No ir¨¢s a pegar a alguien que lleva gafas

Joel McHale es una estrella en horas bajas que se encasill¨® en la comedia Community y ahora se redime en un programita modesto de Netflix donde mezcla sketches con v¨ªdeos de zapping. En cada entrega repasan lo m¨¢s monstruoso, delirante e infame de la tele americana, lo que para un espectador espa?ol tiene el incentivo de lo ex¨®tico (alivia ver basura for¨¢nea, para variar) y de lo revelador (para que no olvidemos que la mejor televisi¨®n del mundo es tambi¨¦n la peor televisi¨®n del mundo). Pero, tras unos cap¨ªtulos de freaks, actores de culebrones que superan cualquier parodia, realities chabacanos y ga?anes con m¨²sculo en el neoc¨®rtex, me invade la misma mala conciencia que me provocan todos estos programas, se emitan donde se emitan.

De pronto, me veo a m¨ª mismo con la cara deformada por una risa absolutista, de rey fel¨®n que se r¨ªe de un circo de enanos y esclavos. Por mucho que Joel McHale cumpla con el imperativo exigido a cualquier c¨®mico (que, antes de re¨ªrse de los dem¨¢s, ha de re¨ªrse de s¨ª mismo, y su personaje es el de un actor en declive), los programas de zapping que se burlan de la telebasura halagan la superioridad moral del espectador. Nos re¨ªmos de quienes consideramos inferiores y grotescos. Gentuza, en definitiva. El espectador medio de Netflix, urbano, treinta?ero y universitario, se burla de la ignorancia de la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n.

No hace falta que caminemos mucho m¨¢s lejos para encontrar uno de los porqu¨¦s que explican a Donald Trump. Cuenta Richard Pipes en su historia de la revoluci¨®n rusa que, en 1905, se desat¨® una violencia espont¨¢nea contra los ochkastie, nombre por el que se conoc¨ªa a la gente que llevaba gafas. Los miopes recib¨ªan palizas porque la muchedumbre consideraba a los intelectuales arrogantes e inhumanos. Los trumpistas se han levantado contra los ochkastie, pero los ochkastie no nos hemos enterado a¨²n y seguimos ri¨¦ndonos de la turba como si no pudiera hacernos da?o.