Un estupendo ¡®thriller¡¯ ret¨®rico
Hay en el cine de Drew Goddard una magistral capacidad para el sostenimiento de la secuencia, para su estilizaci¨®n y sofisticaci¨®n
Cuando en el desenlace de Kill Bill (Vol. 2), despu¨¦s de casi cuatro horas de metraje en dos pel¨ªculas cargadas de espectaculares secuencias de acci¨®n y violencia, Quentin Tarantino decidi¨® que su cl¨ªmax, su duelo final, no fuera a pistola ni espada sino a palabra, con una interminable pero apasionante charla de grandeza extrema y de m¨¢s de media hora, quiz¨¢ qued¨® inaugurado el subg¨¦nero del thriller ret¨®rico. Un car¨¢cter, con evidente influencia tarantiniana, no solo de Kill Bill sino tambi¨¦n del pr¨®logo de Malditos bastardos y de la casi totalidad de Los odiosos 8, que reluce de nuevo en la sensacional Malos tiempos en el Royale, segunda pel¨ªcula como director de Drew Goddard, reputado guionista (Monstruoso, Marte) y productor (Perdidos, Calle Cloverfield 10), tras la muy celebrada La caba?a en el bosque (2012).
MALOS TIEMPOS EN EL ROYALE
Direcci¨®n: Drew Goddard.
Int¨¦rpretes: Jeff Bridges, Cynthia Erivo, Chris Hemsworth, Dakota Johnson.
G¨¦nero: thriller. EE UU, 2018.
Duraci¨®n: 141 minutos.
El rompecabezas creado por Goddard en el hotel del t¨ªtulo tiene mucho de juego. De escape room cinematogr¨¢fica, con sus rompecabezas narrativos, sus enigmas alrededor de sus personajes y su ambientaci¨®n ¨²nica, reducida a apenas un hall, un aparcamiento y un par de habitaciones. Y, sin embargo, alrededor de ese travieso sentido del relato, y de su dionisiaca percepci¨®n de la intriga, del thriller y del cine en general, hay mucho m¨¢s. Principalmente dos aspectos: tempo y simbolog¨ªa.
Hay en el cine de Goddard una magistral capacidad para el sostenimiento de la secuencia, para su estilizaci¨®n y sofisticaci¨®n, a partir de su montaje, de lo que tarda cada personaje en dar la r¨¦plica al otro, y su consiguiente contrarr¨¦plica, y de su conjunci¨®n sonora a partir del ritmo de palabra, de cada acto y de su armonizaci¨®n con la m¨²sica de fondo, ya sea la banda sonora externa o las canciones que suenan internamente durante la acci¨®n o que canta uno de los personajes, el interpretado por la formidable Cynthia Erivo. Es decir, un soberbio manejo del tempo, que adem¨¢s se ve expandido incluso a los momentos de violencia, cuando cada disparo surge siempre en el microsegundo que el espectador nunca espera.
Por otro lado, tras su envoltorio de simple diversi¨®n, que adem¨¢s lo ser¨¢, salvo para los impacientes, la pel¨ªcula encierra toda una visi¨®n de Estados Unidos durante la d¨¦cada de los setenta. Un pa¨ªs derrotado por el racismo, los asesinatos pol¨ªticos, la sangr¨ªa de la Guerra de Vietnam, la violencia, las sectas de apariencia religiosa pero de intenciones estrictamente sexuales, la tragedia posb¨¦lica en toda una generaci¨®n de j¨®venes, la conspiranoia y las grabaciones furtivas y secretas, claves para la debacle y el fortalecimiento de una democracia tambaleante.
Con ecos de Psicosis, de su sorpresa y de su naturaleza de observador enfermizo, una estructura cambiante y lib¨¦rrima, de revueltas, cambios en el punto de vista, en el espacio y en el tiempo, y un grupo de maravillosos int¨¦rpretes, cada uno encajando a la perfecci¨®n en su papel, Malos tiempos en el Royale confirma a Goddard como un autor interesant¨ªsimo. Como el director de una obra casi oper¨ªstica, donde el Hush de Deep Purple puede actuar como el impactante cl¨ªmax emocional y refrescante de un aparente juego juvenil.
Babelia
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