El preso que defendi¨® la alegr¨ªa
En ¡®Mauthausen, la voz de mi abuelo¡¯, Manuel D¨ªaz, encarnado por su nieta Inma Gonz¨¢lez, actriz soberana, relata con humor relampagueante su peripecia en el campo de concentraci¨®n nazi
Cruz¨® a nado, al amparo de la niebla, los tres o cuatro kil¨®metros que separan la L¨ªnea de la Concepci¨®n del pe?¨®n de Gibraltar, donde lo detuvo la polic¨ªa brit¨¢nica, el 4 de agosto de 1937. Para que el c¨®nsul no le devolviera a territorio conquistado por los militares insurrectos, minti¨®: ¡°Acabo de cumplir los 19¡±. El periplo de Manuel D¨ªaz Barranco, de quince a?itos, no hab¨ªa hecho m¨¢s que comenzar. Pronto se vio luchando contra el bando franquista en Tortosa, Almuniente, Huesca y Zaragoza.
¡°?Para qu¨¦ sirvi¨® la guerra?. Para dar vueltas. Anda que no las di yo¡±, cuenta por boca de su nieta en Mauthausen, la voz de mi abuelo, espect¨¢culo sustancial, conmovedor, divertido y con ¨¢ngel, estrenado el domingo pasado en Nave 73, pujante sala alternativa madrile?a.
La actriz Inma Gonz¨¢lez nada sab¨ªa de tales peripecias hasta que, al a?o de morir su padre, mam¨¢ le pas¨® las entrevistas que dos estudiantes de periodismo le hicieron a su abuelo en 2005. ¡°En casa no se habl¨® nunca de lo que le hab¨ªa sucedido¡±, recuerda. ¡°Benito Bermejo [autor del libro memorial Los deportados espa?oles en los campos nazis, junto a Sandra Checa] me dijo despu¨¦s del estreno que se acordaba muy bien de mi abuelo, porque siempre que le contaba hechos estremecedores acababa haci¨¦ndole llorar de risa con alguna an¨¦cdota¡±.
Mauthausen, la voz de mi abuelo relata en primera persona la llegada de Manuel D¨ªaz al campo de concentraci¨®n junto a dos compa?eros espa?oles enrolados tambi¨¦n en el ej¨¦rcito franc¨¦s, hechos prisioneros mientras intentaban contener con su batall¨®n el ataque de la Wehrmacht durante la Guerra Rel¨¢mpago.
Tal y como se lo cuento
Mauthausen, la voz de mi abuelo, est¨¢ en la ant¨ªpoda de Kamp, espect¨¢culo donde la compa?¨ªa holandesa Hotel Modern recrea con hiperrealismo el campo de exterminio de Auschwitz: todo es evocaci¨®n, met¨¢fora y alegor¨ªa en el espect¨¢culo escrito y dirigido certeramente por Pilar G. Almansa. La m¨²sica original de Luis Miguel Lucas, el vestuario de Mar¨ªa Calder¨®n, la luz de Jes¨²s Ant¨®n y la escenograf¨ªa son sugestivos: traen el aroma de los hechos, sin ilustrarlos. Este estreno, sucesivo a los de Los ni?os perdidos, El tri¨¢ngulo azul y C¨¢scaras vac¨ªas, piezas todas ellas de Laila Ripoll (la segunda en colaboraci¨®n con Mariano Llorente y la ¨²ltima con Magda Labarga), ayuda a recomponer el puzzle de lo sucedido en torno a un campo de concentraci¨®n que tambi¨¦n lo fue de exterminio: 4761 espa?oles fueron asesinados en Mauthausen, Gusen y el castillo de Harthem, que formaban parte del complejo al que el primero de ellos prest¨® su nombre.
¡°La primera impresi¨®n que tuve, como llegu¨¦ de noche, no cuenta. Y como cuando amaneci¨® era domingo, d¨ªa de descanso, no supe de verdad lo que era aquello hasta el lunes por la ma?ana¡±, narra Inma Gonz¨¢lez con el mismo asombro ingenuo que entonces debi¨® de sentir Manuel, reci¨¦n cumplidos los 18 a?os.
El espect¨¢culo recrea lo sucedido de manera sint¨¦tica pero elocuente: atraves¨¢ndose en los pelda?os de una vieja escalera de tijera, Gonz¨¢lez evoca esa primera noche en una litera compartida; colocando una hoja de dicha escalera sobre sus espaldas, de pie sobre la otra hoja, la actriz malague?a, dirigida con ingenio por Pilar G. Almansa, crea una met¨¢fora expresiva de la trocha de 186 pelda?os en la que encontraron la muerte cientos de prisioneros, arrastrados por las enormes piedras con las que cargaban.
La narraci¨®n, magn¨¦tica, adopta la perspectiva coloquial del pueblo llano: Manuel D¨ªaz fue aprendiz de herrero con doce a?os, trabaj¨® luego en una pasteler¨ªa y para la Real Balomp¨¦dica Linense, pintando l¨ªneas en el campo y vendiendo limonada a la afici¨®n. Su mirada franca, al ras del suelo, y su sentido del humor, transmitidos por la actriz fulgurantemente, contrastan con la ferocidad de los hechos. No hay elaboraci¨®n intelectual ni partidaria en sus puntos de vista, directos y francos.
La interpretaci¨®n, coloquial, sin asomo de ambici¨®n, directa al alma, mantiene un ritmo vivo, bien respirado: Inma Gonz¨¢lez le habla a cada espectador al o¨ªdo, responde a sus reacciones con espontaneidad, es relatora y sujeto del relato al mismo tiempo.
Manuel D¨ªaz form¨® parte del comando poschaca, unidad de mano de obra esclava creada por los SS Totenkopfverb?nde para reemplazar a los trabajadores austriacos de la cantera del industrial nazi Anton Poschacher, alistados en las fuerzas del Eje: el relato de lo que los poschacas espa?oles hicieron, no tiene desperdicio en boca de su nieta.
La actriz cosech¨® una ovaci¨®n cerrada merecida y el aplauso m¨¢s c¨¢lido, sincero y prolongado que haya escuchado yo en mucho tiempo.
Mauthausen, la voz de mi abuelo.Dramaturgia y direcci¨®n: Pilar G. Almansa. Int¨¦rprete: Inma Gonz¨¢lez. Espacio esc¨¦nico: Pilar G. Almansa e Inma Gonz¨¢lez. Nave 73. Madrid. Domingos a las 19 horas.
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