Tinder
Los hermanos Duplass cierran la segunda temporada de esa rareza televisiva que es 'Room 104' manteniendo su condici¨®n de laboratorio de g¨¦neros
El s¨¢bado se emiti¨® el ¨²ltimo episodio de la segunda temporada de Room 104 (HBO), una serie antol¨®gica creada por los hermanos Duplass, Mark y Jay. Ambos son tambi¨¦n actores. A Mark lo hemos visto en series como Manhunt: Unabomber y a Jay en Transparent. Juntos hab¨ªan producido el drama, o tragicomedia, de (doble) pareja Togetherness, pero podr¨ªa decirse que lo de Room 104 es distinto, muy distinto.
?Por qu¨¦? Porque podr¨ªa decirse que es una serie laboratorio. Una ficci¨®n que, en palabras del propio Mark Duplass, es el ¡°Tinder de la televisi¨®n mundial¡±, en el sentido en que contiene un pu?ado de posibles series que nunca continuar¨¢n. Esto es, te propone encuentros de 20 minutos con ideas que acaban siendo mini pel¨ªculas de una ¨²nica escena pero que podr¨ªan haber dado pie a, qui¨¦n sabe, toda una temporada.
Lo ¨²nico que tienen en com¨²n dichas ideas es que transcurren en la misma habitaci¨®n de motel (la 104 del t¨ªtulo) que lo mismo sirve para que un par de can¨ªbales se prueben el uno al otro (Hambriento) que para que Gaby Hoffman (compa?era de Jay en Transparent) pruebe a dirigir un expediente x protagonizado por una mujer sin amigos que se hace amiga de la habitaci¨®n de motel en cuesti¨®n.
El objetivo, dicen los hermanos Duplass, era construir un contenedor en el que poder explorar con g¨¦neros, partiendo de ideas propias y dejando que las dirigieran conocidos que pudiesen darles a la vez un toque muy personal. Escapar del dramedy (esa mezcla de comedia y drama) en la que, en su opini¨®n, se les hab¨ªa encasillado, para abrazar lo inesperado.
El resultado es altamente curioso. Para empezar, consiguen no generar adicci¨®n ¨C ¡°quer¨ªamos que ver nuestra serie no fuese una religi¨®n, que uno pudiese saltarse los cap¨ªtulos que quisiese¡±, han dicho ¨C y luego ponen de manifiesto, como lo hac¨ªan las novelas con normas de Georges Perec, que ante los l¨ªmites narrativos, la imaginaci¨®n no tiene m¨¢s remedio que despegar.
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