunos dirigentes de las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas de Asia, convertidos en caudillos de lo que Applebaum ha dado en denominar cleptocracias.
"Escuchaba pacientemente y no trataba de darme lecciones de historia como hab¨ªa hecho Milosevic", dice sobre el coreano Kim Jong-il
Madeleine Albright aprovecha su experiencia diplom¨¢tica para analizar el comportamiento de algunos gobernantes de pa¨ªses claramente incluidos en esa relaci¨®n: la Turqu¨ªa de Erdogan, la Rusia de Putin, la Hungr¨ªa de Orb¨¢n y la Corea de Kim Jong-il, al que describe con m¨¢s benevolencia que la habitual: ¡°Me pareci¨® una persona bastante normal¡, un hombre cordial, de emociones controladas. En nuestras reuniones escuchaba pacientemente y no trataba de darme lecciones de historia, como hab¨ªa hecho Milosevic o como sol¨ªan hacer los turcos¡±. Tambi¨¦n pretende ser equilibrada cuando se refiere a Hugo Ch¨¢vez o al peronismo, al que considera el primo hermano latinoamericano del fascismo. Se muestra mucho m¨¢s severa en cambio con Maduro, ¡°que posee todos los defectos y ninguna de las virtudes del dirigente al que reemplaz¨®. Tiene espaldas anchas y el bigote recortado. Lo que no tiene es suficiente ingenio ni encanto, ni la riqueza petrol¨ªfera necesaria para seguir los pasos de Ch¨¢vez¡±. Estas definiciones, que escapan a la correcci¨®n pol¨ªtica de quien ha desempe?ado cargos de enorme responsabilidad, se a?aden a la revelaci¨®n de una enjundiosa an¨¦cdota sobre c¨®mo se gest¨® el macartismo en Estados Unidos. Del senador McCarthy dice que ten¨ªa los instintos de Mussolini, pero no en lo intelectual. Asegura que decidi¨® poner en pr¨¢ctica su cruzada anticomunista despu¨¦s de una cena con un abogado, un profesor y un jesuita amigos suyos, con quienes comparti¨® ideas sobre c¨®mo lanzar su campa?a al Senado. Ni el hombre de leyes ni el de c¨¢tedra pudieron convencerle respecto a qu¨¦ estrategia tomar. El sacerdote, padre Edmund Walsh, le dio el eslogan adecuado: combatir el comunismo como una aut¨¦ntica amenaza para la seguridad nacional. La escuela en la que hoy da clases Albright es la Walsh School, en homenaje a aquel cl¨¦rigo que inspir¨® intelectualmente el movimiento m¨¢s retr¨®grado de cuantos se han dado en la pol¨ªtica americana tras la guerra mundial. Ning¨²n reclamo de memoria hist¨®rica ha llevado a los jesuitas, propietarios de la universidad, a cambiar el nombre de la escuela.
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Separaci¨®n de poderes, elecciones libres, independencia de los tribunales y existencia de una prensa libre, profesional e independiente son condiciones indispensables del ejercicio de la democracia y el mejor ant¨ªdoto contra la amenaza fascista. En este punto toma especial relieve el an¨¢lisis de Ferguson cuando considera que las redes sociales constituyen una amenaza para el Estado liberal, dada la proliferaci¨®n de fake news, que confunden y moldean la opini¨®n p¨²blica en el sentido que l¨ªderes populistas o fuerzas externas promueven. Las noticias falsas se expanden m¨¢s r¨¢pida y ampliamente que las noticias a secas. Las previsiones electorales basadas en un muestreo pretendidamente cient¨ªfico son cada vez menos fiables debido a la manipulaci¨®n de poderes ocultos en las redes y a la polarizaci¨®n que estas generan entre sus usuarios. En opini¨®n de Ferguson, podemos suponer que, si no hubiera existido Facebook, Trump no ser¨ªa presidente de Estados Unidos. No hay paz en el ciberespacio y los procesos electorales se ven cada vez m¨¢s alterados por intromisiones espurias que alteran los principios de la democracia.
Por ¨²ltimo, el fascismo siempre ha hecho gala de unas capacidades comunicativas formidables. Hitler y Mussolini fueron creadores de una est¨¦tica de masas y unos aparatos propagand¨ªsticos de eficacia y brillantez extraordinarias, basadas en mentiras colosales que sus cr¨¦dulos seguidores asum¨ªan sin problemas. La confusi¨®n generada por las redes sociales conspira hoy contra la elaboraci¨®n de un pensamiento cr¨ªtico que defienda a los ciudadanos de los abusos del poder. El libro de Madeleine Albright, como los art¨ªculos de Applebaum, constituyen una seria advertencia sobre los riesgos para nuestras libertades en un porvenir cercano. Como bien dice, si queremos que sobrevivan, es preciso que las defendamos.
Fascismo. Una advertencia. Madeleine Albright. Traducci¨®n de Mar¨ªa Jos¨¦ Viejo P¨¦rez. Editorial Paid¨®s, 2018. 352 p¨¢ginas. 22,90 euros.
La plaza y la torre. Niall Ferguson. Traducci¨®n de Inga Pellisa y Francisco J. Ramos. Editorial Debate, 2018. 656 p¨¢ginas. 27,90 euros.
A Warning From Europe: The Worst Is Yet To Come.?Anne Applebaum.?Revista The Atlantic, octubre de 2018.
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