Lo (ir)reprochable
Pese al loable trabajo solidario de ambos, sobran las particularidades de la historia de amor entre Dani Rovira y Clara Lago
En los ¨²ltimos a?os se ha ido haciendo cada vez m¨¢s habitual la presencia en la cartelera espa?ola de documentales que, apelando a la denuncia o a la solidaridad, dejan un tanto de lado lo cinematogr¨¢fico para recurrir en su base a una necesaria revoluci¨®n o a la simple delicadeza. Son pel¨ªculas que rara vez suman en lo art¨ªstico (aunque las haya), y cuyas intenciones son otras: que sumen para la causa. Y mientras esa empresa lo merezca, resulta (casi) imposible el reproche cr¨ªtico.?
Una especie de subg¨¦nero social dentro del formato documental en el que, de todos modos, no han faltado casos que, aun partiendo de bases impecables, han acabado perdiendo parte de su integridad en el momento en que los m¨¦todos o el tono propuestos rebasaban la ternura para caer lo lacrim¨®geno o lo maniqueo. No es el caso de Todos los caminos, segundo largometraje de Paola Garc¨ªa Costas, que ya en L¨ªnea de meta (2014) abord¨® el s¨ªndrome de Rett, una rara enfermedad que afecta a la motricidad y provoca en la persona que la padece una grave discapacidad intelectual.
TODOS LOS CAMINOS
Direcci¨®n: Paola Garc¨ªa Costas.
Intervienen: Dani Rovira, Clara Lago, Francisco Santiago, Marina Maldonado.
G¨¦nero: documental. Espa?a, 2018.
Duraci¨®n: 98 minutos.
Si en L¨ªnea de meta centraba el relato en el padre de una ni?a enferma que corre maratones por todo el mundo junto a su hija, empujando la silla que la sostiene, en Todos los caminos cuenta el viaje de 1.500 kil¨®metros en bicicleta hasta Roma, donde otro padre con una ni?a afectada del s¨ªndrome ha logrado una audiencia con el Papa. Un recorrido que pretende dar visibilidad al problema parar intentar impulsar la investigaci¨®n, y en el que tambi¨¦n participa el actor Dani Rovira, aportando no solo su carisma medi¨¢tico sino, como se ve a lo largo de la pel¨ªcula, un sano sentido de la existencia.
Durante la primera parte del documental, que huye de la did¨¢ctica cient¨ªfica para centrarse en lo estrictamente humano, un hecho inesperado va a marcar el viaje de Paco Santiago, el padre, Rovira, sus dos acompa?antes ciclistas y el equipo de producci¨®n: en una carretera francesa un coche se los lleva por delante por una distracci¨®n del conductor y casi milagrosamente (la palabra, en una pel¨ªcula como esta, quiz¨¢ no sea balad¨ª) salen ilesos. El brutal accidente, captado por las c¨¢maras, aparte de a?adir un plus de sorprendente thriller en directo, es bien aprovechado por la directora para reflexionar sobre la d¨¦bil l¨ªnea que a veces separa la vida de la muerte, e incluso sobre la existencia de Dios. Algo que en un caso de peregrinaje en busca de una esperanza encaja a la perfecci¨®n y nunca resulta forzado.
Como contrapartida, A Todos los caminos le hubiese venido bien un buen recorte de aqu¨ª y de all¨¢, y en este sentido, pese al loable trabajo solidario de ambos, sobran las particularidades de la historia de amor entre el actor y Clara Lago, adem¨¢s de los episodios de los tatuajes de los peregrinos, e incluso un innecesario ep¨ªlogo que estropea un tanto la sencillez y la fuerza dram¨¢tica del encuentro del padre, la ni?a enferma (que viaja a Roma junto a su madre) y el papa Francisco. Un momento de sencillez y de nobleza con el que hay que ser muy mel¨®n en lo humano para que el vello no se ponga de punta. Y sin sentimentalismo
A Todos los caminos le hubiese venido bien un buen recorte de aqu¨ª y de all¨¢
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