Cinco a?os sin Lou Reed
'Junior Dad' fue su ¨²ltima gran canci¨®n. Su ¨²ltimo empe?o.
Se cumplen cinco a?os desde que un c¨¢ncer de h¨ªgado acab¨® con la vida de Lou Reed. De no haber muerto aquel 27 de octubre de 2013 no me cabe la menor duda de que el m¨²sico de Nueva York hubiera seguido haciendo canciones poderosas. Era un artista en crecimiento, y se fue demasiado pronto. Pienso mucho en una obra como Lulu, que Reed firm¨® junto a la banda Metallica en el a?o 2011, y que ha acabado siendo un testamento extraordinario.
Lulu fue recibido con mucha frialdad. Uno nunca deja de sorprenderse de c¨®mo le trat¨® la cr¨ªtica desde que una obra maestra como Berlin (1973) fue vapuleado por los comentaristas de la ¨¦poca. A Lulu le ha pasado lo mismo que a Berlin: ha crecido con el tiempo.
Una canci¨®n como Junior Dad, la ¨²ltima del ¨¢lbum Lulu, es una de las m¨¢s delicadas, fastuosas, obsesivas y complejas creaciones sonoras y verbales que se hayan compuesto en el mundo del pop. Solo por los 19 minutos que dura Junior Dad esa colaboraci¨®n entre Lou Reed y Metallica deber¨ªa de ascender a los altares de la modernidad, y de la excelencia. Junior Dad es una salmodia y una eleg¨ªa sobre la decepci¨®n y sobre la paternidad destruida por el tiempo y convertida en inocencia. Junior Dad es un templo, un sitio en donde rezar y morir con un poco de belleza. Fue su ¨²ltima gran canci¨®n. Su ¨²ltimo empe?o.
Desde que Lou Reed se fue todo ha empeorado. Parece como una maldici¨®n. Gobierna su pa¨ªs Donald Trump. Y el recuerdo de Lou Reed cada vez es m¨¢s escaso en Estados Unidos, a excepci¨®n de Nueva York. No creo ser el ¨²nico que se siente viudo. Porque si Lou Reed siguiera vivo hoy, al menos tendr¨ªamos alguien en quien seguir confiando.
En Lou Reed se pod¨ªa confiar, porque siempre se la jugaba por todos nosotros. Cada ¨¢lbum nuevo tra¨ªa un nuevo riesgo, tierra ganada al mar. Hay gente que se muere y no pasa nada. Con la muerte de Lou Reed yo not¨¦ el empeoramiento real del mundo. Tambi¨¦n en estos cinco a?os he notado el envejecimiento de su memoria. La iconograf¨ªa de Lou Reed envejece. Sus videos de los a?os setenta, colgados en Internet, se est¨¢n volviendo amarillos.
Pens¨¦ que si alguien no pod¨ªa volverse amarillo en nuestros recuerdos ese iba a ser Lou Reed. Cada cierto tiempo aparecen nuevas fotos. El cat¨¢logo iconogr¨¢fico es interminable. Hace poco vi una foto suya desconocida: era un Lou Reed de ni?o, en la playa, con su padre y con su madre, era una instant¨¢nea de 1947. El periodista Ignacio Juli¨¢, que fue su amigo, me revel¨® algo que me parece fascinante: cuando Lou muri¨® su madre a¨²n viv¨ªa. Su madre muri¨® pocos d¨ªas despu¨¦s. No s¨¦ por qu¨¦, imagino que por mi tendencia a mezclarlo todo con mi propio pa¨ªs, pens¨¦ en Antonio Machado y en su madre, en esa pensi¨®n de Colliure en donde agonizaron juntos en 1939.
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